Diez años de la compra de iShares por parte de BlackRock ¿qué supuso para la industria de la gestión de activos?

AitorJ
Cedida por BlackRock

La gestión indexada, integrada tanto por los llamados fondos indexados como por los ETF, ha protagonizado un espectacular crecimiento en la última década. Tanto que, según los datos de Morningstar, en EEUU la gestión pasiva ha superado por primera vez en la historia a la activa mientras que en Europa la cuota de mercado de la gestión indexada alcanza ya el 33% frente al 19% de hace apenas una década.

Y esa cifra tenderá a ir en aumento en un contexto en el que los bajos tipos de interés que los bancos centrales ya han confirmado que mantendrán durante al menos algunos años más, complican mucho la búsqueda de una rentabilidad que satisfaga a unos inversores que a la hora de elaborar sus expectativas siguen fijándose en el espejo retrovisor. De ahí la importancia que cobran las comisiones a la hora de maximizar ese rendimiento menguante que se ha de esperar de los mercados en los próximos años y también el aumento de operaciones corporativas que se han producido en la industria de la gestión de activos y que han tenido como objetivo en muchos casos a gestoras especializadas en ETF, con comisiones muy inferiores a las de los fondos puramente activos. 

Precisamente en este 2019 se cumple el décimo aniversario de la que fue una de las operaciones corporativas pioneras y más importante en este sentido: la adquisición por parte de BlackRock de Barclays Global Investors (BGI) que ya era líder en el universo de ETF a través de su marca iShares, y que convirtió a BlackRock en la mayor gestora de activos del mundo con un patrimonio de 2,8 billones de dólares. En Funds People, charlamos con Aitor Jauregui responsable de BlackRock para España, Portugal y Andorra, sobre lo que supuso dicha operación ya no solo para la gestora sino para toda la industria de activos.

“En los 31 años de historia de BlackRock ha habido dos adquisiciones muy estratégicas. La primera fue la compra en 2006 de Merrill Lynch IM que se hizo con el objetivo de complementar nuestras capacidades que hasta ese momento estaban muy concentradas en renta fija. Merrill era muy relevante en renta variable y conocían muy bien el negocio de banca privada y distribución por lo que complementaban muy bien a BlackRock”, afirma. La segunda fue la compra en 2009 de BGI en una operación valorada en 15.500 millones de dólares. Compras ambas que convirtieron a BlackRock en el gigante de activos que es hoy en día.

Además, Jauregui subraya que “esta compra demostró un carácter visionario de Larry Fink, fundador y consejero delegado, que comprendió que la gestión activa estaba empezando a ser complementada por la gestión indexada. Además del negocio de ETFs de iShares, que entonces representaba 350.000 millones de dólares, se valoró mucho la parte del negocio de gestión cuantitativa y la gestión alternativa de BGI”. 

Es precisamente ese modelo de negocio, de combinación de una gestión activa pura con otra indexada el que sigue dominando hoy en día la composición de las carteras y en el que sigue creyendo por tanto BlackRock. Hoy en día el negocio de iShares supone 2 billones de dólares a nivel global de los que 407.000 millones de dólares están en el negocio europeo. La cifra supone un tercio de los 6,8 billones de dólares que gestiona en la actualidad BlackRock (datos al cierre de junio). 

La evolución en la manera de componer las carteras

En cuanto a cómo ha evolucionado la industria en términos generales, Jauregui defiende que la manera que tienen los inversores de componer sus carteras se ha ido sofisticando con el paso del tiempo. “Antes la forma de componer carteras era muy binaria, decidían entre gestión activa o indexada, renta variable o renta fija, entre exposición doméstica o internacional…y ahora las conversaciones versan en torno a un enfoque completo de la cartera. Ahora lo primero que miran son los objetivos que quieren alcanzar, luego analizan la asignación de activos que necesitan para conseguirlo y lo tercero que miran es el vehículo para implementar esa asignación de activos. El inversor profesional ya no habla de gestión activa vs indexada”. 

De cara al futuro, tiene claro donde están las tres áreas de negocio que presentan el mayor potencial de crecimiento. La primera es el negocio de ETF,  concretamente el potencial de los ETFs de renta fija, la segunda es la gestión alternativa, un negocio que en BlackRock representa 200.000 millones de dólares en la actualidad y el tercero es el desarrollo del área tecnológica y de gestión de riesgos. De hecho, dos de las últimas adquisiciones que ha llevado a cabo la gestora ha sido la de FutureAdvisor y, más recientemente, la de la empresa francesa  eFront, que complementa la plataforma tecnológica de la firma, Aladdin, para reforzar las capacidades de gestión de riesgos en inversiones alternativas.