Encontrar las mejores compañías del mundo y dejar que su crecimiento constante y estable sea el que trabaje para el inversor. Ese es el secreto de los más de 60 años de vida del DWS ESG Akkumula, todo un buque insignia en renta variable de DWS.
A Lars Ziehn le preocupa bien poco lo que esté pasando con el mercado de valores en un momento concreto. Lo cual es una suerte porque nos sentamos con el cogestor (junto a Andre Köttner) y responsable de la estrategia DWS ESG Akkumula en plena corrección de mercado, la semana posterior a las caídas de las grandes tecnológicas y escasos días después de que Donald Trump anunciase la implementación de los aranceles a México y Canadá.
En las semanas que trascurran entre que conversamos con el gestor y salga publicada esta entrevista es plenamente consciente de que el escenario puede haber cambiado mucho. “Decimos que no nos preocupa lo que está haciendo el mercado porque siempre hay variables desconocidas contra las cuales no podemos luchar. Por eso preferimos centrarnos en el análisis fundamental de las empresas”, explica el gestor.
Quizás esa sea la receta secreta detrás de la longevidad del DWS ESG Akkumula, uno de los buques insignia de la gestora en renta variable. Lanzado en 1961, acumula una rentabilidad total del 8.728,64%; un 7,3% anualizado. Durante sus más de 60 años de historia la estrategia ha buscado hacer algo muy sencillo: encontrar las mejores compañías del mundo y comprarlas a buen precio. ¿Por qué? “Porque son las empresas las que hacen el trabajo para nuestros clientes”, explica. Es la magia del compounding, el efecto del interés compuesto sobre firmas que crecen de manera sólida y constante.
“Por eso duermo tranquilo por las noches; por eso no estoy preocupado por lo que va a hacer la bolsa dentro de una semana, un mes o incluso un año”, afirma el gestor. “¿Quién hubiera predicho en 2022, cuando el mercado se desplomaba, que no solo iban a subir las bolsas estadounidenses un 20% en 2023 sino que lo volverían a hacer en 2024? No solo eso, que Nvidia, que por entonces había perdido más de la mitad de su valor, subiría un 800%. Ya te lo digo yo, nadie”, sentencia.
Cinco criterios de calidad
Para el equipo gestor una compañía de calidad se mide en función de cinco criterios. Uno, la sostenibilidad del modelo de negocio: “No estoy hablando de estándares medioambientales. Me refiero a si una empresa tiene un foso defensivo o a si tiene una ventaja competitiva como una marca fuerte o quizás un monopolio. Esos son los elementos que hacen más probable que una compañía tenga éxito más tiempo y eso es lo que buscamos porque invertimos para el largo plazo”, explica Ziehn.
El segundo criterio es el crecimiento. Concretamente, el orgánico. “Puede ser porque entren en nuevos mercados, productos o geografías; no nos convencen las compañías que solo crecen porque compran otras. No nos gustan las operaciones corporativas; el M&A suele destruir valor”, afirma.
El tercero, el sesgo de calidad. Esto significa negocios con un buen balance y poca deuda. “Hay años en los que los tipos de interés se disparan y la financiación se seca, y un excesivo apalancamiento en tiempos difíciles puede poner en riesgo a la empresa”, argumenta.
En cuarto lugar está el equipo directivo al frente. “Nos sentamos con el consejero delegado de cada compañía que entra en cartera al menos una vez”, asegura Ziehn. “El equipo directivo debe estar en nuestro bando, es decir, que piense en gestionar la compañía para el largo plazo. No nos agrada que estén distraídos con el último trimestre, con sus stock options o con ese tipo de cosas”, puntualiza.
El último criterio es la valoración. Si una compañía está demasiado cara no invertirán. “Lo cual es difícil en estos momentos porque las valoraciones, en general, son exigentes”, reconoce el gestor.
Cómo detectar a un CEO de calidad
Reunirse con cientos de consejeros delegados y directores financieros a lo largo de más de 10 años contribuye a desarrollar un sexto sentido para la calidad de un equipo directivo. Ziehn tiene algunos indicadores no científicos que le ayudan a determinar si está sentando ante el consejo de administración de un buen negocio.
El equipo gestor busca consejeros delegados con los pies en la tierra. Humildes. “Si vas de visita a las oficinas centrales y no destilan lujo desmedido, o si no siempre están viajando en jet privado, es buena señal”, apunta. También es importante la manera en la que un CEO habla del futuro de una compañía. Ziehn quiere que un directivo esté pensando en el largo plazo, pero es cauto ante una ambición desmedida. “No queremos CEO que estén pensando en construir su imperio porque, además, eso suele ir de la mano de M&A”, explica.
Aunque parezca contradictorio con el criterio de inversión del equipo de visitar a los consejeros, tampoco les agrada que un CEO o un CFO estén demasiado disponibles para hablar. “Si es difícil agendar una reunión, si solo lo logramos una vez al año, eso es algo positivo. Significa que dedican el mayor tiempo posible a su trabajo real. De lo contrario, puede que estén demasiado pendientes de que los inversores compren la acción. Hay muchos equipos directivos cuya remuneración depende de la evolución de los títulos, por lo que se pueden dejar llevar por el corto plazo”, apunta.