Aitor Jauregui (BlackRock): “La actitud de los inversores hacia los ETF sintéticos ha cambiado en comparación a 2011 y 2012”

Aitor Jauregui (BlackRock)
Cedida por BlackRock

La industria de gestión de activos está en permanente evolución. Llevado a lo concreto, eso significa que las entidades se encuentran inmersas en un continuo proceso de innovación, cuya finalidad es crear vehículos cada vez más eficientes que permitan satisfacer las necesidades de un cliente que se ha vuelto más analítico y exigente. El último ejemplo ha copado los titulares de los medios especializados: el lanzamiento de iShares de un ETF sintético para replicar el comportamiento del S&P 500. Aunque la entidad ya disponía de fondos cotizados que utilizaban el mecanismo del swap en estrategias vinculadas a las materias primeras, es la primera vez que la plataforma de ETF de BlackRock decidía poner a disposición de sus clientes un producto sintético para recoger el comportamiento del índice core de bolsa americana por excelencia.

La pregunta es obligada: ¿qué ha llevado a la mayor gestora de activos del mundo a crear a estas alturas un producto de este tipo si ya contaba con uno de réplica física? Se lo hemos preguntado a Aitor Jauregui, quien nos ha dado la respuesta.

“Existe una demanda muy clara de determinados clientes por obtener vehículos más eficientes en segmentos de mercado muy específicos. Hay inversores que hoy se sienten mucho más cómodos con los ETF sintéticos de lo que lo estaban en 2011 y 2012, siempre y cuando estos productos mitiguen los riesgos operando con contrapartidas independientes, con transparencia en las cestas del colateral y con un precio del swap competitivo. Esto no significa que vayamos a dejar de comercializar el ETF físico sobre el S&P 500, sino que pondremos a su disposición también el sintético al mismo precio (siete puntos básicos), para que sea el cliente quien elija cuál se ajusta mejor a sus requerimientos de qué riesgos quiere asumir y cómo mitigarlo. Simplemente es una mejora del ecosistema de producto”, explica a FundsPeople el responsable de BlackRock para España, Portugal y Andorra.

Una de las razones por las que la gestora ha creado un producto sintético únicamente para replicar este índice está en la rentabilidad. “Si comparamos los resultados de un ETF físico sobre el S&P 500 con uno sintético, la diferencia de retorno anual puede alcanzar los 60 puntos básicos anuales a favor del segundo. Esto se explica, fundamentalmente, por la retención fiscal de dividendos a acciones americanas que se aplica, que es del 30% en el caso del vehículo luxemburgués y del 15% en el irlandés. Dado que con el swap no incurres en este coste, el sintético es más eficiente. Su éxito vendrá determinado por el tracking difference, que a su vez vendrá conducido por el hecho de contar con una estructura eficiente del contrato del swap con modelos múltiples de contrapartidas, transparencia del colateral y reseteos automáticos del valor del colateral frente al del swap”, afirma.

En este sentido, el responsable de BlackRock para el mercado ibérico destaca que, en las conversaciones que su gestora ha mantenido con los reguladores, siempre han abogado por la transparencia en el etiquetado de los productos. “Y seguimos apostando por ella. Éste debe ser claro y transparente” para que el inversor no tenga dudas sobre cuál es la estructura de cada vehículo.

Tras años en los que el debate en la industria ha estado centrado en la guerra entre físicos y sintéticos y también en ver qué entidad ponía a disposición de sus clientes el producto con el TER más bajo, el foco pasa ahora a estar en otro tema, quizás el que verdaderamente más importa a los inversores en ETF: el tracking difference. A este respecto, en esa carrera por ofrecer el producto más competitivo y eficiente del mercado, Jauregui señala otro factor que le parece clave: la escala. “El hecho de ser una entidad con pleno acceso al mercado de capitales y con un potente departamento de trading son aspectos que contribuyen a esa mayor eficiencia del vehículo expresado en el tracking difference. Quien mejor replique el comportamiento del índice será el ganador”.

Evolución de las herramientas tecnológicas de BlackRock

En lanzamiento del ETF sintético de BlackRock es resultado de la innovación, la cual cubre varios frentes. A nivel de producto, en el mundo de los ETF, los mayores esfuerzos de BlackRock se están concentrando en dos áreas: sostenibilidad y renta fija. Sin embargo, la innovación también alcanza ámbitos muy distintos, donde la tecnología juega un papel fundamental. Una de las grandes evoluciones que se ha producido en los últimos 18 meses las ha experimentado Aladdin Wealth.

“El COVID-19 ha acelerado mucho la adopción de esta plataforma por parte de las bancas privadas. Al estar diseñada no solo para monitorizar riesgos sino también para que los asesores dispongan de herramientas en las que apoyarse para ofrecer servicios de valor añadido al cliente, su aceptación está aumentando, sobre todo teniendo en cuenta que nos encontramos en un entorno en el que el cobro explícito sigue creciendo y que es necesario prestar un servicio al cliente que lo justifique”.

A su juicio, esta crisis ha demostrado la importancia del asesor. “Los clientes asesorados han capeado mejor este entorno que aquellos que, de manera discrecional, han actuado con comportamientos impulsivos. Shocks de mercado va a seguir habiendo. Lo importante es entender los objetivos de inversión del cliente”, subraya. Para echar una mano en esa tarea al asesor, la entidad está lanzando nuevas herramientas tecnológicas a través de Aladdin orientadas, por ejemplo, a conocer y medir el impacto de sostenibilidad en su cartera.

“Es un tema de la máxima relevancia. Si hace 18 meses era algo que no estaba en la agenda, ahora es un tema troncal que sale a relucir en todas las conversaciones, tanto con inversores institucionales como de banca privada. Todo lo que guarde relación con la sostenibilidad e incluso con la inversión de impacto está ganando mucho peso. El cliente quiere saber cómo puede mejorar sus procesos. Por otro lado, como gestora, se nos ha abierto una grandísima oportunidad para demostrar el valor que podemos aportar y tener un impacto positivo en las comunidades en las que operamos. En el futuro, hablaremos más sobre iniciativas que adoptaremos a nivel local. La crisis sanitaria está teniendo un impacto económico muy fuerte y lo que pretendemos es ser parte de la solución”.

El papel del ventas

Jauregui reconoce que el rol que juegan los equipos comerciales de las gestoras internacionales en España está cambiando. No se trata de una mera cuestión de vender producto. Las cosas ya no van por ahí. “Esto va de escuchar al cliente, entender cuál es su necesidad y ayudarle a encontrar una solución. Sus requerimientos han cambiado. Han pasado del puro producto a necesidades de inversión: de cómo virar sus carteras hacia posiciones más sostenibles, de cómo reducir la volatilidad incorporando soluciones de inversión alternativas, de cómo les podemos ayudar a monitorizar la rentabilidad/riesgo de sus carteras desde un punto de vista agnóstico de producto frente a diferentes escenarios… La conversación con los clientes empieza por ahí y guarda más relación con labores de consultoría”, revela Jauregui.

Otro de los grandes temas que están apareciendo en las reuniones que mantienen con sus clientes gira en torno al rol que desempeñan las inversiones sectoriales o temáticas, cuyo peso en las carteras ha aumentado, o al papel de los mercados privados. “El interés se ha acentuado y no solo por el lado del institucional. También las bancas privadas buscan soluciones que les permitan ganar exposición al private equity con productos que cuenten con una envoltura adecuada, como ocurre por ejemplo con los fondos ELTIF. Son estrategias que están en un momento incipiente y que, en nuestra opinión, representan una alternativa interesante para quienes quieran llevar a cabo una mayor inclusión de las estrategias ilíquidas en sus carteras”.

Aunque el apetito por este tipo de estrategias va a más, Jauregui no cree que éstas vayan a reemplazar a las estrategias líquidas de gestión alternativa. “Aunque es cierto que no todos los fondos líquidos de gestión alternativa han funcionado bien en los últimos años, también lo es que no todos los clientes están dispuestos a invertir en ilíquidos. Nosotros seguimos viendo interés por estos productos, concretamente por estrategias como el BSF European Absolute Return y el BSF Global Event Driven, que han capeado bien esta crisis. Los equipos de due diligence están haciendo un gran trabajo a la hora de conocer cada vez más en profundidad las estrategias que tienen a su disposición y el interés por ellas no va a desaparecer”, augura.