¿Podría ser Europa la sorpresa de 2025? ¿Qué hacer con las Siete Magníficas tras dos años espectaculares? ¿Qué papel hay que darle la renta fija? Tres primeros espadas de J.P. Morgan AM aportan ideas y argumentos para plantear las carteras en 2025.
Ni la reelección de Donald Trump será tan positiva para Estados Unidos ni tan negativa para el resto del mundo como descuentan actualmente los mercados. Es la previsión de Karen Ward, estratega jefe para EMEA de J.P. Morgan AM, quien habló ante clientes en un reciente evento en Madrid. En las tres bases del discurso del futuro presidente de Estados Unidos, bajadas de impuestos, mayores aranceles comerciales y reducción de la inmigración, la experta cree que habrá una significativa diferencia entre lo que se ha propuesto durante la campaña presidencial y lo que finalmente se implementará.
En su primer mandato el principal impulso a la economía estadounidense se explica por las bajadas de impuestos, especialmente a las empresas. Sin embargo, en esta segunda ronda la estratega no cree que su gabinete logre aprobar el nuevo impulso fiscal que han prometido en sus discursos. “La economía es muy distinta a la que heredó Trump en 2017”, explica Ward. “Entonces el déficit fiscal de EE.UU. era del 3%; hoy ronda más bien el 6-7%. Por mucho que el dólar estadounidense sea la divisa de reserva a nivel mundial, hay límites de endeudamiento antes de que el Tesoro estadounidense comience a perder credibilidad”, apunta.
En cuanto a los aranceles, Ward tampoco cree que veremos la guerra comercial tan agresiva como se vaticina. Porque el riesgo es que esa lucha de impuestos al comercio vuelva a generar inflación en los bienes, precisamente el factor que ha ayudado a que la inflación reciente se templase. “En 2017 no había inflación, hoy seguimos lidiando con subidas de precios”, remarca Ward. La previsión de la experta es que subirá los aranceles a China, pero no al resto de sus socios comerciales como Europa o México.
Dos caminos distintos para la Fed y el BCE
La segunda gran incógnita para 2025 es el camino que tomará la Reserva Federal. “En los últimos meses ha habido un cambio en las expectativas del mercado. Hasta hace poco se esperaba que en 2025 el crecimiento repuntase y a la vez la Fed estaría bajando tipos. Ahora el mercado se está dando cuenta de que no se van a cumplir los dos a la vez”, explica. Más bien Ward cree que la Fed mantendrá un perfil bajo los próximos cuatro años. Van a buscar evitar tener que subir tipos, pero tampoco podrán recortar tanto como se descontaba en un principio.
Lo contrario sucede en Europa, donde la experta prevé que el Banco Central Europeo sí seguirá bajando tipos a lo largo de 2025. Al fin y al cabo, la debilidad que estamos viendo en el sector manufacturero europeo, lastrado por las dificultades del sector automovilístico, sigue pesando en el crecimiento de la economía del Viejo Continente.
¿Podría ser Europa la sorpresa positiva del 2025?
En esa línea, Ward planteó ante clientes una posibilidad que fue demasiado descartada entre inversores: que ni Estados Unidos lo hará tan bien ni Europa tan mal en 2025. ¿Podría ser la bolsa europea la sorpresa de este ejercicio? Desde luego es un escenario que contempla también Malcolm Smith, responsable del equipo de renta variable de J.P. Morgan AM.
En comparación, el mercado estadounidense se mueve con valoraciones mucho más altas. “Nunca antes ha habido estado tan amplio el diferencial entre la bolsa estadounidense y la europea”, remarca Smith. El experto no compra la justificación de que se explica por la diferencia entre el crecimiento de beneficios empresariales. “Si eliminamos las cuentas de los Siete Magníficos, el crecimiento de beneficios de las compañías estadounidenses y las europeas fue muy similar en 2024”, defiende.
Porque, además, hay mucha expectativa con los Siete Magníficos. “Es el síndrome del alumno estrella. Los últimos dos años los beneficios de estas compañías han sido estelares. Eso ha generado que un trimestre simplemente bueno ya no sea suficiente para el mercado. Ahora tienen que demostrar que son capaces de convertir el potencial de la IA en beneficios”, explica Ward.
La renta fija tiene su papel
Al igual que Ward y Smith abogan por abrir la mirada al pensar en la construcción de la cartera en 2025, también lo defiende así Iain Stealey, director de Inversiones del equipo de renta fija de J.P. Morgan AM, para la asignación a bonos. “Es cierto que la renta fija no ha tenido el retorno estelar que se esperaba hace 12 meses, pero es que es porque ha sido muy buen año para los activos de riesgo. La renta variable lo ha hecho muy bien, pero también las partes de mayor riesgo de la deuda, como el high yield. También hay que saber qué papel juega la renta fija en cartera: proteger en las caídas y generar rentas con el cupón”, sentencia. Y en su opinión, ambas necesidades se pueden cubrir actualmente.
Lo que sí ve necesario es abordar la renta fija con flexibilidad. “Con la volatilidad que hubo el año pasado y la que previsiblemente habrá de nuevo en 2025 lo que es importante es poder tener la agilidad y gestión activa para poder jugar el rango en el que se mueven los bonos”, añade.