Algunas reflexiones sobre las últimas medidas anunciadas por el Banco de Inglaterra

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Dark Dward, Flickr, Creative Commons

A una semana del histórico anuncio del Banco de Inglaterra (BoE), las gestoras internacionales siguen digiriendo el agresivo paquete de medidas anunciado como respuesta al Brexit. El bono británico a 10 años retrocedió a mínimos históricos y el spread de los bonos a dos y tres años entró en terreno negativo, al cotizar los bonos a dos años por encima de los bonos con vencimiento a tres años, un reflejo más que evidente de la fuerte demanda de bonos británicos alentada por el BoE. Luke Hickmore, gestor de Aberdeen, afirma que "va a ser un desafío mantener los bonos británicos a largo plazo como quiere el banco central".

Se refiere a que "gran parte de las emisiones de los últimos quince años está en manos de fondos de pensiones y Liability Driven Investment (LDI). Los mantienen simplemente para hacer coincidir los pasivos, cuyo valor es mayor con cada caída en los rendimientos". La conclusión a la que llega Hickmore, y que explica la entrada de los gilt a terreno negativo, es que "el programa del BoE realmente hace que demanden más bonos de Reino Unido mientras los rendimientos siguen cayendo”.

No obstante, lo que más preocupa a las gestoras internacionales es la posibilidad de que la institución monetaria se sume a otras que ya están aplicando de una forma u otra los tipos negativos, como el BCE, el BoJ o el Banco Nacional de Suiza, entre otros.

“En este momento, la tendencia hacia los estímulos es bastante fuerte en los mercados desarrollados. El Banco de Japón (BoJ) ha utilizado recientemente la palanca del estímulo cuantitativo al casi doblar la cantidad de adquisiciones de ETF, y está preparado para aplicar más medidas si es necesario; con la advertencia de que recortar más los tipos parece, por ahora, un camino que no están dispuestos a seguir”, reflexiona Matteo Germano, responsable global de inversiones multiactivo de Pioneer Investments. Además, el experto recuerda que los grandes paquetes de estímulos cuantitativos tanto del BoJ como del BCE, que han llevado a terreno negativo a una enorme cantidad de bonos, “impiden significativamente la capacidad de la Fed para subir tipos de interés de aquí en adelante”.

Germano incide sobre la posible efectividad de los estímulos cuantitativos y las políticas de tipos cero o negativos. En su opinión, “claramente han comprometido la efectividad de las políticas monetarias”. Según el responsable, esta falta de efectividad explica que “los banqueros centrales estén pidiendo a gritos más intervenciones significativas en el lado fiscal y para efectuar reformas estructurales”, un comportamiento que también se pudo observar la semana pasada en Reino Unido, pues el Comité de Política Monetaria (MPC por sus siglas en inglés) del BoE explicó que sus medidas servirían para contrarrestar un impacto económico negativo derivado de un shock de la oferta, pero que la política monetaria no podía ser la única solución a los problemas económicos que va a afrontar el país en el escenario post Brexit.

Es un punto de vista que comparten David Stubbs, estratega global de Mercado de J.P.Morgan AM, y Nandini Ramakrishnan, analista de mercado. En primer lugar, ambos expertos comentan que los negativos pronósticos del MPC justifican más recortes de tipos: revisión a la baja de la previsión del crecimiento del 2,3% al 0,8% para 2017, y del 2,3% al 1,8% para 2018, y aumento del desempleo al 5,5%, con una pérdida neta de alrededor de 250.000 empleos. Sin embargo, lo que encuentran destacable es que “Mark Carney, gobernador del BoE, fue más lejos que nunca y descartó tipos negativos, al afirmar que el Comité ve el nivel mínimo del tipo de interés bancario como “un tipo de interés positivo, próximo al cero””.

Por tanto, a ojos de los expertos de J.P. Morgan AM, “un factor determinante de la envergadura de la futura política monetaria es el grado de apoyo que proporcione la política fiscal”. De hecho, recuerdan que Carney afirmó que había hablado de la situación con el nuevo ministro de Hacienda, Phillip Hammond, mostró esperanzas de que el Ejecutivo británico preparase un paquete de medidas. “Es posible que dichas medidas se anuncien en la declaración de otoño, que se realizará en noviembre, pero podrían llegar antes si los datos económicos empeoran durante un tiempo”, señalan Stubbs y Ramakrishnan.

Según el dúo de profesionales, de todos los estímulos anunciados la semana pasada “quizás el componente más interesante sea el nuevo TFS, que sustituye al antiguo plan de financiación del crédito”, dado que puede inyectar hasta hasta 100.000 millones de libras a los bancos a un tipo similar al oficial, “por lo que les resultará más fácil prestar dinero”. Adicionalmente, esperan que estas rondas de liquidez ayuden también “a que los efectos del recorte del tipo de interés bancario se filtren a la economía real, y asegure que hogares y empresas se beneficien de tipos de interés bajos”. Finalmente, consideran que “para complementar el TFS, las compras de bonos corporativos por parte del BoE mejorarán las condiciones de financiación y estimularán la inversión”.

“No soy un gran fan de la reducción de tipos de interés para su uso como estímulo, pero es un paso lógico, y el Banco también indicó que el límite inferior es ligeramente por encima de cero", comenta por su parte Lukas Daalder, director de inversiones de Robeco. "Esto significa que básicamente están diciendo que no van a bajar los tipos por debajo de cero y tener tipos negativos, que es algo sensato", aclara.

Por estos motivos, el experto de Robeco considera que esta maniobra es positiva “para el Reino Unido y para los inversores”. Es más, afirma que “el BoE ha logrado hacer lo que debía, y con la política monetaria, donde la mitad es sentimiento. Ganas la mitad de la batalla convenciendo a los inversores, y eso es lo que han logrado hacer”.