Alternativas de inversión a los bonos con tires negativas

Teclado
Hannah Joshua, Unsplash

Invertir en un bono con rentabilidad negativa conlleva una pérdida efectiva, pero… ¿qué alternativas tienen los inversores de bonos soberanos que no están contentos con pagar para prestar dinero? Analizamos algunas opciones, con sus pros y contras:

1. Depósitos bancarios. “Históricamente, los bancos no han repercutido los tipos de depósito negativos a los inversores minoristas, en parte debido a la preocupación de que pudiera dar lugar a una huida de los clientes del banco. Sin embargo, hay indicios de que esto está cambiando: UBS anunció recientemente que empezará a aplicar tipos de interés negativos a los depósitos en euros superiores a un millón de euros. Es posible que los depósitos minoristas ya no ofrezcan refugio. Además, los seguros de depósitos sólo protegen los depósitos bancarios hasta un valor de 100.000 euros, por lo que no son adecuados para los grandes inversores institucionales”, indica Kristjan Mee, analista en Schroders.

Alejandro Puig, gestor de fondos de Degroof Petercam SGIIC, tampoco ve a los depósitos como una alternativa interesante. “Dado el entorno de tipos de interés actual, y teniendo en cuenta que el BCE va a iniciar muy posiblemente un nuevo QE y a bajar aún más la tasa de facilidad de depósitos a la banca, parece que durante bastante tiempo no va a haber depósitos que ofrezcan rentabilidades positivas. Por ello, si además tenemos en cuenta que estos productos suelen ser bastante ilíquidos, o por lo menos más que los bonos soberanos, creo que estos últimos son mucho mejor alternativa al depósito. Los bonos soberanos te permiten ser más ágil a la hora de gestionar, pudiendo aprovechar así posibles oportunidades que puedan surgir puntualmente en los mercados y que te permiten recoger una rentabilidad adicional a la que ofrecen los depósitos”, explica.

Tal y como explica Roberto Mínguez, gestor de inversiones en Santander AM, la inversión en depósitos ha bajado de manera considerable, ya que la mayoría de los bancos no tienen necesidad de captación de este tipo de instrumentos y no suelen ofrecerlo como alternativa de inversión o lo hacen a tipos muy negativos. “Además, se tratan de instrumentos de inversión a vencimiento y no ofrecen esa flexibilidad tan necesaria en la actualidad, otra cosa es que puedan servir como complemento dentro de una cartera de renta fija. La alternativa más clara con riesgo similar es la inversión en emisiones de bonos de esos mismos emisores que nos proporcione la liquidez suficiente para poder venderlo cuando alcance su mayor potencial de precio”, afirma.

2. El efectivo físico sería otra opción. Sin embargo, hay un coste asociado con el almacenamiento y manejo de efectivo. “Por ejemplo, los grandes inversores tendrían que contratar una cámara acorazada, con los costes asociados y las necesidades de seguridad. Para muchos inversores esto es demasiado poco práctico para ser una opción realista. Sin embargo, si el rendimiento de los bonos cae lo suficientemente bajo, podría llegar el momento en que el efectivo se convierta en una alternativa viable”, señala Mee.

No obstante, algunos gestores españoles están apostando por esta vía. Es el caso, por ejemplo, de Mutuactivos. “En comparación con el universo de bonos, no tenemos mucha deuda con rendimiento negativo en cartera. Tenemos mucha liquidez. Preferimos no invertir antes que invertir mal”, revela Gabriel Pañeda, director de renta fija en la entidad.

3. Cambiar de rumbo y asumir más riesgo invirtiendo en bonos corporativos. Es lo que están haciendo la inmensa mayoría de los gestores de fondos monetarios y productos de renta fija de corto plazo, que ante la falta de oportunidades en su universo de inversión optan por incluir en cartera emisiones de crédito con vencimientos superiores, en busca del ansiada yield. El inconveniente es que incluso aquí las rentabilidades negativas van en aumento y que -como apuntan desde J.P.Morgan AM-, las perspectivas son inciertas y más de la mitad de los bonos cotizan ofreciendo tires inferiores al 1%, lo que hace que los inversores se enfrenten al desafío de unos activos de bajo riesgo generando rentas pobres.

Además existe otro problema añadido del que alerta alerta Carlos Fernández, profesor del Master in International Finance del IEB. “Aquellos sectores o emisores que cuentan con tires positivas y niveles superiores a la inflación española resultan ser, en general, sectores o emisores con un riesgo de crédito asociado que, dada la situación general de los tipos de interés, no parecen pagar su riesgo de bajada de rating o probabilidad de impago”.

Teniendo en cuenta todo esto, a menos que los inversores quieran asumir riesgos adicionales, es probable que los bonos, incluso con rentabilidades negativas, sigan siendo demandados por ciertos inversores.

Jonathan Gregory, responsable de renta fija en Reino Unido para UBS Asset Management, cree que los bonos con rendimientos negativos ofrecen poco valor a largo plazo y deben ser evitados por los inversores que esperan generar rendimientos totales positivos a largo plazo.

"Si se opta por poseer un bono de este tipo y, por definición, mantener un activo con una pérdida nominal garantizada a largo plazo, puede deberse a tres razones. Primero, que se espera que los rendimientos a corto plazo sean más negativos y, por lo tanto, el precio subirá desde el valor actual. Segundo, que el inversor tiene la opinión de que la deflación de precios se convertirá en una realidad y que, por lo tanto, una pérdida nominal garantizada podría traducirse en una ganancia real, si el nivel general de precios en la economía cae en el horizonte de inversión. Y, tercero, que el mandato del inversor les obliga a invertir en bonos que tienen un rendimiento negativo, por ejemplo, un mandato que requiere una asignación fija a los bonos del Estado”, concluye el experto.