Análisis del primer impacto de la regulación y el COVID-19 en los monetarios

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Charles on Unsplash

Los fondos monetarios ha notado el impacto reciente de dos grandes factores: la regulación MMFR que entró en vigor a inicios de 2019 y una crisis de liquidez en marzo provocada por el COVID-19. Estos dos eventos ha traído cambios relevantes en la composición de sus carteras y el reparto del mercado. Analizamos ambos con datos recientes publicados por EFAMA.

1. Siguen teniendo un papel en las carteras de los inversores UCITS

En 2016 se aprobó en Europa la nueva regulación MMR que entró en vigor en julio de 2018 (para nuevos vehículos) y en enero de 2019 (para los ya existentes). Los nuevos requisitos, más estrictos, tuvo un efecto inmediato en el mercado. Tan solo en el primer trimestre de 2019 el número de fondos UCITS monetarios cayó un 16%. Un importante número de gestoras optaron por cerrar o transformar sus monetarios en fondos de renta fija corto plazo. Esto fue muy notable en los vehículos más pequeños, donde el coste de cumplir con la regulación hacía que no fueran productos rentables.

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Cayó el número de vehículos, pero, curiosamente, no el volumen de activos. En ese mismo periodo, los activos netos en monetarios UCITS en Europa apenas descendió un 1%. Y es que los monetarios siguieron teniendo un papel en las carteras de los inversores.

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Así, más que un declive de los monetarios, estamos viendo una transformación del mercado. Porque esa caída en el número de fondos no se dio por igual. En domicilios importantes como Luxemburgo o Irlanda apenas varió, y sus activos netos, de hecho, han crecido. La regulación ha tocado más bien a mercados más pequeños como Francia y, más notablemente, en los domicilios más pequeños, donde se incluye España. En esa categoría de “otros” el número de monetarios cayó un 43% en 12 meses y sus activos netos descendieron un 30%.

2. Marzo de 2020: mes crítico

Y apenas meses después de tener que adaptarse a la regulación, los monetarios se enfrentaron a una crisis de liquidez. Marzo de 2020 fue un mes crítico para estos fondos. Como recuenta el informe de EFAMA, con las medidas de confinamiento puestas en marcha en marzo, los inversores europeos comenzaron a subir sus niveles de liquidez en preparación para lo peor. A su vez, los monetarios vieron peticiones de reembolsos significativas para cumplir con las necesidades de liquidez de las compañías, que justo coincidía con el final de trimestre. Así, los reembolsos casi se duplicaron entre febrero y marzo: de los 545.000 millones al billón. A medida que empeoraban las condiciones de liquidez en los mercados monetarios subyacentes, grandes inversores institucionales, como aseguradoras y fondos de pensiones, también se vieron obligados a liquidar sus posiciones relevantes en monetarios con el fin de recaudar efectivo para hacer frente a los crecientes margin calls de contrapartidas de derivados. Al mismo tiempo, la disponibilidad de los bancos intermediarios para actuar como creadores de mercado para respaldar la liquidez del mercado, a menudo mediante la recompra de CP y depósitos a plazo / CD de FMM, comenzó a disminuir ante las crecientes restricciones por las necesidades de los balances. Así, los reembolsos casi se duplicaron entre febrero y marzo: de los 545.000 millones al billón.

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Y a la vez que los reembolsos tocaban un pico histórico, las ventas brutas también se disparaban: de los 542.000 millones a los 961.000 millones. Una muestra de la huida hacia activos refugio con la gran corrección que vivían los activos de riesgo esas semanas. El resultado fue un mes de salidas netas de 46.000 millones de euros. El mayor mes de salidas en monetarios jamás registrado. Y a pesar de ello, ningún producto se vio obligado a suspender sus operaciones.

Tras el susto, las carteras de los monetarios se han blindado. La crisis del COVID-19 ha derivado en cambios en las carteras. El papel comercial y los depósito ha menguado a cierre del primer semestre a favor de liquidez en los monetarios a corto plazo y derivados y divisas en los monetarios estándar.

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Los monetarios también han ajustado la madurez de sus activos con periodos más cortos. El porcentaje de deuda a 6 y 12 meses cayó del 54% a finales de 2019 al 39% a cierre de marzo. En cambio las emisiones a 3 y 6 meses crecieron del 31% al 45%. Esta tendencia se ha pronunciado aún más ya que este papel de ultracorto plazo ya supone el 56% de las carteras mientras que la deuda con madurez superior a 1 año apenas representa un 8%.