¿Anunciará mañana Mario Draghi un programa de compras de deuda soberana?

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¿Anunciará Mario Draghi mañana un programa de compras de deuda soberana? Algunos expertos no tienen ninguna duda de que sí. Es el caso, por ejemplo, de Charles McKenzie, responsable de gestión de carteras europeas de rentas de Fidelity Worldwide Investment (leer más) o Manuel Arroyo, director de Estrategia de J.P.Morgan AM para Iberia (leer más), quienes recientemente reconocían abiertamente esperar escuchar de Mario Draghi el anuncio de un programa de QE. En los últimos días, los mercados han acelerado sus expectativas tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE –en la que ratifica la independencia del BCE para llevar a cabo sus políticas monetarias- y el movimiento sorpresa del Banco Nacional de Suiza (BNS) al eliminar el suelo del franco contra el euro. Joshua McCallum y Gianluca Moretti, economistas de UBS Global AM, advierten de que “aunque algo de ese QE ya está en precio, todavía hay mucho margen para una sorpresa o una decepción”. 

McCallumm y Moretti van todavía más allá en cuanto al margen de sorpresa del que dispone la autoridad monetaria europea: “Al BCE, o al menos su presidente Mario Draghi, puede hacerles felices que el mercado espere un programa de entre 500.000 y 750.000 millones de euros si pretenden anunciar en realidad, digamos, un billón de euros. El QE ya ha tenido un efecto sobre el mercado, por lo que si el BCE quiere provocar un impacto aún mayor, probablemente tendrá que hacer más”. En su opinión, sería más positivo que se anunciara una cantidad fija para el QE en vez de la opción de “QE infinito” de la Reserva Federal: “Una cantidad fija permitiría a los mercados ignorar las quejas del Bundesbank y otros escépticos por un rato. Un compromiso con principio y final dejaría a los mercados preguntándose si los escépticos ganarán en algún momento y lo retirarán”. Sin embargo, sugieren que quizá la mejor opción sería una fórmula a medio camino entre las otras dos: anunciar una cantidad inicial de grandes dimensiones con un compromiso de continuación después. 

Los economistas abordan otros dos elementos cruciales sobre el posible anuncio de mañana. El primero, la velocidad a la que podría desarrollarse el QE: “Si el ritmo es rápido, por ejemplo en torno a los 12 meses, entonces el BCE podría hacer más si todavía no consigue cumplir con sus objetivos”. El otro elemento consiste en que “los miembros más cautos del BCE podrían ver el QE como una oportunidad de reequilibrar las exposiciones del BCE”. Recuerdan que el banco central todavía sigue teniendo grandes cantidades de deuda griega, española, italiana y portuguesa en su balance, como consecuencia del programa SMP. Por ello, aventuran que “cualquier programa QE podría inclinarse hacia países de los que aún no tengan posiciones”. Como consecuencia, el BCE “no compraría nada de deuda italiana a no ser que el QE fuera de al menos 500.000 millones de euros, y no compraría deuda griega a no ser que fuera de al menos 800.000 millones de euros”. “Incluso con esas cantidades, la proporción de deuda periférica adquiridad en un QE sería inferior, y los diferenciales se ensancharían”, concluyen los economistas. 

La visión de Amundi coincide con la de UBS Global AM, tal y como refleja su responsable global de análisis y estrategia, Philippe Ithurbide, en una edición especial de su informe Cross-Asset. “Si el BCE quiere poner presión sobre los tipos de los bonos y los diferenciales, cuanto más a largo plazo mejor”, explica refiriéndose a los posibles vencimientos del QE europeo. Ithurbide recuerda en este punto que, a diferencia de países como Reino Unido o Estados Unidos, “la Europa continental es más sesible a los tipos a largo plazo, con Francia y Bélgica como mejores ejemplos”. En particular, desde la gestora francesa creen que el BCE comprará con toda probabilidad bonos con vencimientos de cinco a diez años. “Algunos países podrán tener sus emisiones del año cubiertas sólo por las compras del BCE. Para otros, dependiendo de las cantidades y vencimientos, podría ser menos favorable”, concluye. 

Los bancos centrales se preparan para el BCE

La semana comenzó con el anuncio de otro banco central, en este caso el de Dinamarca, de un recorte de la tasa de depósitos hacia terreno negativo, en concreto 15 puntos básicos y después de varias sesiones en las que la autoridad monetaria había actuado en el mercado de divisas. “Se había puesto en precio que Dinamarca recortase tipos después del QE del BCE esperado para el jueves, y también podría llegar otra rebaja”, explica Lars Peter Lilleøre, estratega de Nordea. “Anticiparlo al lunes debe ser visto en el contexto de la acción del Banco Nacional de Suiza de la semana. ¿Quién será el siguiente? Creo que bien podría ser Dinamarca otra vez”, sentencia el experto.

Las medidas anunciadas por el Banco Nacional Suizo beneficiarán a la eurozona

A propósito del BNS, Nicolas Doisy, economista jefe de Amundi, opina que la retirada de la intervención sobre el franco y la profundización en los tipos negativos va a ayudar mucho más al BCE que a la propia economía suiza. Para Doisy, el ajuste del 30% posterior del franco “sólo puede señalar que la absorción pasiva por parte del BNS de la liquidez del BCE  desde operadores privados en momentos de tensión tenía que parar”.

El economista insiste en que el movimiento del BNS “sólo puede ser entendido si se analiza en combinación con la introducción de tipos negativos: el balance del BNS ha tragado demasiado como para no amenazar la estabilidad financiera en casa”. La razón es que, después de cuatro años de intervención de la divisa, el balance del banco suizo se ha inflado hasta equivaler cerca del 30% del PIB helvético. “Los tipos negativos pretenden precisamente hacerse cargo de toda la amenaza de liquidez para empezar a buscar rentabilidad a través de estrategias especulativas”, afirma Doisy. 

El economista jefe de Amundi predice que la revaluación del franco frente al euro contribuirá a debilitar la moneda única “y cerrar la brecha que probablemente se abra por la ausencia de mutualización del riesgo del programa QE pre anunciado por el BCE”. En el lado suizo, Doisy cree que el impacto de las medidas va a intensificar la deflación y convertirá al franco en la nueva moneda estrella para efectuar estrategias de carry trade, mientras que la devaluación del euro será más que bienvenida. Por ello, tanto si ha sido una acción coordinada –como se ha especulado en los mercados desde el jueves- o no, el experto afirma que “la decisión del BNS está ayudando al BCE, también porque ha reseteado al franco en un nuevo valor justo de mercado con la nueva política monetaria, un factor que probablemente reduzca el interés de los inversores en usar el euro”. A esto añade que, al permitir que el franco vuelva a apreciarse, el BNS le ha devuelto su condición de activo refugio frente a la incertidumbre de la eurozona. 

La última razón por la que cree Doisy que el BNS está beneficiando al BCE es porque con su movimiento “ayudará a reducir los flujos de salida de la liquidez proporcionada por el QE y los mantendrá en la eurozona, justo cuando la crisis griega también está amenazando con volver a empezar”. El economista hace extensiva la devaluación del euro también a su cruce contra el dólar, “que es de apoyo para toda la curva del euro, con algo de volatilidad procedente del drama griego”.