El director de Inversiones de Renta Fija y gestor del Dynamic Global Bond Fund está contrarian: todos los factores que han contribuido a la resistencia de la economía mundial han cambiado y ya ve algunos puntos de preocupación.
El escenario de un aterrizaje suave de la economía está cogiendo cada vez más fuerza. Incluso los bancos centrales se atreven a dar credibilidad al soft landing, como se le conoce en la industria. ¿De verdad será capaz la economía global de salir airosa del ciclo de subidas de tipos más agresivo de la historia reciente? Frente al consenso, Arif Husain se sigue mostrando escéptico.
En opinión del director de Inversiones de Renta Fija de T. Rowe Price, el aterrizaje duro está al caer. Solo es cuestión de cuándo. “Yo pienso de otra manera. Un aterrizaje suave no es más que un cómodo cuento de hadas, adaptado para que coincida con el mercado y basado en circunstancias únicas”, sentencia el también gestor del Dynamic Global Bond Fund, fondo con Rating FundsPeople 2023.
Para Husain, las preocupaciones de 2022 no se han desvanecido, sino pospuesto, dando falsas esperanzas. En Europa, el cálido invierno europeo permitió a la región evitar una profunda recesión que hace tan solo 12 meses parecía inevitable. Y esto fue el detonante del optimismo de este año. Ahora bien, nos volvemos a encontrar en el mismo punto. “La dinámica energética europea ha mejorado, pero probablemente no lo suficiente. ¿Tendremos otro invierno cálido? No estoy seguro de que los inversores deban asignar su capital basándose en esa esperanza”, advierte el experto.
¿El pico de los factores benignos?
En cuanto a Estados Unidos, el país ha recibido hasta ahora el apoyo fiscal de medidas como la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act) y la Ley CHIPS. Pero ahora que nos adentramos en año de elecciones, Husain no tiene tan claro que haya apetito político por mantener ese apoyo fiscal adicional en un contexto de un ya de por sí elevado déficit público.
Husain habla de “pico de todo”. Es decir, todos los factores que han contribuido a la resistencia de la economía mundial han cambiado. Pico fiscal, pico en el crecimiento de China, pico de inflación, pico de liquidez, pico en el empleo, pico en el crédito… Por ejemplo, los beneficios temporales de unas condiciones financieras más laxas y el gasto fiscal de EE.UU. pronto desaparecerán.
De hecho, el experto ya detecta algunos puntos de preocupación. “Ya parece que la industria manufacturera mundial está dando señales de estar en recesión. Y el auge inducido por el covid en el sector servicios está mostrando signos de que también ha pasado el punto álgido. Los mercados laborales no son tan fuertes como antes”, afirma.
Y lo que es más importante, el punto en el ciclo monetario en el que nos encontramos. “Cuando los indicadores de actividad económica mundial se situaban en torno a los niveles actuales en ciclos económicos pasados, los bancos centrales ya estaban en modo de recorte de tipos. Pero esta vez, los bancos centrales siguen endureciendo las condiciones”, subraya Husain. En su opinión, la preocupación por el endurecimiento global acumulado se convertirá en la narrativa dominante en lugar del consenso actual del mercado.
Un cráter de liquidez
Lo que le preocupa es que, mientras tanto, pueda surgir otro evento de liquidez. “El apalancamiento en los bolsillos del sistema financiero parece estar aumentando y sabemos por experiencia que un apalancamiento elevado puede causar rápidamente grietas que se convierten en cráteres”, advierte. Y ya hemos tenido este mismo año problemas de liquidez de los bancos regionales en EE.UU., así como graves tensiones en el sector inmobiliario de China y en los fondos de pensiones del Reino Unido. “Me temo que la próxima puede ser un cráter”, insiste.
Un ámbito en el que ha aumentado el apalancamiento es el de los balances públicos. Durante la pandemia se produjo una transferencia a gran escala del apalancamiento del sector privado al sector público. Y esto tiene varias consecuencias.
En primer lugar, los balances fiscales están ahora en gran medida agotados. “Cuando llegue la recesión, será difícil para los gobiernos gastar para salir de ella”, cree Husain. En segundo lugar, los gobiernos mundiales necesitan emitir mucho más. Gran parte de la emisión se ha realizado en el mercado de letras del Tesoro (a plazos cortos), pero a medida que nos acercamos a 2024, gran parte de estas letras tendrán que vencerse y sustituirse por deuda a más largo plazo. ¿Quién comprará toda esta duración, especialmente en un momento en el que los bancos centrales están reduciendo sus compras de bonos? Pregunta Husain.
La consecuencia que ve es un aumento del rendimiento de los bonos a largo plazo. “Así pues, aunque en algún momento los bancos centrales respondan tardíamente a la recesión con recortes de tipos, existe la posibilidad de que el poder tranquilizador de esos recortes de tipos oficiales se vea contrarrestado por una falta de respuesta en los rendimientos a más largo plazo”, prevé. Una respuesta tardía, embotada e incompleta podría conducir a un malestar más profundo y prolongado.