La investidura de Donald Trump como el 47º presidente de los Estados Unidos marca este 20 de enero el inicio de una etapa que las gestoras auguran como marcada por el riesgo a una mayor inflación y presión en el déficit, el dólar y la sostenibilidad.
Este lunes 20 de enero Donald Trump será formalmente investido como el 47º presidente de Estados Unidos. Su segundo mandato llega en un momento en el que el crecimiento, la inflación y los tipos de interés de las distintas economías divergen cada vez más entre sí, como lo define. Hans-Jörg Naumer, director Global de Mercados de Capitales e Investigación Temática de Allianz Global Investors.
Alex King, Nanette Abuhoff Jacobson y Supriya Menon, de Wellington Management esperan que la nueva administración de EE. UU. actúe sobre los cuatro pilares de su campaña: reducción de impuestos, mayor restricción comercial, desregulación y disminución de la inmigración. No obstante, ven probable que los cambios en comercio y regulación se apliquen antes que las políticas fiscales o de inmigración, que podrían requerir la aprobación del Congreso.
Inflación y los tipos de interés
Para los expertos de Wellington, la inflación es el principal riesgo en EE. UU. Y eso es lo que está moviendo la renta fija. La volatilidad de los tipos de interés, medida por el índice MOVE, ha sido mucho mayor que la volatilidad de la renta variable, medida por el VIX, apuntan King, Jacobson y Menon. El mercado ha rebajado sus previsiones de recortes de tipos de 200 puntos básicos en septiembre a cerca de 90 en la actualidad, y los rendimientos a 10 años han subido 60 puntos básicos, impulsados principalmente por los rendimientos reales. “Como es lógico, la reacción del mercado de deuda ante un aumento de la inflación dependerá de si se debe a un crecimiento sólido (desregulación), a una perturbación de la oferta (menos trabajadores o disminución del comercio) o a un despilfarro fiscal (como la eliminación de los impuestos de la Seguridad Social). El riesgo es que la prima por plazo se dispare en respuesta a una inflación mala”, argumentan.
“Además, se espera que haya pocos avances en la lucha contra el elevado déficit presupuestario de Estados Unidos, y el aumento del déficit y de la deuda en relación con el PIB, junto con la demanda de primas por plazo, podría pesar sobre los bonos del Tesoro americano (UST) e impulsar al alza los rendimientos durante 2025; ya lo hemos visto desde que se celebraron las elecciones”, añade en esa línea Eoin Walsh, gestor de cartera en TwentyFour (boutique de Vontobel). Dicho esto, Walsh no espera que ese repunte en el Treasury sea sostenido. “A medida que se aclaren las políticas de Trump y se disponga de nuevos datos sobre la senda de la inflación y el desempleo, es probable que los mercados comiencen a valorar los tipos básicos terminales para el ciclo, lo que, en nuestra opinión, contribuirá a normalizar la curva”, añade.
Por todo ello hay casas como J. Safra Sarasin Sustainable AM que ya hablan de una posible pausa en la senda de bajada de tipos de la Reserva Federal en su reunión de enero. “Los mercados prevén actualmente un recorte de tipos a mediados de año, lo que parece razonable”, afirman.
El dólar
Otro de los activos en el centro del debate es el dólar. Todas las políticas anunciadas por el presidente republicano en campaña, combinado con una mayor fortaleza de la economía americana, apuntan a un fortalecimiento de la moneda.
Según los comentarios del nuevo Secretario del Tesoro, Scott Bessent, que interpreta Mark Dowding, director de Inversiones de BlueBay en RBC BlueBay AM, el equipo de Trump sigue fomentando un dólar fuerte, con el billete verde conservando su papel como moneda de reserva mundial. Aunque insiste en esperar a las primeras Órdenes Ejecutivas de Trump que darán más claridad al camino del dólar, Dowding reconoce que por ahora tiene sentido mantenerse largos de riesgo en la divisa estadounidense. “Nos inclinamos a pensar que Trump podría sorprender a los mercados mostrándose más firme, no menos, de lo que se descuenta actualmente. Al mismo tiempo, los sólidos datos que siguen afirmando el excepcionalismo del crecimiento estadounidense siguen beneficiando al dólar”, argumenta.
Y la fortaleza del dólar estadounidense tiene varias derivadas. “El crecimiento y los diferenciales de rendimiento de Estados Unidos en comparación con otros países han atraído importantes entradas de capital hacia este país, fortaleciendo el dólar hasta niveles potencialmente perturbadores”, comenta en esta línea Rebekah McMillan, gestora asociada en Neuberger Berman. Si bien el resultado es un efecto desinflacionista a nivel interno en EE.UU., se traduce en inflación en otros lugares, complicando los esfuerzos europeos por apoyar el crecimiento con recortes de tipos, en particular.
McMillan cree que el dólar ya está sobrevalorado, pero el impulso es fuerte y tanto los diferenciales de tipos como nuestras perspectivas de crecimiento en EE.UU. hacen difícil identificar el catalizador de un cambio de tendencia. “Brasil y Japón ya han intervenido para apuntalar sus divisas, y podríamos ver cómo esta tendencia se amplía y se vuelve disruptiva si el dólar sigue subiendo en el contexto de las propuestas arancelarias de EE.UU.”, avisa.
El America First en bolsa
Por último, no hay que olvidar las implicaciones para la renta variable. “2025 será un año decisivo para la filosofía de America First, que no solo se ha traducido en una rentabilidad significativamente superior del MSCI USA frente al MSCI World (ex USA) en los últimos años, sino que también se refleja en unas expectativas de beneficios considerablemente más altas para las empresas estadounidenses. Si esta tendencia continúa, podría ser la única justificación, a largo plazo, de la valoración mucho más alta del mercado de renta variable estadounidense”, subraya Naumer.
“El sentimiento de los inversores es fuertemente alcista, y los mercados de renta variable parecen abarrotados. Éste suele ser el momento en el que se impone la prudencia”, advierte en esa línea Bruno Lamoral, gestor de DPAM. En el último año, los despidos en sectores sensibles a los tipos de interés se han visto parcialmente compensados por la creación de empleo en otros sectores, en gran parte en la Administración. Pero Lamoral no descarta que los esfuerzos de los multimillonarios Elon Musk y Vivek Ramaswamy por mejorar la eficiencia gubernamental puedan dar la vuelta a la situación. “Aunque esto pueda parecer marginal, podría mover la aguja si se suma a los esfuerzos del sector empresarial por proteger sus márgenes”, explica.
Los planes de Musk es algo que también está vigilando Clément Inbona, gestor de La Financière de l’Echiquier. "Elon Musk está poniendo en jaque a la administración estadounidense. Con el objetivo de hacerla más eficiente recortando el gasto público, su ambición es reducir los presupuestos federales entre 1 y 2 billones de dólares, es decir, entre un 15% y un 30%. Parece poco probable que pueda conseguirlo sin dejar sin trabajo a un gran número de funcionarios y sin recortar drásticamente el gasto de la administración. Aunque las consecuencias a medio plazo podrían ser positivas en lo que respecta al déficit y la trayectoria de la deuda, un choque de este tipo sobre el empleo y la demanda del sector público podría tener un impacto negativo sobre el crecimiento estadounidense a más corto plazo”, analiza.
La sostenibilidad, cuestionada
Y, por último, la sostenibilidad será otra de las tendencias afectadas por Trump. Las políticas energéticas anticipadas de Trump, centradas en la reactivación de los combustibles fósiles, podrían socavar los avances logrados bajo la Administración Biden, reconoce Deepshikha Singh, responsible de Stewardship en Crédit Mutuel Asset Management. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), aclamada como una pieza legislativa transformadora para la inversión en energías limpias, podría enfrentarse a desafíos, incluida la reducción de la financiación o la alteración de las disposiciones.
Cabe señalar que Singh no espera una derogación total de la IRA, ya que podría perjudicar el crecimiento de los puestos de trabajo en el sector manufacturero nacional y las inversiones en energías limpias, la mayoría de las cuales han beneficiado a distritos y estados dirigidos por legisladores republicanos. “Además, una derogación total de la IRA podría afectar negativamente al sector estadounidense de las energías limpias en su competitividad frente a China”, argumenta. Sin embargo, sí ve que el probable apoyo de Trump a los combustibles fósiles y el retroceso de las políticas climáticas podrían crear importantes obstáculos para el sector y también para las empresas comprometidas con la reducción de su huella de carbono.