Los argumentos de valoración por sí solos nunca le han ganado la batalla a una buena historia, insiste el Head of Investments de UBS AM.
Para Barry Gill, Head of Investments de UBS AM, la gran apuesta de 2025 es bastante sencilla: bolsa estadounidense. Los argumentos de valoración por sí solos nunca le han ganado la batalla a una buena historia, insiste. Y la historia que ve ahora en Estados Unidos es espectacular. “Tienes estímulos fiscales y monetarios, un presidente que no va a permitir que se suban tipos de interés entre ahora y las elecciones de medio mandato dentro de dos años, un importante paquete del gobierno para impulsar la inversión en infraestructura, hacer permanentes las bajadas de impuestos y una rebelión contra la regulación, que encima se acompaña de un índice compuesto por las mejores compañías del mundo con grandes vientos de cola como es la inteligencia artificial”, resume.
Además, a diferencia de otros grandes ciclos de innovación no estamos ante un momento de disrupción de nuevos jugadores sino el refuerzo de los líderes. “Las grandes empresas tecnológicas tradicionales van a aprovechar esas tecnologías y los fosos que rodean sus negocios van a ser cada vez más profundos y amplios”, apunta Gill.
También hay ramificaciones sociales. El principal cambio que ve es que la IA está permitiendo que la gente normal pase a ser muy buena. “El exceso de ingresos económicos que se tiene por estar muy cualificado se está comprimiendo”, explica. Y esto podría provocar una convulsión social muy importante. “Los trabajadores white collar han visto cómo los empleos manufactureros se han deslocalizado o automatizado por la robótica, pero nadie en la profesión jurídica, de codificación, la financiera, u otros trabajos altamente remunerados se plantea que sus puestos de trabajo desaparezcan. Esto va a ser un asalto a la clase media si la tasa de adopción de la IA y su tecnología mejora al ritmo exponencial que está mejorando en este momento”, avisa Gill.
¿Más allá de Estados Unidos?
Nos sentamos con Gill a mediados de enero, escasos días antes de que la presentación formal de la IA china Deepseek desatase una corrección en el mercado. Aunque el Head of Investments afirma no tener una bola de cristal, el sentimiento que compartía aquellos días resultó ser un presagio perfecto. Ya entonces al directivo le incomodaba el hecho de que el mercado lleva moviéndose en un único carril durante mucho tiempo ya. El diferencial entre la rentabilidad de la renta variable estadounidense frente al resto de la renta variable ha superado momentos históricos como los Nifty-Fifty y la burbuja puntocom, según los cálculos de UBS AM. “Eso nos obliga a pensar: ¿qué pasa con los otros mercados? ¿Hay algo interesante fuera de Estados Unidos?”, explica Gill.
Aquí es donde Gill se desmarca del discurso del consenso que estamos escuchando estos días. El Head of Investments mira hacia Europa y China con una postura constructiva. En su opinión, las perspectivas cíclicas de Europa están mejorando, pero es necesario creer que Europa adoptará las recomendaciones de los informes de Letta y Draghi para ser estructuralmente alcista. Y aunque China es impredecible, ve un valor extraordinario en la renta variable china. También se muestra positivo respecto a Japón ahora que el yen está tan barato frente al dólar y dado que los atributos de la economía parecen estar normalizándose por fin.
En resumen, que el experto también encuentra ideas interesantes fuera de la bolsa norteamericana. Y sin embargo… “Todos mis instintos me dicen que debería diversificar fuera de Estados Unidos, pero sé que sería luchar contra la apuesta clara. Cualquier otra historia trae consigo un bagaje”, reconoce.
El valor de China
“Gran parte de la dinámica actual en China se explica por la burbuja inmobiliaria. El problema es que para pincharla ha creado un shock de confianza en otras áreas de la economía, como también lo están generando las dinámicas geopolíticas”, explica el Head of Investments. Y es cierto que hay cierto pesimismo en el país. “Pero, según un estudio de McKinsey, si desgranamos los números por demografía, son los millennials, el grupo de 25 a 40 años, en las ciudades Tier 1 los que realmente están descontentos”, explica.
Cuando los inversores hacen sus visitas locales es con este segmento de población con la que suelen hablar, lo que crea un efecto de retroalimentación negativo en la confianza del inversor internacional. No tiene duda de que hay retos materiales en la economía china, que el nivel de crecimiento del país no es el que era, pero, en su opinión, China es increíble en la manera en la que invierte de manera estructural en las megatendencias que ve clave. “Es líder o el segundo en casi cualquier gran tecnología”, subraya Gill.
Asimismo, resalta las valoraciones atractivas de la renta variable china. “No necesitas que mucho salga bien para que la confianza mejora. Y cuando los inversores cambien de opinión de China, los movimientos tienden a ser muy rápidos, como vimos el año pasado”, recuerda.
Los bonos ante la inflación persistente
Gill no habla con la misma convicción de los bonos. “Es muy difícil encontrar valor en renta fija en estos momentos, especialmente en duración”, reconoce Gill. La principal razón es la inflación, concretamente, la persistencia estructural de la inflación. Es una advertencia que el Head of Investments lleva tiempo lanzando: es muy difícil bajar las subidas de precio por debajo del 3%. “Y cada vez que el mercado se pone alcista con los bonos es porque cree que la inflación va a volver a como era en el anterior ciclo y simplemente no es así, incluso tras el fuerte ciclo de subidas de tipos”, explica.
Por eso estar largos de duración es difícil a la vez que los diferenciales del crédito se han estrechado tanto. “Desde la perspectiva de construcción de carteras, cuesta ver los beneficios de diversificar con renta fija porque no ofrece ni colchón de rentabilidad vía el crédito ni vía duración”, insiste el experto. Y esa falta de incentivo es lo que también está sosteniendo los altos niveles de capital en productos monetarios, cree Gill.