Batería de ayudas fiscales para combatir el coronavirus: primeras reacciones de las gestoras internacionales

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En la lucha por contener el impacto económico del coronavirus, la pelota está ahora en manos de los gobiernos y sus políticas fiscales. Y en los últimos días, al fin comienzan a mover ficha. Estados Unidos ha logrado un acuerdo entre la mayoría republicana y los demócratas para un plan de recuperación económica por valor de 2 billones de dólares. La maniobra, recién aprobada, proporcionará subsidios directos de 1.200 dólares a todos los ciudadanos, más otros 500 por cada niño, a los cuales se pueden sumar otros créditos para la salud y las pequeñas empresas. Las medidas del Gobierno norteamericano se suma a la batería de estímulos monetarios ya adoptadas por la Reserva Federal, quienes en esencia han lanzado un QE ilimitado extendido a bonos corporativos y préstamos comunes.

Al otro lado del Atlántico, el Banco Central Europeo intervino la semana pasada con un programa de compra de valores de 750.000 millones de euros, el programa de compra de emergencia pandémica (PEPP). Cerca del estallido de la emergencia, los gobiernos de la zona del euro habían intervenido individualmente con planes de ayuda, apoyados por la suspensión del Pacto de Estabilidad sobre los déficit presupuestarios. Por ahora estamos en la fase de debate político en la zona euro para una respuesta conjunta a la crisis. En la mesa de negociación, las líneas de financiación a través de los instrumentos existentes del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) o la emisión de bonos comunes extraordinarios, los llamados coronabonds.

El movimiento de Estados Unidos

Tras el paquete de ayuda de 2.000 millones de dólares aprobado por EE.UU. Oliver Blackbourn, gestor de multiactivos de Janus Henderson Investors, se pregunta si la medida será suficiente para hacer retroceder los mercados. En su opinión, debería ayudar a calmar los temores sobre los peores resultados económicos posibles para individuos y empresas. "Sin embargo, el próximo problema importante probablemente sea un aumento en los casos de virus el país", afirma. "Los responsables políticos pueden hacer todo lo posible para amortiguar el golpe, pero no están preparados para enfrentar un choque combinado de oferta y demanda de esta naturaleza", advierte. 

James McCann, de Aberdeen Standard Investments, opina en similar línea. "Este es un gran paquete de estímulos", explica el economista global senior, "pero no puede evitar la recesión que se avecina. Sin embargo, se espera que funcione como un cortafuegos para frenar la propagación de esta crisis en la economía y evitar que se cargue el sistema financiero", defiende.

¿Qué puede hacer Europa?

En cambio en Europa, según Willem Verhagen, hace falta un cambio de paradigma político. “Una recuperación duradera requerirá una respuesta política completamente elástica”, explica el economista de NN Investment Partners, "para evitar que las fuertes caídas en los flujos de efectivo de las empresas y los hogares desencadenen una ola de fracasos en la economía real". Un signo positivo para el experto proviene del hecho de que incluso Alemania, que siempre ha apoyado políticas estrictas, ha suspendido el freno constitucional a la deuda; un hecho, admite el economista, impensable hace unos meses. Sin embargo, agrega Verhagen, "una medida de protección a prueba de bombas solo puede obtenerse utilizando el Mecanismo Europeo de Estabilidad o creando un nuevo fondo que recopile los riesgos fiscales relacionados con la lucha contra la crisis y se financie con lo que podría ser una versión preliminar de la eurobonos". 

No obstante, Nicola Mai, Konstantin Veit y Peder Beck-Friis, de PIMCO, son cautelosos al esperar una respuesta fiscal paneuropea: "No estamos convencidos de que optar por líneas de crédito condicionales y programas ESM sería una solución efectiva en este contexto. Del mismo modo, creemos que el apetito político por los bonos comunes es limitado en esta etapa”, advierten. "Esto no debería ser un gran problema, siempre que los gobiernos nacionales estén completamente involucrados y que sus presupuestos estén anclados de manera convincente a la acción del BCE", argumentan.

Pequeñas y medianas empresas, en riesgo

Según estimaciones de Moody's, el PIB de la zona del euro en 2020 caerá un 2,7%, con un desplome del 5,7% en el primer trimestre y del 7,4% en el segundo trimestre. Las lecturas preliminares del índice PMI compuesto de la Eurozona también cayeron a 31,4 puntos, más bajo de lo que esperaba el consenso en 38,4 y más bajo que el mínimo alcanzado en febrero de 2009, igual a 36,2.

Ante estos datos, Joseph V. Amato, director de inversiones de renta variable de Neuberger Berman, expresa su preocupación por el impacto  que la recesión podría tener en el empleo y las pequeñas empresas. “Plantea una pregunta cruda y brutal: ¿es suficiente la liquidez presupuestaria para cubrir los gastos durante tres meses? Para muchas pequeñas y medianas empresas de todo el mundo, no importa cuán prudentes hayan sido, la respuesta es negativa", advierte.