BlackRock actualiza sus perspectivas a largo plazo: prefiere el crédito a las acciones

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Marsmet546, Flickr, Creative Commons

La irrupción del coronavirus en la sociedad, los mercados de valores y la economía, ha supuesto un auténtico cisne negro hasta el punto de que ya se habla de que habrá una forma de vida pre COVID-19 y otra post COVID-19. Aunque se ve ya cierta relajación tanto en las medidas de confinamiento impuestas en una gran mayoría de países y también en los mercados de valores, el miedo a que se produzca un nuevo rebrote cuando pasen los meses de verano, y las consecuencias que ese regreso del virus tenga en la economía es lo que explica que reine la cautela en las previsiones que manejan las gestoras de fondos a corto plazo. Y no solo a corto plazo, como comentábamos en este artículo.

Una de las últimas gestoras en variar sus perspectivas de mercado, ya no para los próximos doce meses, sino para los próximos cinco años, ha sido BlackRock, quien achaca a factores como la conmoción derivada por el coronavirus, la revolución que ha supuesto tanto a nivel de política monetaria como presupuestaria y la confirmación de una tendencia de desglobalización la actualización de las perspectivas que acaba de anunciar. "El futuro está llegando con rapidez en muchos aspectos. Esto nos ha llevado a cambiar nuestras expectativas de rentabilidad a largo plazo y a modificar nuestras preferencias estratégicas sobre las clases de activos: nos mantenemos al margen de la deuda pública nominal en pro de la deuda corporativa", apunta la gestora.

“Este año vemos una reducción significativa de las ganancias por acción antes de una reversión gradual a lo largo de varios años hacia la tendencia anterior de aumento de las ganancias. También tenemos en cuenta el potencial aumento de los incumplimientos de crédito de las empresas y las degradaciones. Sin embargo, en un horizonte de cinco años, la considerable ampliación de los diferenciales de crédito que hemos visto debería compensar el aumento de las pérdidas debidas a los impagos y a las rebajas de categoría, lo que, en nuestra opinión, elevaría los beneficios esperados del crédito”, apuntan. De hecho, a cinco años vista consideran que la inversión en deuda de EE.UU high yield puede dar un rendimiento anual (en dólares) superior al 5%, muy similar al que pronostican para la deuda emergente.

Muy diferente es la visión que tienen con respecto a la renta fija gubernamental, donde apenas ve recurrido con dos únicas excepciones: los bonos ligados a la inflación de EEUU y la deuda pública china debido a que “ofrecen mayores retornos esperados a medida que los bonos de mercados desarrollados han alcanzado niveles bajos récord, y ofrecen diversificación en un mundo de creciente desacoplamiento entre EE.UU. y China, apuntan.  

De hecho, a la hora de componer las carteras muestran una mayor predilección por el crédito que por las acciones tanto a nivel táctico como estratégico, además de ver a los mercados privados “protagonizando papeles clave en las carteras", afirman.  Y eso a pesar de que atendiendo solo a criterios de rentabilidad, la renta variable el activo donde ven un mayor potencial de retorno a cinco años vista (ver gráfico). Por regiones, desde el punto de vista más táctico siguen sobreponderando en cartera a las acciones de EEUU y la renta variable asiática sin Japón e infraponderando las acciones europeas, en términos de estimación de rentabilidad a cinco años ven más opciones de revalorización en Europa que en EEUU siendo eso sí en el rango de rentabilidades que otorgan a la bolsa europea más amplio que el que dan a la bolsa estadounidense.

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