BlackRock: “No hay ningún distribuidor en el mundo que no esté pensando en buscar aplicaciones tecnológicas a su modelo de negocio”

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Foto cedida

¿Está viviendo un punto de inflexión el negocio de la distribución? Rob Fairbairn, responsable global del negocio de distribución de fondos de gestión activa y de ETFs de BlackRock y miembro del comité ejecutivo global, ha identificado varias tendencias que considera muy claras y que divide en tres bloques. Empieza por el incremento de la digitalización en la gestión de activos y la distribución: “La mayor parte está guiada por los roboasesores, y BlackRock es un ambicioso jugador en este ámbito. Particularmente en EE.UU., donde compramos FutureAdvisor, un roboasesor que es el número cuatro en el país”, explica. Indica que el motivo detrás de la adquisición ha sido la creencia de que “todo lo que pueda ser digitalizado, incluyendo la gestión de activos y la gestión patrimonial, será digitalizado”. El responsable opina que, aunque será una tendencia que llevará tiempo, “la aplicación de tecnologías a la gestión de activos va a ser tan importante como lo está siendo en otras industrias”, en referencia por ejemplo a la irrupción de Uber en el transporte o de Airbnb en la industria hotelera. 

“El primero es la creencia de que los distribuidores necesitan aplicar soluciones tecnológicas para poder llegar a una gama más amplia de clientes, como a los millennials por ejemplo, incluido el crecimiento número de grandes patrimonios. La segunda es que las plataformas digitales de asesoramiento automático permiten prestar una calidad de gestión de activos a los institucionales muy efectiva desde el punto de vista de costes. La tercera es la entrada de un montón de dinero procedente del capital riesgo en start ups independientes que están desafiando los modelos existentes, y las gestoras más grandes están empezando a responder”. “Aunque haya algo de margen para las independientes, todo distribuidor, toda gestora de fondos, todo banquero privado o toda plataforma de gestión patrimonial tendrá algún tipo de roboasesor”, sentencia su representante. Éste enfatiza que “no hay ningún distribuidor en todo el mundo que no esté pensando en buscar aplicaciones tecnológicas a su modelo de negocio”.

Fairbairn ha detectado asimismo tres tendencias fundamentales derivadas de la digitalización de la industria financiera: la forma en que se gestiona el dinero, la aplicación de tecnologías a modelos humanos preexistentes y la eficiencia operacional. En cuanto a la primera, el experto considera esencial la aplicación del big data a la gestión de carteras, área en la que BlackRock cuenta con un equipo consolidado que está reforzando. “Nuestro punto de vista es que cada vez va a ser más difícil gestionar dinero sin aplicar este tipo de técnicas”, afirma el experto. 

Respecto a la segunda área, Fairbairn declara: “No creo que no haya razón para que no se puedan automatizar completamente muchos elementos de la due dilligence sobre productos, sugerencias sobre carteras, reequilibrio automático de carteras e incluso algunos aspectos de la comunicación con los clientes. Así se pueden crear oportunidades para que los asesores puedan tener conversaciones de valor añadido con sus clientes, que puedan dedicar más tiempo a hacer crecer sus negocios, que puedan acceder a una gama más amplia de clientes…”. Se muestra más conciso respecto a la parte de eficiencia: “MIFID II supondrá una carga operacional sustancial sobre las plataformas existentes. Para mí, la única manera más eficiente de navegar a través de los cambiantes requisitos será a través de la tecnología”. 

La segunda tendencia de distribución que ha detectado el experto tiene que ver con un uso más sofisticado de los ETF: “En primer lugar, se utilizaron como herramientas eficientes de gestión de activos por parte de los inversores que querían obtener exposiciones de corto plazo, pero su uso ha evolucionado. Ahora son una alternativa eficiente en costes junto con otros fondos de inversión en carteras de clientes privados. Y respecto a los cambios regulatorios centrados en los costes y a la transparencia, los ETF encajan bien en la parte “core” de la cartera de los clientes”, resume. 

La tercera y última tendencia que está afectando a la distribución es “el enfoque creciente sobre el valor de las comisiones de gestión activa y dónde quieren gastar los clientes su presupuesto asignado a comisiones”. En opinión de Fairbairn, esta tendencia “se puede ver claramente si nos fijamos hacia dónde se dirigen los flujos de inversión;” como por ejemplo, en los multiactivos.

Defensa de la independencia

Fairbairn también ha constatado la evolución del rol de los bancos en la distribución. “Los negocios de gestión de activos en los bancos están viviendo un renacimiento”, declara. Cita los casos de UBS o Credit Suisse, que han impulsado sus divisiones de gestión de activos y gestión patrimonial. “Generalmente, la gestión de activos implica un uso poco intensivo del capital. Son negocios con retornos interesantes y no tienen un impacto importante sobre la solvencia de los bancos en comparación con otras actividades. Por tanto, en el clima actual, con el foco en la solvencia y la necesidad de fortalecer los retornos, estos negocios son bastante atractivos”, explica el representante de BlackRock. 

Lo que tiene claro Fairbairn es la propia postura de BlackRock: “No tenemos intención de cambiar nuestro modelo. No somos propiedad de un banco o aseguradora, estamos 100% centrados en el negocio fiduciario y nos gusta ese modelo. No tenemos planes de dirigirnos directamente a los  clientes ni de ofrecer servicios bancarios”, asegura. “Pensamos que podemos jugar un papel importante al dar soporte a nuestros socios distribuidores, y esto remite a nuestra plataforma tecnológica de BlackRock Solutions, Aladdin”, añade el experto. 

Aladdin es una plataforma tecnológica que ofrece amplias capacidades de análisis de inversión, que incluye por ejemplo la posibilidad de realizar test de estrés sobre carteras de clientes. Fairbairn indica que actualmente se gestionan los riesgos de unos 15 billones de dólares bajo esta plataforma. El responsable termina su análisis con un resumen del rol que BlackRock quiere jugar en los próximos años, desde la posición de una gestora independiente: “Aportar soluciones más personalizadas, una construcción de carteras más sofisticada, ayudar a los clientes a entender mejor las fuentes de riesgo que tienen en sus carteras, combinar estrategias activas y pasivas… Se trata de brindar a los clientes una gama diversificada de opciones de inversión acorde a sus necesidades”, concluye.