Bonos de impacto, la versión 2.0 de los bonos sociales

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Los Bonos de Impacto Social (BIS) son contratos de pago por resultados para la provisión de un servicio social, con el fin de financiar programas sociales innovadores y de impacto. Los contratos de pago por resultados tienen un potencial considerable para ayudar a los gobiernos a impulsar un cambio social positivo al mejorar el rendimiento, aumentar la eficiencia y alinear los incentivos en la prestación de servicios existentes. A diferencia del enfoque tradicional del pago de “tarifa por servicio” en los contratos públicos tradicionales, el pago por resultados se fundamenta en la medición del impacto.

Los emisores de Bonos de Impacto Social son los Gobiernos y a diferencia de los bonos sociales tradicionales, la administración contrata a uno o varios proveedores privados para hacer frente a un problema social a resolver pagando por la consecución de resultados vinculados a la emisión. Por hacer una analogía con la inversión tradicional, podríamos decir que el carried interest (lo que cobra el equipo gestor de un fondo de capital riesgo por devolver capital más una tasa mínima prefijada) de los proveedores estaría vinculado a la consecución de los objetivos sociales fijados de antemano.

Se podría decir que, dentro de los denominados bonos sociales, los bonos de impacto social son lo más avanzado.

El primer bono de impacto social se lanzó en el Reino Unido en el año 2010. Se trató de un programa para reducir los índices de reincidencia criminal en los prisioneros de la cárcel de Peterborough que, tras haber sido sentenciados a menos de 12 meses de prisión, quedaban en libertad. El bono, por un valor de 5 millones de libras, se utilizó en el diseño de un programa de asistencia social para acompañar a los exconvictos en la consecución de un empleo, atención en salud, capacitación y un sitio para vivir. El beneficio era claro: tal y como lo explica la organización de Financiación Social (FS), "menos delincuentes cometerán menos delitos, lo que implicaría menos cárceles”. A través del proyecto se logró una disminución del 8.4 % en la tasa de reincidencia.

En la actualidad, existen más de 100 BIS y suman cerca de 500 millones de dólares. Los principales emisores son Reino Unido seguido por Estados Unidos, Holanda, Australia y Portugal. Además, existen más de 70 BIS en fase de desarrollo y se espera que sigan creciendo gracias al impulso de nuevos fondos basados en resultados (Outcomes Funds) de la Unión Europea y Estados Unidos. 

En España hay varios proyectos piloto en Navarra, País Vasco y Madrid, pero es algo en fase de desarrollo.