Cambian los vientos. La transición en América Latina

Para la región, las exportaciones de commodities representan actualmente un 57% del total1, variando entre el 19% para México y el 98% en Venezuela. El superávit comercial agregado pasaría de unos 80.000 millones de dólares a 30.000 millones si rigieran los términos de intercambio de 20022 y , con esos precios, las cuentas corrientes del balance de pagos se tornarían muy deficitarias para la mayoría de los países, salvo que cuenten con otras formas de compensarlo. En particular, en este ambiente, habría que monitorear tanto la profundidad y velocidad de la reversión de la fase del “súper-ciclo” de las commodities como las consecuencias de las presiones para debilitamiento de las monedas de la región.

Las economías nacionales tienen distinto grado de vulnerabilidad y adaptabilidad a esos hechos según el manejo de su gasto, su penetración comercial y capacidades productivas para generar otros ingresos. En algunos casos, la devaluación reforzaría la capacidad competitiva, ya que sirve de contrapeso que compensaría la eventual pérdida de ingresos referida. La posibilidad de uso de la acumulación de reservas internacionales, que observamos en aquellos países que así lo hicieron, puede amortiguar la transición, ya sea en términos para desarrollo de actividades o para suavizar los efectos sobre precios. Podemos distinguir entre tres tipos de países, aunque varía la intensidad individual de los diversos elementos a tener en cuenta:

• Aquellos países que no han llevado adelante una política de gasto pro-cíclica , donde también la flotación de su moneda no genera significativos traslados a precios internos, aunque se traduce en ganancias competitivas que se pueden aprovechar en el contexto de sus acciones comerciales y que, además, cuentan con un fondo anticíclico en términos de reservas y fiscales. En este grupo podemos incluir una significativa porción de América del Sur. Sin embargo, aún con los avances en sus políticas, a la fecha, no todos alcanzaron una fortaleza tal que evite costos de transición entre el estado holgado actual de ingresos externos a otro más restringido.

• Determinados países en los que se registró en las últimas décadas una importante declinación relativa de exportaciones de commodities o, simplemente, nunca la tuvieron de significación. La mayoría de estos, además, tiene un importante comercio exterior con EE.UU., que estaría apreciando tendencialmente su moneda. México y muchos países de Centroamérica y Caribe entran en esta categoría. Podemos decir que ellos prácticamente no estarían afectados adversamente por la nueva situación.

• Otros países – Argentina incluida-, están asociados a mayores traumas por sus efectos sobre las respectivas tasas de inflación, desequilibrios en precios relativos y debilitamiento de cuentas fiscales, las que se manejaron con un componente pro-cíclico importante. Esta combinación de políticas también llevó a un debilitamiento relativo en la posición de reservas internacionales, lo que restringe márgenes de maniobra para una transición. Allí, el aumento del gasto fue sostenido por ingresos fiscales parcialmente asociados a las ganancias externas extraordinarias. Estos egresos también tienen una erogación en subsidios de precios para ciertos productos sensibles de consumo generalizado. Esta conjunción de factores no sólo hace más compleja la transición hacia el nuevo contexto sino que, además, implica que el transcurrir del tempo aumenta dicho costo. Este costo no es solo económico sino que podría adquirir significativas dimensiones en lo social y político.

En general, no se anticipa una reversión drástica del estado actual de precios de commodities, tasas de interés y monedas de países desarrollados. Ello evitaría traumas por los que pasó la región en su historia. Además, como conjunto, se nota un estado de fortaleza que tampoco había tenido entonces. Sin embargo, esta madurez no alcanza un grado tal que no requiera actuar más enfáticamente ante las advertencias de cambio de circunstancias que observamos en la actualidad. Como sabemos, actuar temprano evita mayores traumas luego. La complicación consiste en pasar del dicho al hecho.

 

1,2 Fuente: JPMorgan