Cambio climático o cómo el riesgo se convierte en oportunidad

Bosque, verde, ESG
Firma: Kazuend (Unsplash)

Las tendencias asociadas al cambio climático están atrayendo una gran cantidad de flujos de inversión. Si se analizan las categorías de temáticos y sectoriales de Morningstar, se observa que los fondos en los que más dinero está entrando este año son los de ecología y medioambiente. Y otro dato más: la inversión en energías alternativas ya triplica la destinada a combustibles fósiles. Detrás de cada riesgo hay una oportunidad, o varias. En el marco de un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por AllianceBernstein (AB) varios selectores cuentan cómo acceder a ellas a través de fondos y dónde encuentran las opciones más atractivas.

Tres tipos de estrategias

Luis González, coordinador de Sostenibilidad en Selección de Fondos y ETF de BBVA Quality Funds, explica que hay tres grandes bloques de estrategias, de mayor a menor impacto. El primero estaría formado por los fondos que invierten en energías renovables y en movilidad sostenible; y dentro de la renta fija se encontrarían los que se centran en bonos verdes. 

Luis González (BBVA Quality Funds).

Un segundo bloque lo conformarían los fondos de medioambiente. “Son productos que no solo invierten en energías renovables, sino que lo hacen en otro tipo de industrias, es más laxo”. Pueden mantener exposición, por ejemplo, a compañías de eficiencia energética, a empresas que invierten en materiales de construcción más aislantes y que, por tanto, necesitan menos energía tanto para refrigerar como para calentar, “e incluso en empresas que estén innovando en el ámbito de la carne cultivada, ya que el 14% de las emisiones de efecto invernadero directas e indirectas provienen del consumo de carne”.

El tercer bloque está integrado por los fondos generalistas con sesgo climático. “Estamos viendo cómo cada vez hay más gestores y fondos con objetivo de reducción de huella de carbono. Tienen mucho menos impacto que uno que invierte directamente en energías renovables, pero al final todo suma”, comenta Luis González.

Crecimiento exponencial del número de productos

“En la medida en que los riesgos climáticos se puedan introducir de una forma adecuada en los procesos de inversión siempre será una oportunidad para conseguir mejorar el retorno de las inversiones”, afirma Almudena Cansado, selectora de fondos en Santander Private Banking. Y destaca las oportunidades de inversión que van a generar los miles de millones que van a ser necesarios para implementar los retos medioambientales que se están planteando muchos países de primera línea mundial, como EE.UU. (que tiene un compromiso de reducir a la mitad las emisiones para 2030) o China (el país más contaminante del mundo, y que tiene un objetivo de emisiones cero para 2060).

Almudena Cansado (Santander Private Banking).

Pone también el acento en el tema regulatorio, que impacta de forma directa en las cuentas de las empresas. “En Europa se prevé que se imponga un arancel fronterizo al carbono para los productos importados, lo que tendrá repercusiones negativas para las compañías afectadas”. Por tanto, “siempre habrá ganadores y perdedores, y habrá que tenerlo en cuenta en el proceso de toma de decisiones”.

En cuanto a los flujos, Almudena Cansado explica que detrás del boom experimentado por estos productos se encuentra, obviamente, el interés del inversor, pero no solo eso. También el crecimiento exponencial del número de productos sostenibles en general y medioambientales en particular. “Y muy importante también es el reposicionamiento que se está produciendo. Hay muchos productos que se gestionaban de forma tradicional que paulatinamente se están reconduciendo como sostenibles”. En el caso de Santander Banca Privada, comenta que en lo que va de año el 19% de los flujos están yendo a la categoría de ecología. Y en cuanto a la oferta de productos sostenibles, en torno al 85% de los flujos se concentran en fondos medioambientales. “Actualmente tenemos 8.000 millones en productos sostenibles”. Pero matiza, “en lo que denominamos internamente como sostenibles, porque nosotros exigimos requerimientos más estrictos que los de la clasificación SFDR”.

El récord de flujos de 2020, superado

Los flujos hacia estos productos fueron muy elevados en 2020, pero este año no se están quedando atrás. Conviene poner los datos en perspectiva. Lo hace Miguel Luzárraga, responsable de Ventas para España y Portugal de AB. “Este año (datos Morningstar) los activos bajo gestión en ASG rondan los 3.000 millones; antes del verano eran cerca de 2.000 millones. Hay más de 4.000 fondos en artículo 8 o 9, fondos que tienen una integración o que se dedican de pleno a algo relacionado con la ASG basándose en los ODS de la ONU”. No obstante, añade que “lo más impresionante es que en este primer trimestre representaban un 60% de todos los flujos del año pasado. No hay datos todavía definitivos, pero ya habríamos superado lo logrado el ejercicio anterior en cuanto a flujos hacia productos ASG”.

Miguel Luzarrága (AllianceBernstein).

Explica que AB categoriza esas 4.000 estrategias de la forma más estándar posible. Son tres categorías: fondos que aplican un filtro ASG, los que tienen la integración aplicando un sistema de puntuación ASG, y, por último, los temáticos, como los centrados en ecología.

Respecto a las oportunidades, destaca las ventajas que ofrecen a los inversores este tipo de productos: permiten tener un mayor conocimiento de las compañías; más transparencia en cuanto a la información que se ofrece; y, por último, el engagement, el compromiso de las sociedades gestoras con las empresas en las que invierten. “Este último es uno de los factores más importantes a tener en cuenta como beneficio y como oportunidad”.

Miguel Luzárraga también subraya la importancia de una gestión activa. “Ha habido muchos flujos hacia productos pasivos. Sin embargo, “el dinero que ha entrado en fondos activos artículo 8 y 9 (según Morningstar) triplica al que ha llegado a los productos pasivos. Y en cuanto a activos bajo gestión, los fondos activos aglutinan en torno a 3.000 millones y los pasivos cerca de 320 millones”.