Candriam Risk Arbitrage o cómo un fondo de bolsa puede ser una alternativa a la liquidez

Fabienne Cretin, responsable de Risk Arbitrage de Candriam
Fabienne Cretin

Cuando uno piensa en encontrar productos como alternativa a esos depósitos o fondos monetarios que no consiguen en una era de tipos al 0% preservar el capital invertido la primera idea que suele venir a la cabeza es la que sustituirlos por fondos de renta fija de plazos cortos. Sin embargo, hay otras opciones y de hecho, el fondo Candriam Risk Arbitrage de la gestora Candriam se postula como una de las vías para aquellos inversores que están buscando alternativas a sus posiciones en cash. Y lo hace a pesar de que se trata de un fondo que invierte en operaciones anunciadas de M&A en países desarrollados.

Una de sus gestoras, Fabienne Cretin, explica por qué en una entrevista con Funds People. Para empezar su objetivo no es el de superar a un índice bursátil sino el de obtener entre 100 y 200 puntos básicos por encima de Eonia. Y de hecho, es algo que ha conseguido desde la creación de estrategia en el año 2004 con muy pocas excepciones. La estrategia posee un histórico de 14 años y en Septiembre de 2018, se llevó a cabo una alianza de colaboración entre OFI AM y Candriam. Por medio de la misma, el equipo de OFI formado por Fabienne Cretin y Stephane Dieudonné, se unieron a Candriam para gestionar el fondo Candriam Risk Arbitrage, mientras siguen gestionando el fondo máster OFI Risk Arb Absolut, de donde emana su track record. 

Además, la gestora defiende que si se ha conseguido esa rentabilidad es porque se ha demostrado “que las operaciones corporativas consiguen descorrelacionarse de los índices porque la compañía deja de comportarse en mercado como una acción y pasa a comportarse como una transacción y esa baja correlación con el mercado se mantiene hasta que finaliza la operación corporativa”, apunta al tiempo que cifra en un 5% la rentabilidad media de las compañías sujetas a un M&A en bolsa en 2018 con un riesgo muy limitado.

Su proceso de inversión se ha ido tornando cada vez más defensivo en los últimos años ya que en 2008 decidieron dejar de destinar una parte de su cartera a la estrategia de event driven para reducir el riesgo de su cartera. “En la actualidad solo invertimos en compañías sujetas a movimientos corporativos ya anunciados de forma oficial que han sido acordados por ambas partes ya que así te quitas el riesgo de mercado”, apunta la gestora.

Junto a ello reconoce que el gran riesgo al que se expone su cartera no es tanto la guerra comercial o la desaceleración económica como la posibilidad de que esas operaciones corporativas no fructifiquen. “Al seleccionar solo operaciones oficiales tienes el 93% de posibilidades de que prospere. Todo el proceso de inversión está pensado para evitar ese 7% de operaciones que fallan”, apunta. Y de momento lo consigue ya que el ratio de fallo se ha mantenido en los últimos años muy por debajo del mercado (en 2018, por ejemplo, fue del 3% frente al 5,8% del mercado).

Para mantener a raya ese riesgo sigue una serie de pasos en el proceso cuantitativo de selección de las compañías en las que invierte: mira si se trata de una opa amistosa u hostil, si la protagoniza el capital riesgo, si compradores y vendedores cuentan con un tamaño relativo o similar, cláusulas antimonopolio  y la duración en la que se prevé se contemple la operación. Cada uno de esos factores incurre en algún tipo de riesgo y una vez analizados, realiza un proceso más cualitativo en el que se mira sobre todo la letra pequeña y las cláusulas del contrato de M&A para determinar si la operación corporativa es lo suficientemente sólida,  siempre y cuando dichas operaciones se realicen en mercados desarrollados.

En la actualidad cuenta con medio centenar de compañías en carteras a las que asigna un rating propio que puede ser A, B, C en función del riesgo que presentan con el objetivo de que las empresas con peor rating( las de letra C, equivalentes al high yield en el mercado de deuda) no superen el 30% de la cartera, en otra clara apuesta por minimizar la volatilidad de la cartera que a 3 años se sitúa alrededor del 1%