Capital at Work: soluciones de corto y largo plazo para la actual crisis

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@boetter, Flickr, Creative Commons

Capital at Work Investment Partners considera que, a pesar de las dudas y juegos de palabras, España recibirá un rescate, aunque la cifra representará menor porcentaje de su PIB que en el caso de otros homólogos europeos. Pero cree que es falso que dichas ayudas vengan exentas de restricciones fiscales o subidas del IVA. Con todo, su consejero delegado, Lucas Monjardín, enlaza las crisis con las oportunidades, pues considera además que los mercados podrían empezar de nuevo una tendencia secular alcista dentro de unos años.

Para aprovecharla, la entidad opta por estar fuera del sector financiero (no tiene ninguna inversión en renta variable bancaria desde 2007 y en renta fija, muy poca exposición, en deuda senior de bancos de gran calidad) e invertir en acciones de compañías sólidas con negocios internacionales y grandes generadoras de flujo de caja.

Pero su gran apuesta son los bonos corporativos de calidad, anteponiéndolos a otros instrumentos como los depósitos que, ante la quiebra del banco, estarían por detrás de los bonistas en el orden de cobro. Y a bonos públicos, en los que prefiere países core como Alemania, Holanda, Noruega o Australia, huyendo de los periféricos. De hecho, Monjardín habla de “la trampa de la deuda española”, pues dice que, si los tipos de su deuda están por encima de su crecimiento, “será imposible su pago y llevará a una quita en unos años”. En términos más generales, dice que Europa tendría que asumir una pérdida global de deuda (una quita que ampliara los plazos y redujera los tipos): “Si no lo hace, puede recurrir a la capacidad ilimitada de impresión de dinero, aunque con el consiguiente riesgo inflacionista”. Pero uno de los aspectos que diferencia su inversión en renta fija es la duración larga, pues en la entidad no esperan una subida de tipos, ante “la recesión económica que afrontamos”.

Eric Ollinger, presidente del Consejo en Capital at Work, da respuesta a las que considera tres de las mayores inquietudes de los inversores: el corralito, el fin del euro y la quiebra de los bancos. “Sería ilegal un corralito por el sistema de libre circulación de capitales que existe en Europa y tampoco veo el fin del euro, que saldrá reforzado de la crisis. La mejor protección está en buenos títulos extranjeros cotizados en euros”, afirma. Sobre las quiebras bancarias, comenta que afectarían a bonistas, accionistas, tenedores de pagarés o depósitos, pero no a los partícipes de fondos de inversión, fuera de la mesa de liquidación.

Los errores de Wyman

Monjardín comenta el aumento de la incertidumbre en torno a las necesidades de capitalización de la banca española, enumerando los episodios de la misma. “Oliver Wyman llegó a decir que el Banco de Irlanda era el más solvente del mundo, y quebró; aconsejó a Citigroup la inversión en deuda subprime, que le ocasionó grandes pérdidas, y atacó la Ley Volcker en EEUU, que obligaba a separar las actividades de bancos de inversión de los demás, para reducir el riesgo de los depositantes”, explica el experto.

Capital at Work propone soluciones que funcionarían en el corto y largo plazo. En el primero, el “LTRO lograría estabilizar a la banca un tiempo, pero subordina a acreedores como los depositarios y parece haber absorbido gran parte del colateral asequible”, critica Monjardín. Otra opción, un sistema paneuropeo de depósitos en el que se garantizaran todos los de la eurozona, ayudaría a los bancos que experimentan salidas de capital por sus caídas de rating, pero no ayudaría a los que sufren ante el riesgo de redenominación de la divisa de los depósitos. Y los eurobonos limitados serían algo similar a los sistemas actuales de ESFM, EDFS y ESM.

Entre las soluciones de largo plazo, menciona la creación de unos estados unidos de Europa (con autoridad fiscal central, etc), algo políticamente más difícil de conseguir; un plan Marshall para los países periféricos; una unidad bancaria, con garantía total de depósitos; o el establecimiento de una ley “Glass-Steagall”, que separe la banca de depósitos de la de inversión.  “También hay posibilidad de una quiebra ordenada de algunos bancos pero no se hará”, apostilla Monjardín.