Saint-Georges compara las tres características sobre las que se sustentó el “milagro” asiático de hace dos décadas con las características estructurales que presentan ahora estas economías. Si en los años 90 se apoyaron en la financiación a corto plazo con capital extranjero, fijando paridades de divisas y sin apenas reservas de moneda en sus bancos centrales, ahora las tornas han cambiado por una razón que el responsable de Carmignac considera fundamental. “El universo emergente, durísimamente penalizado por esta crisis de la década de 1990, adoptó la determinación de basar su crecimiento entre 2002 y 2011 en un modelo distinto”. Un modelo basado en bajo endeudamiento, tipos de cambio flexibles y escasa dependencia del exterior.
Más que solidez, Saint-Georges define la situación resultante para estas economías como “antifragilidad”, citando al epistemólogo Nassim Taleb. “De hecho, no solamente sus divisas pueden debilitarse sin mermar su solvencia, actuando así como amortiguador, sino que este debilitamiento podrá incluso otorgarles en última instancia una ventaja competitiva de cara al exterior, que propiciará automáticamente el restablecimiento de la sostenibilidad exterior de sus economías”. Saint-Georges puntualiza que esta ventaja es “precisamente de la que carecen hoy en día los países deficitarios de la zona del euro”.
El otro avance fundamental para las economías emergentes que detecta el experto –con respecto a 1997- es el incentivo de las reservas de divisas, por lo que podría decirse que estas naciones sí han aprendido de sus errores.
¿Un castigo desproporcionado?
“Cuando el miedo y la perspectiva de que disminuya la abundancia de liquidez flotan en el horizonte, los mercados suelen atacar a los fundamentales a largo plazo. Por tanto, existen motivos para desconfiar del exceso de correcciones que aún podrían sobrevenir en el universo emergente”, reflexiona Didier Saint-Georges, citando a India o Turquía como ejemplos. Sin embargo, el responsable de Carmignac considera que “salvo que se produzca un empeoramiento incontrolado de las condiciones de la liquidez a escala mundial, la cuestión principal en el mundo emergente no es su situación financiera. La clave sigue siendo el crecimiento”.
Llegados a este punto, Saint-Georges no sólo presta atención a problemas como el hard landing chino – los cálculos de Carmignac apuntan a que el crecimiento futuro de la potencia será inferior al 7,5% oficial- , sino que los pone en contraste con los signos de mejora de los países desarrollados para concluir que se producirá un reequilibrio de fuerzas.
Pone varios ejemplos. “Si está claro que el reajuste en China provoca en Brasil el agotamiento de su principal fuente de demanda de materias primas, también queda patente que, por el contrario, conlleva un fortalecimiento de la demanda en el caso de los proveedores de servicios o bienes de consumo (locales, coreanos, taiwaneses, etc.)”. México, por su parte, es el mejor posicionado para beneficiarse de la recuperación en Estados Unidos, mientras que varios países asiáticos del arco del Pacífico se pueden beneficiar de lo que él denomina “renacimiento de la economía japonesa”. “Cada país deberá seguir jugando sus cartas maestras, ajustar su posicionamiento al nuevo contexto económico mundial y reforzar su competitividad”, asevera Saint- Georges.
Sin embargo, el miembro del comité de inversiones cree que el reequilibrio y cambio de modelo económico no son las únicas maniobras que deben acometer los emergentes. También será necesaria la puesta en marcha de reformas estructurales. “Desde este punto de vista, cabe afirmar que la India y Brasil han sido dos grandes decepciones, atrapados en las garras del electoralismo. Por el contrario, países como México o Colombia han hecho verdaderos progresos, al igual que una China que, bajo la batuta de Li Keqiang, no oculta su voluntarismo”.
Entretanto, el comienzo del fin del programa de estímulo cuantitativo de la Reserva Federal cada vez está más cerca. Saint- Georges califica como “un desafío ingente” la retirada de estímulos cuantitativos de la Fed, teniendo en cuenta que tanto la economía de Estados Unidos como la mundial aún siguen frágiles.
"Los mercados y las divisas, en especial en el universo emergente, conservarán la volatilidad mientras prevalezca esta doble incertidumbre sobre el crecimiento y la liquidez”, advierte el experto. Las decisiones estratégicas que se han tomado en la gestora pasan por reducir por debajo del 20% la exposición a renta variable emergente (maniobra de principios del verano) y cubrir el riesgo divisa