Carmignac Portfolio Unconstrained Global Bond: posicionamiento y visión del gestor

Charles Zérah (Carmignac)
Foto cedida

El Carmignac Portfolio Unconstrained Global Bond, anteriormente denominado Carmignac Portfolio Global Bond, dispone de un universo de inversión amplio y diversificado de cara a identificar oportunidades en los segmentos de tipos de interés, deuda corporativa y divisas en los mercados tanto desarrollados como emergentes. Según explica Charles Zerah, gestor de este fondo de Carmignac con Sello Funds People en 2019, con las calificaciones Blockbuster y Consistente, el estilo de inversión no referenciado y basado en convicciones del producto se complementa con un elevado nivel de flexibilidad en varios segmentos. Gracias al proceso de inversión sin limitaciones, puede invertir en nichos de valor específicos para generar rentabilidades en mercados de renta fija tanto alcistas como bajistas.

“Su naturaleza dinámica se centra en aprovechar las tendencias y las ineficiencias en el mercado para obtener rentabilidades. Puede adaptarse rápidamente a los diferentes contextos mediante el incremento o la cobertura de las exposiciones. Este enfoque basado en oportunidades permite sacar el máximo partido de las convicciones de inversión al tiempo que se efectúa una gestión de los niveles de riesgo y la exposición en línea con nuestros análisis top-down”, indica.

El proceso de estructuración de carteras se cimienta sobre tres pilares diferentes. El primero corresponde a la fase top-down, durante la cual el equipo de gestión al completo se reúne cada mañana para debatir y analizar los datos macroeconómicos, los acontecimientos de mercado y los factores de riesgo. “Tratamos de definir y cuestionar nuestra hipótesis macroeconómica principal”.

En segundo lugar, tenemos el pilar ascendente o bottom-up, durante el que el gestor trabaja en estrecha colaboración con el equipo de renta fija, compuesto por gestores de fondos y analistas, para implementar esos análisis top-down. “Nuestros analistas cubren estrategias o clases de activos determinadas y, por ende, proporcionan unos conocimientos exhaustivos en todas las clases de activos de renta fija. La estrecha colaboración y la constante interacción en el equipo facilita la implementación de las estrategias más idóneas de tipos de interés, deuda corporativa y divisas”.

Por último, afinan cada una de las estrategias sirviéndose de un marco de gestión del riesgo. “Si bien la gestión del riesgo figura en las dos primeras fases del proceso, desde la determinación de la hipótesis macroeconómica a la implementación de las estrategias del fondo y su supervisión, también recurro a herramientas cuantitativas para monitorizar la correlación de mi cartera con los principales factores de riesgo del mercado y compruebo diariamente si se encuentra en línea con la hipótesis macroeconómica”, revela Zerah.

Los mercados de renta fija han registrado una evolución favorable desde principios de año. Un acontecimiento clave durante este periodo fue la reversión de la política monetaria orquestada por la Reserva Federal estadounidense. “Este cambio sentó las bases para una marcada revalorización de todos los activos de renta fija, lo que nos aportó ganancias en nuestros títulos de deuda pública en Europa, Asia y otros mercados emergentes, así como en nuestra cartera de deuda corporativa.

 En respuesta a la reversión de la política monetaria de la Fed, incrementamos considerablemente la duración modificada general del Fondo durante el primer trimestre y la situamos en una horquilla de entre 400 y 700 puntos básicos durante el periodo”.

La asignación general de Zerah prioriza ahora la deuda pública europea (Austria, Francia, Chipre y Grecia) y los bonos del Tesoro estadounidense. “Además de esta diversificación geográfica, optamos por diferentes vencimientos en función del país: adquirimos deuda pública estadounidense del tramo medio de la curva (5, 10 y 30 años) y deuda pública europea del tramo largo (20 y 40 años). Esta decisión se fundamenta sobre el hecho de que Estados Unidos y el resto del mundo están experimentando ciclos monetarios diferentes. Además, el giro de 180 grados de la Fed nos alentó a incrementar nuestra exposición a la deuda pública emergente, con una preferencia por la deuda rusa, catarí y turca denominada en divisas fuertes y por la deuda mexicana y chilena denominada en divisa local. Tratamos de mantener una elevada duración modificada en respuesta a las reversiones de política monetaria que están llevando a cabo los principales bancos centrales”.

En el segmento de deuda corporativa, tras un inicio de año marcadamente positivo en el que han visto revertirse el descenso de la liquidez de noviembre y diciembre de 2018, los mercados de deuda corporativa han vuelto a un régimen más parecido al que experimentamos durante gran parte de 2018. “Los diferenciales de la deuda corporativa se están ajustando, tal y como cabría esperar. Independientemente de que el mercado se mantenga en su estado actual o se amplíe, confiamos en que la coyuntura actual resulta propicia para los profesionales de la selección de bonos. Durante los próximos meses, prevemos que mantendremos nuestra exposición a la deuda corporativa entre el 15 % y el 25 % de los activos totales, habida cuenta de las políticas monetarias de la Fed y del BCE y de las previsiones de estabilización de las economías europeas”.

Por último, en los mercados de divisas, cabe destacar que los primeros cuatro meses del año se caracterizaron por una marcada caída de la volatilidad de las principales monedas. “Esta reducida volatilidad se debió tanto al giro radical de la Fed como al discurso más acomodaticio adoptado por los principales bancos centrales de todo el mundo. Además, la coyuntura económica actual ha retrasado el inicio de la depreciación del dólar, que llevamos pronosticando desde hace varios trimestres. El diferencial de tipos de interés entre EE. UU. y otros países desarrollados sigue brindando al billete verde una ventaja considerable que continúa atrayendo ingentes flujos de capital. No obstante, la ralentización de la economía estadounidense y los primeros indicios de estabilización en la zona euro nos llevan ahora a priorizar el euro, la moneda de denominación de nuestra cartera”, concluye.