Larry Fink (BlackRock): “No es capitalismo woke. Es capitalismo”

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Larry Fink, consejero delegado de BlackRock. Foto cedida

No es capitalismo woke. Es capitalismo. En su carta anual a los consejeros delegados de todo el mundo, Larry Fink, consejero delegado de BlackRock, rebate las críticas al giro ASG que está dominando la industria financiera estos últimos años. “Nosotros nos centramos en la sostenibilidad no porque seamos ecologistas, sino porque somos inversores y fiduciarios de nuestros clientes”, sentencia.

Tras sus 34 años de experiencia en BlackRock, Fink afirma reconocer qué distingue  las grandes empresas: siempre es un claro sentido del propósito, unos valores coherentes y, de manera significativa, el reconocimiento de lo importante que es comprometerse y prestar servicio a sus principales stakeholders. En su opinión, esta es la base del capitalismo de stakeholders. E insiste, es un tipo de capitalismo que no tiene que ver con la política, ni tampoco sigue una agenda social o ideológica. “No es un capitalismo woke”, sentencia. Es capitalismo. Impulsado por relaciones mutuamente beneficiosas entre la empresa y los empleados, clientes, proveedores y comunidades de los que la compañía depende para prosperar. “Ahí es donde reside el poder del capitalismo”, insiste.

No es que las reglas del juego hayan cambiado. La legítima búsqueda de beneficios sigue siendo lo que motiva a los mercados. Y la rentabilidad a largo plazo es el barómetro por el que estos últimos determinarán, en última instancia, el éxito de una compañía. Lo que ha mutado es la fuente de esos beneficios. La relación entre una empresa, sus empleados y la sociedad se está redefiniendo. “Los empleados deben entender y conectar con tu propósito, porque cuando eso ocurre, pueden convertirse en tus más firmes defensores. Los clientes quieren ver y escuchar lo que defiendes, ya que buscan cada vez más hacer negocios con empresas que comparten sus valores”, exige Fink. Una evolución que ha acelerado más incluso gracias a la pandemia.

Y serán las empresas innovadoras que se adapten al nuevo entorno las que tendrán fácil acceso al capital. “Nunca antes ha sido tan esencial para los consejeros delegados tener una voz consecuente, un propósito claro, una estrategia coherente y una visión a largo plazo. El propósito de tu compañía es la estrella que debe guiarla en este tumultuoso contexto”, asegura Fink.

La S de la ASG, en el centro de la transformación

Hace dos años el máximo responsable de la gestora más grande del mundo usaba su tradicional misiva a los CEO globales para lanzar un claro mensaje: la inversión sostenible será imparable. La gestora estadounidense no ha sido la primera en predicar el mensaje ASG, pero sí ha sido una de las más vocales en alertar del cambio que supondrá para los mercados financieros en los años venideros.

Y una de las grandes revoluciones que ha traído la pandemia viene del lado social. Ninguna otra relación ha cambiado tanto por la pandemia como la existente entre los empleadores y sus empleados, defiende el consejero delegado. En ninguna otra crisis se ha vivido un fenómeno similar. La tasa de dimisiones en Estados Unidos y Reino Unido se encuentra en máximos históricos. Y en Estados Unidos estamos asistiendo a algunos de los mayores incrementos salariales en décadas. “A medida que las compañías se reconstruyen tras la pandemia, sus consejeros delegados afrontan un paradigma totalmente distinto al que estamos acostumbrados”, vaticina.

El mercado laboral donde no se hablaba de la salud mental y donde predominaban los sueldos bajos ya no existe. Y esto es un riesgo empresarial. “Las compañías que no se ajustan a esta nueva realidad y no responden a las expectativas de sus empleados lo hacen por su cuenta y riesgo”, sentencia Fink. Es un factor al que BlackRock como gestora prestará especial atención en su análisis de los fundamentales de una empresa. Ya lo adelantan, querrán saber cómo una empresa se está planteando su vínculo con sus trabajadores. “El lugar y la forma en que trabajamos no volverán a ser iguales que antes. ¿Cómo se está adaptando la cultura de tu empresa a este nuevo mundo?”, pregunta el CEO.

La transición energética determinará el capital

En todo momento Fink es claro con su advertencia. Estas demandas no responden a cuestiones políticas, es el capitalismo puro y duro en todo momento. Y o las compañías se adaptan o el flujo de inversión se cortará. “El acceso al capital no es un derecho, sino un privilegio. Y el deber de atraer a ese capital de manera responsable y sostenible recae sobre ti”, advierte a las empresas.

En otras palabras: adaptarse o morir. Y uno de los puntos más decisivos que detecta Fink es la manera en la que se aborde la transición energética global en los próximos años. Pocas cosas afectarán tanto a las decisiones de asignación del capital, y por tanto al valor a largo plazo de una empresa, ve el CEO. “Cada empresa y cada sector se transformará en el marco de la transición hacia un mundo neutral en carbono. La pregunta es: ¿llevarás el timón o dejarás que te dirijan otros?”, plantea.