En opinión del jefe de gestión de carteras de clientes de renta fija, nos adentramos en una etapa de la renta fija donde importará que un gestor sepa distinguir entre un bono bueno y uno malo.
Comienza una nueva etapa en los mercados de renta fija. La era de dinero barato se ha terminado. La inflación comienza a caer tanto por las medidas de los bancos centrales como por la caída de las materias primas. Y casi lo más sorprendente, que, en este entorno, el crecimiento global resiste. ¿Por qué? En opinión de Charudatta Shende, jefe de gestión de carteras de clientes de renta fija, la clave está en el estímulo fiscal. “Creo que se valora poco el trabajo de apoyo que han hecho los gobiernos. Desde el Inflation Reduction Act en Estados Unidos al plan NextGen de Europa”, defiende.
¿Y cómo se han movido los mercados en este entorno? Pues, a pesar del repunte de la volatilidad, a grandes rasgos el mercado sigue fuerte. Incluso la crisis de confianza en la banca de marzo se contuvo en pocas semanas. Así, más allá de los flujos hacia fondos, la realidad es que 2023 está siendo un buen año. La renta fija, sobre todo, ha vuelto a dar alegrías y en todo el espectro del perfil de riesgo. Desde los monetarios hasta el crédito grado de inversión y high yield.
Tipos altos más tiempo
Pero pasado este primer periodo de recuperación generalizada y direccional, Shende vaticina que nos adentramos en un periodo más complejo a nivel de gestión. “El objetivo de inflación del 2% está más cerca, pero no es inminente. Y Powell es consciente de ello, tal y como se aprecia de sus discursos. Porque aún no podemos descartar el riesgo de un rebote de la inflación viendo el reciente repunte de las materias primas”, apunta.
Así, con una inflación estructuralmente más elevada, estaríamos pasando de un entorno de tipos más altos a tipos altos más tiempo. “Eso añade a la volatilidad del mercado. Vuelve a importar la calidad del balance de una compañía”, insiste. Y por eso precisamente Shende cree que nos adentramos en una etapa de la renta fija donde importará que un gestor sepa distinguir entre un bono bueno y uno malo. “Estamos en un mercado para los bond pickers”, afirma.
Dispersión, dispersión, dispersión
Es una opinión que comparte Patrick Zeenni, responsable de grado de inversión y arbitraje de crédito de Candriam: “La dispersión en el mercado solo está subiendo”. Para gestores como él y como Nicolas Jullien, responsable de high yield y arbitraje de crédito, eso genera oportunidades para crear valor tanto en largos como en cortos y en arbitraje, uno de los fuertes de Candriam, como ha demostrado el equipo con el Candriam Bonds Credit Alpha y el Candriam Bonds Credit Opportunities.
Por ejemplo, jugando la dispersión entre el bono y el CDS, como en las emisiones financieras, que están cotizando más barato que sus CDS. Pero es que Zeenni subraya la dispersión generalizada: en las curvas, en los breakeven, entre empresas del mismo sector o entre bonos financieros y no financieros.
Es un campo de cultivo perfecto para estrategias como el Candriam Long Short Credit, que gestionan de manera muy dinámica la cartera y la exposición neta. La cartera de este fondo con Rating FundsPeople se caracteriza por una alta rotación. El equipo toma posiciones que pueden duran apenas días tanto buscando la direccionalidad del mercado como de valor relativo. Pero es una flexibilidad que solo pueden tener por la confianza del equipo en su análisis fundamental. “En los 14 años que llevamos gestionando este tipo de estrategias nunca hemos tenido un default. Ni siquiera un evento de estrés en la cartera”, sentencia.