Cómo construir una cartera de renta fija que rinda entre un 5% y un 6% en 2016: un caso práctico

Chris_Iggo_
Foto cedida

Contra la debilidad del crecimiento del PIB global y el pesimismo imperante, Chris Iggo (director de inversiones de renta fija de AXA IM) contrapone una serie de signos macro esperanzadores: fuerte creación de empleo en EE.UU. y Reino Unido, mejor crecimiento en Europa, la fortaleza del sector servicios en China, la mejoría en términos generales de las condiciones de concesión de créditos bancarios, un sistema bancario más seguro – también en términos generales- y políticas fiscales menos restrictivas. A esto añade la expectative de que repunte el crecimiento salarial en EE.UU., que la inflación subyacente haya tocado fondo y que empiece a notarse el efecto riqueza “si los mercados financieros responden positivamente a las partes ya positivas de la fotografía macro y que se relajen respecto a las noticias más negativas (China, petróleo, materias primas)”.  

Iggo se pregunta cuál debería ser la asignación de una cartera fija si se prevé  un escenario macro más positivo que el descontado por el mercado. Las ideas que aporta están encaminadas a “poder formar una cartera de renta fija con una rentabilidad en el rango del 5%- 6% y el potencial para proporcionar retornos decentes a lo largo del 2016”.

La primera propuesta es ponerse largo en bonos del Tesoro de EE.UU. con vencimiento a 30 años, que actualmente cotizan en el entorno del 2,6%. La tesis que plantea es invertir con la previsión de que los tipos sigan bajos durante mucho tiempo: “Mientras que la Reserva Federal se tome su tiempo normalizando los tipos, no hay razón para que la curva se incline masivamente”. Y, si se materializase esta probabilidad, el experto defiende que “la exposición a crédito en una cartera de renta fija mixta debería compensar cualquier pérdida por duración desde tipos más elevados”. Iggo indica que también ofrecen algunas oportunidades de hacer dinero la deuda soberana de Reino Unido y Australia. 

La segunda idea de Iggo es invertir en deuda ligada a la inflación de corta duración. “Los propietarios de los bonos ligados a la inflación reciben compensación por la misma tasa de inflación con independencia del vencimiento del bono en el que estén invertidos”, recuerda el experto. Por tanto, justifica invertir en deuda de menor vencimiento para reducir el riesgo de duración y obtener algo de rentabilidad. Con la ventaja adicional de que esta clase de bonos son más sensibles al precio del petróleo, “por lo que cualquier repunte del crudo beneficiaría a esta parte del universo de renta fija”. El representante de AXA IM opina que “no es probable que la tasa de inflación subyacente caiga mucho más”. 

Inversiones no aptas para todos los públicos

El tercer consejo es obtener exposición al repunte de las materias primas, partiendo del supuesto de que la situación actual no tiene margen para empeorar mucho más. “Esto significa que hay oportunidades value en el universo de renta fija a través de emisiones de grandes jugadores globales en el terreno del petróleo y las materias primas y a través de la deuda emergente de los productores de materias primas”, indica Iggo. Éste indica que se ha podido observar desde principios de año la recuperación de algunos bonos de los mayores productores de materias primas. “Gas, petróleo, metales y minería son sectores que han sido golpeados y en los que se ha puesto en precio un deterioro generalizado del crédito, pero también se está viendo desapalancamiento y acciones agresivas para apuntalar los balances”, explica Iggo, que añade que las materias primas están dando señales de haber hecho suelo. Esta tercera recomendación viene con advertencias: “Hay riesgos claros de este punto de vista, si China decepcionase con su crecimiento durante el primer trimestre entonces los precios pueden caer más”.  

Iggo presenta una tesis similar para invertir en high yield estadounidense: “Se puede decir que los fundamentales siguen siendo pobres por la exposición al sector energético y los técnicos no están ayudando por la llegada de compañías energéticas al mercado high yield tras perder el grado de inversion”. El director de inversiones recuerda que el mercado está poniendo en precio el regreso de la tasa de impago a niveles de 1997 y 2008 y que, sin embargo, en los sectores no relacionados con la energía “el mercado debería ser apoyado por la estabilidad de la demanda nacional en EE.UU., la mejoría del consumo y del poder adquisitivo, el bajo desempleo y más facilidad para la financiación por parte de los bancos”. Iggo recuerda finalmente que gran parte del mercado de high yield está cotizando en el rango entre el 5% y el 10%. 

Otras observaciones

El siguiente punto de la lista de Iggo es la deuda bancaria, en la que declara sentirse bajista, especialmente con la deuda bancaria europea por la falta de progreso en las negociaciones sobre morosidad en algunos mercados. “Sin embargo, admito que los bancos son mucho más fuertes que en el pasado”, comenta Iggo. Éste indica que las valoraciones de la deuda subordinada, que corrigió entre diciembre y la segunda semana de febrero y lleva recuperándose desde entonces “ha sido interesante”. Iggo apunta que la rentabilidad del sector es el doble que la media del mercado y “tácticamente debería haber un poco de margen para más comportamiento superior en el corto plazo al continuar los bancos dando pasos para mejorar sus perfiles de deuda”. En la parte estadounidense, los bancos ofrecen una rentabilidad del 3%, con una prima de 173 puntos básicos sobre los treasuries, “con un reconocimiento generalizado de que el sistema bancario estadounidense está en mejor forma que el europeo”. 

La última reflexion gira en torno a la deuda emergente. Según Iggo, el mercado puso negativamente en precio en 2015 la caída del precio del crudo, la ralentización del crecimiento chino y la subida de tipos en EE.UU., pero ahora las rentabilidades han recuperado atractivo. En concreto, indica que la deuda corporativa emergente está ofreciendo una rentabilidad media entre el 5,5% y el 6%, con una prima de riesgo de 100 puntos básicos o más con respecto a los treasuries. El director de inversiones advierte que podrían verse más rebajas de rating y que sería fácil que volviesen las preocupaciones en torno a China y el petróleo, aunque considera que “los técnicos son de apoyo al no esperarse que la oferta sea particularmente significativa en los próximos meses”.