La sostenibilidad medioambiental comienza a ser un factor muy tenido en cuenta en la construcción de una cartera de inversión. Algunos inversores buscan beneficiarse de las oportunidades que ofrece la transición energética, mientras que otros simplemente desean mitigar los riesgos físicos o de transición que conlleva el cambio climático. Ya sea por una causa o bien por la otra, lo que se observa claramente es como muchas carteras están integrando indicadores medioambientales en sus criterios de toma de decisión, tales como objetivos de reducción de carbono, reducción de consumo de agua o de alineación con escenarios de temperatura como el planteado en el Acuerdo de París.
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