¿Cómo de expuestos están los países latinoamericanos al dólar?

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Hire Sandy, Flickr, Creative Commons

La estrategia ha dado sus resultados: si los países de Latinoamérica no han sufrido todavía más el golpe bajista de los últimos meses ha sido gracias al trabajo que han realizado en los últimos quince años para depender menos del dólar estadounidense, bien a través de reservas de divisas, bien gracias a la emisión de deuda en divisa local, que ha permitido mantener la estabilidad en muchas referencias de renta fija. No obstante, la deuda latinoamericana denominada en dólares está presentando un buen comportamiento en el año, como publicaba Funds People el pasado 7 de septiembre (leer más).

Según datos de Moody’s, el porcentaje de deuda soberana denominada en divisa local se ha doblado en los últimos años –del 35% al 70% del endeudamiento total- en Chile, Brasil, México, Colombia, Perú, Argentina y Venezuela, lo que garantiza a estos países una mayor protección frente al billete verde. No obstante, la agencia de calificación crediticia indica que no ha habido homogeneidad en el proceso de desvinculación del dólar. Por ejemplo, en el caso de Chile, si en el 2000 sólo el 10% de su deuda estaba denominada en pesos, en 2014 la proporción alcanzó el 90%. En el caso de Brasil, actualmente más del 94% de su deuda viva está denominada en reales. En cambio, en ese periodo de tiempo Perú ha pasado del 6% al 50% y Argentina, del 6% al 39%. A esto se ha de añadir la exposición a deuda corporativa en divisa local. J.P.Morgan AM aporta algunos gráficos sobre la composición de la deuda emergente que demuestra el claro predominio de esta clase de activo. 

Moody’s ha reflejado recientemente estas distintas exposiciones en las calificaciones que asigna a cada país. Recientemente, confirmó su rating Aa3 estable a Chile, indicando entre otras cosas que Chile deriva su fortaleza fiscal, la cual se ubica entre las más fuertes de los soberanos que califica Moody’s en el mundo, de sus bajos indicadores de deuda y su política de estabilidad”. También ha mantenido la calificación A3 a la deuda soberana de México, al afirmar que “está bien posicionada para absorber los shocks relativos a la depreciación del peso y los ingresos gubernamentales por el petróleo están cubiertos”.