¿Cómo está afectando el cambio del sentimiento sobre los bancos a la renta fija?

2946761289_d45f220832
DucDigital, Flickr, Creative Commons

¿Se puede afirmar ya que las preocupaciones de los inversores han emigrado decididamente del sector de la energía al sector bancario? Tal cambio en el sentimiento inversor empezó a identificarse de forma más evidente hace una semana, especialmente después de que Deutsche Bank publicase unos resultados nefastos para 2015. Como consecuencia, las acciones de los bancos se desplomaron y los rendimientos de la deuda bancaria repuntaron, provocando por ejemplo que el índice iTRaxx Financials Subordinated Debt CDS marcase un máximo de tres años y medio en 331 puntos básicos.  

Expertos de Aberdeen comentan que “los bonos más afectados fueron los bonos convertibles, que pagan un alto cupón pero, si los ratios de capital caen por debajo de un nivel especifico, se convierten en acciones”. Desde la gestora señalan que “se suponía que sobre estos bonos se ejercerían los “call” pero técnicamente, al no tener fecha de caducidad, cuando los inversores han ajustado su valor a perpetuidad, su precio cayó drásticamente”. 

"Los bonos sénior y los CoCos/At1 estaban infravalorando los riesgos de la ralentización del crecimiento y de los beneficios, la mayor exposición crediticia a los segmentos de materias primas problemáticos y el potencial deterioro del valor”, comenta asimismo Regina Borromeo, gestora de Brandywine (filial de Legg Mason Global AM).

La experta indica que la volatilidad recientemente registrada en el sector bancario se vio impulsada por los riesgos asociados a entidades concretas como Deutsche Bank (preocupaciones sobre las presiones relativas a los ingresos, las posiciones con derivados y las pérdidas de capital), pero también a un factor más preocupante, dado que la experta considera que la banca ha entrado en una fase “en la que los riesgos idiosincrásicos pueden convertirse en sistemáticos”. 

“Desde la crisis financiera mundial y la crisis de deuda pública europea, los políticos y los responsables de política monetaria se esfuerzan por reducir los riesgos de los bancos a nivel mundial y eliminar la relación entre el riesgo de la deuda pública y el de los bancos, aumentando los requisitos de adecuación de capital, desplazando el peso de la deuda hacia los titulares de los bonos y acciones de los bancos y endureciendo la regulación. Por ello, si bien se han realizado cambios en los últimos 8 años, un aspecto fundamental del sistema bancario sigue siendo la capacidad de infundir confianza”, resume la representante de Brandywine.

Ésta expresa su esperanza en que “los responsables políticos intenten estabilizar el sistema antes de que se produzca una crisis sistémica”. Asimismo, recuerda que el BCE “cuenta con un amplio arsenal de herramientas para lograrlo, tales como el aumento de la envergadura del programa de compra de activos o la ampliación de las clases de activos aptos para su adquisición”. En su opinión, “el problema sería que se demore demasiado a la hora de actuar con decisión".

Según Joseph V. Amato, director de inversiones de renta variable de Neuberger Berman, el desencadenante del cambio de sentimiento respecto a los bancos podría haber sido la decisión inesperada del Banco de Japón de aplicar un tipo negativo a los bancos que siguieran depositando dinero en su ventanilla. “En vez de estimular al mercado, este movimiento sorpresa redujo la fe en las Abenomics y elevó los miedos de una espiral bajista global de las tasas de bancos centrales”, indica Amato. Éste pone más ejemplos recientes en este sentido: la decisión del Riksbank (banco central de Suiecia) de recortar la tasa de depósito al -0,5%, o las declaraciones de Janet Yellen la semana pasada durante su comparecencia ante el Congreso de EE.UU., en las que insinuó que la Reserva Federal estaría estudiando esta medida en el caso de que se necesitasen más estímulos acomodaticios. 

“Los tipos negativos (y que las curvas de rentabilidad nunca habían estado tan planas desde 2007) claramente no son buenas para los márgenes de beneficio de los bancos, y unos bancos en apuros podrían implicar un endurecimiento de las condiciones financieras para el conjunto de la economía”, advierte el experto de Neuberger Bergman a modo de conclusión.