Richard Woolnough lleva mucho tiempo preparando la cartera del M&G Optimal Income para encarar un escenario de subida de tipos de interés en Estados Unidos. Lo que le sorprende al gestor y a su equipo es que la Reserva Federal todavía no haya movido ficha. La razón de que aún no lo haya hecho la encuentran en que la inflación en Estados Unidos se encuentre en niveles bajos y en las políticas acomodaticias que mantienen los principales bancos centrales. Pero los responsables de la estrategia no tienen ninguna duda de que “las subidas están muy cerca. No tenemos una convicción muy fuerte en cuanto al timing. No descartamos que sea en septiembre, pero dependiendo de los datos podrían ver un retraso a diciembre”, revela a Funds People Ana Gil, especialista en Inversión de Renta Fija en M&G Investments.
Según explica, “estas subidas ya estarían puestas en precio, pero creemos que el mercado sigue infravalorando su magnitud: son 100 puntos más bajas de lo que está diciendo la Fed”. En este sentido, Gil recuerda que históricamente el mercado ha subestimado movimientos de subidas de tipos. “Sucedió en 1988, 1994 y 1999. En todos estos años, la autoridad monetaria aplicó incrementos más agresivos de lo que esperaban los inversores. Creemos que esto va a volver a ocurrir”. Ese es el motivo por el que el fondo está infraponderado en duración. “Actualmente, la duración de la cartera es de 2,5 años, frente a los seis años del benchmark. Esto ha sido bastante estable. En agosto la hemos bajado ligeramente porque la curva americana se ha aplanado”. En lo que respecta a la curva americana, la duración que mantienen es incluso inferior, de 0,7 años.
“Nuestra intención es mantenernos cortos en duración para hacer frente a un escenario de subida de tipos. En Inglaterra quizás no sean tan inminentes y haya que esperar a 2016, pero en EE.UU. es algo que debería materializarse en esta segunda mitad del año”. Resulta evidente que un escenario de este tipo no suele ser el entorno ideal para la renta fija pero, si este movimiento se produce en un periodo de crecimiento económico, el equipo cree que habrá un claro favorecido: la deuda empresarial. “El momento favorece al crédito. La clave está en capturar el spread de crédito eliminando el riesgo de tipos para proteger capital. Una de las ventajas del fondo es el hecho de tener un mandato flexible, que nos permite desligar ambos riesgos comprando el bono corporativo, que nos aporta duración, a la vez que incorporamos derivados para aislar el spread de crédito”, señala.
Gil subraya que el crédito corporativo con grado de inversión es la gran apuesta de Woolnough, al ser una clase de activo a la que destina el 56% de la cartera. Siente especial interés por las emisiones en dólares. “Se trata de un segmento que ha sufrido mucho en los últimos meses, donde hemos visto ampliación de spreads y subida de las tires. Es un mercado que lo ha hecho peor con respecto a otras clases de activo. Este mal comportamiento relativo ha venido motivado en parte por el aumento del número de emisiones. Las empresas quieren beneficiarse del entorno de tipos bajos y están tratando de captar financiación antes de que la Fed los eleve. Tras la corrección, las valoraciones se han vuelto bastante atractivas y los fundamentales son buenos. En términos generales, nuestra apuesta por el crédito se ha mantenido bastante estable durante los últimos meses”, apunta.
Les gustan principalmente bonos de compañías de sectores de consumo y telecomunicaciones con vencimientos largos (20-30 años), si bien cubren estas posiciones con futuros cortos sobre los treasuries en distintos puntos de la curva. Dentro del grado de inversión, también sienten especial atracción por el sector financiero. “La situación en la que se encuentra el sector es mucho mejor que hace cuatro años. Estamos aumentando muy lentamente exposición a entidades financieras, con preferencia por bancos de EE.UU y Reino Unido, al ser países que subirán primero los tipos. El sector está emitiendo bonos subordinados con rentabilidades muy atractivas”, señala. Del 17% invertido en crédito bancario, el 13% corresponde a crédito bancario subordinado de algunas de las principales entidades financieras americanas. En el caso de Europa, se muestran constructivos, aunque prefieren hacer un análisis caso por caso.
Estrategia en high yield y deuda emergente
En high yield se muestran muy cautos y la principal posición que mantienen es sobre el índice americano. De hecho, del 28% que actualmente destinan a bonos de alto rendimiento, una tercera parte está invertida en el índice. En total, el 17% es high yield americano, el 6% bonos de alto rendimiento británicos y el 5% del resto de Europa. En general, les gustan bonos de compañías del sector consumo, medios de comunicación, tecnológicas y ‘telecos’. En deuda pública siguen negativos. “No hay valor en ese segmento de mercado”, asegura Gil. Tampoco mantienen una posición relevante en deuda emergente. “Hemos reducido nuestra posición en el activo en medio punto porcentual, hasta el 1,5%. De ese porcentaje, el 1,3% es deuda pública y corporativa mexicana. No asumimos el riesgo divisa. Todo está cubierto a la divisa base del fondo”, explica Gil.
Movimientos en la pata de renta variable
Menos relevante aún es la exposición del fondo al mercado de renta variable, que actualmente es del 0,2%. De hecho, recientemente deshicieron otra posición, lo que hace que en estos momentos Woolnough solo mantenga dos compañías en cartera. “A pesar de la corrección de las acciones durante el pasado mes de agosto, el mercado no se ha puesto en niveles que el gestor considere atractivos para entrar. A partir del segundo trimemstre del año pasado empezamos a reducir nuestras posiciones en acciones cuando el S&P 500 se movía entre los 1.900 y los 2.000 puntos. Hoy el índice se encuentra en niveles similares. Seguimos atentos a posibles oportunidades y si el mercado se sigue abaratando no descartamos incrementar el peso de la renta variable en cartera”.