Las altas valoraciones invitan a la tentación de recoger beneficios, independientemente del cambio de los fundamentales. Pero intentar ahorrarse las correcciones también tiene su coste de oportunidad.
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Suenan los tambores de una burbuja. La recuperación de las bolsas estadounidenses tras la corrección de 2020 ha sido tan fuerte que el S&P 500 se movía a finales de marzo con un PER por encima de 34. Es una valoración más alta incluso que durante el pico de la burbuja de las puntocom. A finales de 1999 la cifra era de 31 veces. Incluso ajustando el múltiplo precio-beneficio al ciclo los niveles actuales son elevados. En ese contexto, es normal recibir preguntas de clientes temiendo una corrección.
¿Son válidos esos temores? Para Duncan Lamont, responsable de estudios y análisis de Schroders, hasta cierto punto es una decisión muy personal. “Se puede argumentar que vender en este momento es una buena opción para cobrar las ganancias”, reconoce. El problema es que es muy dificil identificar antes de tiempo el techo del mercado. Y es más, desinvertir totalmente de las acciones justificándose en que han alcanzado unas valoraciones muy elevadas ha sido una estrategia perdedora para algunos en el pasado.
¿Cuál ha sido el coste de salirse demasiado pronto?
Lamont toma como ejemplo el mercado estadounidense. Supongamos un inversor en el mercado estadounidense que se siente incómodo cada vez que la valoración del mercado está al 50% más cara que su media, algo que parece razonable para todo el mundo. Una estrategia podría ser vender todo en ese punto y volver a comprar cuando las valoraciones ya no están un 50% más caras de lo normal.
¿Cómo funcionaría esta estrategia? “No muy bien”, afirma el experto. Si se tomaran estas decisiones basándose en el múltiplo CAPE, no hubiera invertido desde 2003, salvo algunos meses sueltos. Se habría quedado fuera. No solo de las últimas etapas de la burbuja de las puntocom, sino también de los primeros años. Y la mayor parte de los años previos a la crisis financiera. Y muchas veces el mercado ha seguido subiendo a pesar de unas valoraciones altas.
La siguiente tabla muestra la rentabilidad que hubiera dejado escapar si hubiera seguido esta estrategia durante cada episodio de valoraciones aparentemente super elevadas. Algunos son muy breves, ya que seis de ellos duraron tres meses o menos.
De media, los inversores habrían perdido unas ganancias potenciales del 43% por vender demasiado pronto. En el pasado, el mercado siguió subiendo durante 17 meses, de media, antes de tocar techo. Ahora lleva 12 meses.
¿Vender cuando los mercados están caros evita las pérdidas?
¿Merece la pena no estar expuesto a las caídas? Pues tampoco. El hecho de que el mercado haya seguido subiendo no significa que los inversores hayan podido beneficiarse de toda esa rentabilidad. Todos los mercados alcistas acaban desinflándose. Y si se hubiera seguido invirtiendo, se habría estado expuesto a cualquier caída, que se podría haber evitado vendiendo. No obstante, el análisis de Lamont sugiere que, de media, las pérdidas evitadas habrían sido insuficientes para compensar las ganancias potenciales perdidas.
En 10 de los 14 casos, el mercado estadounidense obtuvo una rentabilidad positiva durante el periodo en el que estuvo más del 50% sobrevalorado (las dos cifras que aparecen como 0% son pequeñas rentabilidades positivas que se han redondeado a la baja). Esto es después de tener en cuenta cualquier caída desde el máximo. En varios casos, se habrían obtenido unas rentabilidades muy elevadas.
E incluso en aquellos casos en los que se hubieran producido pérdidas, éstas habrían sido relativamente pequeñas.
El interés compuesto: el aliado del buy and hold
En términos de rentabilidad, la estrategia de estar invertido durante todo el tiempo habría obtenido una rentabilidad del 9,7% anual en los últimos 130 años. Esto se compara con el 7,4% anual de la estrategia de vender (suponiendo que el capital obtenido se invierte en letras del Tesoro y sin tener en cuenta los costes de transacción).
Esa comparación duele más cuanto más se alarga el horizonte gracias a la magia del interés compuesto. En un periodo tan largo, este 2,3% anual adicional se convierte en una diferencia muy grande. 100 dólares en la estrategia de venta en 1890 valdrían ahora 1,1 millones de dólares. No está mal. Pero 100 dólares en la que se mantuvo la inversión valdrían ahora 18,1 millones de dólares.