Cómo ha cambiado la inversión value en la última década

Procsilas_Moscas
Foto: Procsilas Moscas, flickr, Creative Commons

El estilo de inversión value lleva años de capa caída como demuestra el hecho de que el gap entre el estilo value y el growth esté registrando máximos históricos. Diferencia que también se ha trasladado a los flujos de los inversores.

Pero en los últimos meses han surgido cada vez más voces que apuntan a que su resurrección está a la vuelta a de la esquina en un momento de fin de ciclo como el actual en el que los inversores deberán ser más cautos a la hora de posicionarse en renta variable teniendo en cuenta que las valoraciones tienden a estar cada vez más ajustadas y con unas expectativas de rentabilidad a largo plazo que nada tendrán que ver con las vistas en el pasado.

“A los inversores cada vez les gusta menos pagar en exceso por los títulos más masificados, ya sea desde el punto de vista geográfico o de estilos, y están preparados para el cambio. Solo necesitan un catalizador. Nuestro supuesto principal –en el que no hay Brexit duro y EE.UU. y China llegan a acuerdos comerciales parciales que bastan para restablecer cierta confianza entre las empresas, que aumentan sus inversiones de capital y sus beneficios– hace que la renta variable de fuera de Estados Unidos resulte atractiva. También hace interesante un cambio de posicionamiento hacia el value”, afirma Fabiana Fedeli, Responsable global de Fundamental Equities de Robeco.

Y, de hecho, esa rotación hacia la inversión value ya se está empezando a ver en las carteras de los gestores de fondos ya que, según la última encuesta publicada por Bank of America Merrill Lynch, el 34% de los gestores esperan que las acciones value lo hagan mejor que las de growth, 21 puntos porcentuales más que hace menos y la tercera variación mensual más alta desde que se empezó a publicar la encuesta en el año 2007.

Sin embargo, en el caso de que esta rotación se mantenga en el tiempo, los inversores deben saber que en estos diez años de travesía en el desierto que ha experimentado este estilo de inversión tan popular el value ha sufrido no pocas transformaciones.

Por ejemplo, según explica Pablo Martínez desde Amiral Gestion, una de las grandes gestoras value europeas, uno de los grandes cambios es que hoy invertir en value no implica dejar fuera el sector tecnológico. “Al final si eres un inversor de largo plazo y no tienes tecnológicas te estás perdiendo una gran parte del crecimiento”, afirma. Y esto explica que  incluso el padre de estilo de inversor, el gurú Warren Buffett, haya optado en los últimos años por comprar a través de su holding financiero, títulos tecnológicos como Apple o, más recientemente Amazon. Las cifras lo demuestran ya que, según los datos de Morningstar, el porcentaje sobre el patrimonio de los fondos value (se incluye las categorías european large cap value y global large cap value) era del 7% de media, mientras que ahora es del 10%.

El segundo gran cambio es que la permanencia en la cartera de las compañías en los fondos value ya no es tan alta como lo era en el pasado. “Nuestras carteras mutan y evolucionan, cuando iniciamos Magallanes hace cinco años teníamos una cartera muy diferente a la de ahora”, afirmaba recientemente Iván Martín en la Conferencia Internacional de Morningstar. Al fin y al cabo, la paciencia del inversor tampoco ya no es la misma que en pasado y lo demuestra el último Global Investor Survey de Schroders, que indica que los españoles somos los europeos más cortoplacistas, con la excepción de los polacos,  ya que de media mantenemos nuestras inversiones 1,9 años, muy por debajo de los 2,6 años de la media europea y global. 

Y el tercer gran cambio es, según explica Martinez, que a diferencia del pasado, las métricas cada vez pesan menos en la toma de decisiones ya que se analiza más las ventajas competitivas que ofrecen las compañías. “Prácticamente, todos los sectores en los que se puede invertir se enfrentan hoy a temas disruptivos y ahora es más difícil seleccionar las compañías ya que hay que pensar en segundas y terceras derivadas”, afirma.