Cómo la regulación está generando desigualdad entre clientes institucionales y retail

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La respuesta de las gestoras a la sequía de rentabilidad en activos tradicionales ha sido abrir su oferta a mercados menos líquidos. Una mirada a vuelapluma de los últimos lanzamientos de las firmas internacionales muestra una oleada de fondos que invierten en activos privados (private equity, private debt, inmobiliario, etc.). Es un movimiento, en parte, inevitable. Como señala Anne Richards, consejera delegada de Fidelity International, el número de compañías cotizadas a nivel mundial ha caído con fuerza en la última década. Además, como han coincidido en señalar varios expertos, los activos ilíquidos han dado mejores rentabilidades que los cotizados históricamente. Un nicho de mercado menos explotado y mejores retornos. ¿Qué más se puede pedir?

Pues que pone a una gestora en una “yuxtaposición profundamente incómoda”, en palabras de Richards. Porque es una opción que solo se puede ofrecer a un círculo reducido de inversores, los considerados profesionales. El grueso de los vehículos de inversión está concentrado un mercado que está menguando y cada vez más abarrotado. ¿Es verdaderamente justo? “Estamos empujando al inversor a través de un túnel cada vez más estrecho mientras sabes que los mercados privados han ofrecido mejores retornos y está entrando mucho capital nuevo”, señala la consejera delegada.

Para Richards, esto está generando una situación imperfecta. Es más, defiende que situaciones como esta tienen mucho que ver con el debate sobre la emergente desigualdad. Exige igual oportunidad de inversión para el que tiene 1.000 euros como el que tiene 1.000 millones. “Y me preocupa que la tendencia actual precisamente está exacerbando esta desigualdad”, insiste. Es cierto que la tecnología está avanzando y hay propuestas para ofrecer una propiedad fraccionada de activos privados. Pero aún está en fase inicial.

El debate, según Richards, no debería estar tanto en las valoraciones. Ni siquiera en la transparencia, sino en el concepto de liquidez. “Todos los mercados tienen una liquidez condicional”, sentencia. Ciertamente para que la liquidez exista hace falta que haya alguien al otro lado de la venta. Si no hay comprador, la liquidez se evapora. Claro que no es comparable la que habrá en large caps estadounidenses que la que hay en mercados privados. Pero ante eso, Richards tiene un contra-argumento: “La liquidez diaria no siempre es lo mejor para el inversor individual”.

Y no es la primera voz en la industria en plantear que a veces el mark to market hace más daño que bien al inversor ya que puede empujarle a renunciar a sus objetivos de inversión en momentos de pánico.