“La rentabilidad de los bonos ha tocado suelo, y es probable que se inclinen más las curvas de rentabilidad en 2017”, advierten expertos de la gestora.
Una sola palabra resume el reposicionamiento de las carteras que aconseja BlackRock para este año: reflación. Richard Turnill, estratega jefe global de la firma, más el equipo de BlackRock Investment Institute compuesto por Isabelle Mateos y Lago (estratega jefe de multiactivos), Kate Moore (estratega jefe de renta variable) y Jeff Rosenberg (estratega jefe de renta fija) prevén una aceleración global del crecimiento nominal, los salarios y la inflación. En consecuencia, el equipo afirma que “la rentabilidad de los bonos ha tocado suelo, y es probable que se inclinen más las curvas de rentabilidad en 2017”.
De entre los posibles beneficiarios de las tendencias reflacionarias, en la firma destacan al value: “El repunte de los rendimientos de largo plazo impulsó una rotación dentro de la renta variable durante la segunda parte de 2016. La reflación contribuyó a que las acciones value batieran en rentabilidad al conjunto del mercado, mientras que las acciones defensivas y con un comportamiento similar al de los bonos sufrieron”.
En BlackRock prevén que continúe la rotación en 2017, y que dé como resultado que los hasta ahora beneficiarios del entorno de tipos bajos post crisis sigan comportándose peor que la media de mercado en el medio plazo. Declaran “preferir renta variable a renta fija”, y se sienten optimistas “respecto a un número mayor de revisiones alcistas sobre las estimaciones de beneficios”.
Preferencias en renta variable
La renta variable emergente parte como la favorita de BlackRock, “dadas las reformas estructurales, la mejora de la rentabilidad y las valoraciones baratas”. Los mayores riesgos serían un rally brusco del dólar o cambios significativos en los acuerdos de comercio. “La reflación y el crecimiento en el mundo desarrollado son otro punto positivo”, añaden.
Complementariamente, la firma está positiva en Asia sin Japón, gracias a que “la reforma del sector financiero y el superávit creciente por cuenta corriente son alentadores”. Sobre China, indican que, si bien está en progreso la transición económica, “ya se han puesto en precio unas tasas inferiores de crecimiento”. La preferencia de BlackRock es por la renta variable de India y algunos países del sudeste asiático.
La firma ha elevado a neutral la visión sobre Europa, y a sobreponderar la de Japón. Si se va al detalle, en Europa la debilidad del euro, los signos de reflación global y la política ultra expansiva del BCE serán de apoyo para los valores cíclicos y exportadores. Sobre Japón, los factores positivos son un yen más débil, la mejoría del crecimiento global y “un comportamiento corporativo más favorable a los accionistas”. Además, valoran que el Banco de Japón haya anclado cerca de cero la rentabilidad de los bonos nipones a diez años. Los riesgos serían otro encarecimiento del yen y que los salarios al alza erosionen los márgenes de beneficio de las empresas japonesas.
El posicionamiento en EE.UU. es neutral. Los puntos positivos son una política fiscal posiblemente más expansiva y mayor desregulación, pero “las incertidumbres en torno a cuándo y cómo se implementarán abundan”. Además, afirman que “las valoraciones son elevadas”. La gestora prefiere invertir en value, financieros, salud y “crecedividendos”. “Nuestro análisis sugiere que las empresas que hacen crecer sus dividendos se comportan bien cuando la inflación impulsa los tipos al alza”, explican.
Asignación a renta fija
El entorno reflacionario supone en cambio un desafío para la renta fija, especialmente los bonos de mayor duración. En BlackRock favorecen en consecuencia al papel de menor duración, por ser menos sensible a las subidas de tipos de interés. Además, prevén que un crecimiento más fuerte favorezca a la deuda corporativa frente a la soberana, y muestran preferencia en el largo plazo por los bonos ligados a la inflación frente a la deuda nominal. En consecuencia, infraponderan deuda del Tesoro estadounidense. “Las hipotecas respaldadas por agencias estatales parecen caras, pero los riesgos de duración están reflejados en gran parte en una rentabilidad mayor”, añaden.
En cambio, sobreponderan crédito estadounidense. La preferencia de los expertos es por bonos de alta calidad y en general por bonos con grado de inversión, debido a que las valoraciones del mercado de deuda corporativa son altas en términos generales. Si bien observan que los bonos flotantes parecen ofrecer aislamiento frente al ciclo de subida de tipos, consideran que están caros.
Al igual que con la renta variable, en la gestora sobreponderan renta fija emergente y de Asia sin Japón. Consideran que la reflación económica debería beneficiar a los emergentes, aunque no olvidan los riesgos que representan un dólar más fuerte, tipos al alza, amenazas al comercio libre y el rumbo que pueda tomar la política monetaria china, concretamente su ajuste del renmimbi. No obstante, matizan que “las valoraciones reflejan gran parte de estos riesgos”, por lo que han seleccionado los bonos que ofrecían más atractivo, la mayoría en divisa fuerte. En cuanto a la renta fija asiática, creen que el descenso de emisiones netas y la mejora de los fundamentales (como la estabilización del apalancamiento) deberían ser de apoyo a este tipo de deuda pero en divisa fuerte, pese a lo ajustado de las valoraciones.
El posicionamiento en la eurozona es neutral. La neutralidad en deuda soberana responde a la celebración de elecciones en Francia y Alemania. “Preferimos mercados de renta fija periféricos de forma selecta, debido a las rentabilidades más altas y el apoyo del BCE”, indican. Lo encarecido de las valoraciones justifica la neutralidad en crédito. “La inclinación de las curvas y la subida de la cotización de las acciones bancarias deberían apoyar el entorno para un conjunto selecto de títulos financieros, incluyendo deuda subordinada, aunque las preocupaciones en torno al sector bancario italiano suponen un riesgo”, resumen.
El último comentario es respecto al posicionamiento en divisas y materias primas, neutral en ambos casos. “Vemos al dólar fortaleciéndose, especialmente contra el yen y las divisas emergentes, basándose en las expectativas de un crecimiento más fuerte y de diferenciales de tipos de interés”, explican por una parte. Por la otra, indican que “la racionalización de la oferta y la reflación están apuntalando al petróleo y los metales industriales en el corto plazo”.