Consejos de Howard Marks para invertir en la era de los tipos negativos

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Imagen cedida

Dos de cada tres bonos en Europa ofrecen tipos negativos. Uno de cada cuatro emisiones gubernamentales de grado de inversión en el mundo también. Ahora se está extendiendo al mundo de los corporativos. E incluso se ha alcanzado el oxímoron supremo en la renta fija: bonos high yield en negativo. Es el tema del momento ahora que los bancos centrales a nivel global han reactivado los estímulos monetarios. En su última carta a inversores, Howard Marks, de Oaktree Capital, aporta algunas reflexiones sobre un mundo cada vez más dominado por la falta de rendimiento. 

Adelantamos que ni siquiera el propio Marks tiene muy claro qué causa los tipos negativos. Al igual que con la inflación o la deflación, es un concepto fácil de definir pero complejo de determinar su comportamiento y sus consecuencias. “En el mundo financiero la mayoría de nuestras acciones se basan en la suposición de que el futuro será como el pasado. Y los tipos de interés positivos y el interés compuesto han sido de los bloques históricamente fundamentales”, plantea. Si eliminamos esos dos sustentos, entonces el sistema financiero necesitará reinventarse. 

¿Qué alternativa le queda entonces al inversor? Marks comparte una idea que leyó en el Financial Times: Una banca privada suiza le cobrará 1.000 francos suizos al año por una caja fuerte de un metro cuadrado. Esto le daría espacio para guardar 1.000 millones de francos suizos en billetes puros y duros. Curiosamente, es un coste inferior al que pagaría si lo metiese en una cuenta bancaria suiza, donde la comisión es del 0,75%. 

Es una propuesta con tono irónico, pero para quienes no les haga gracia, Marks solo tiene una respuesta más. Moverse a lo largo de la curva de riesgo… pero hacerlo con cautela. Esto es, buscar mayores retornos a la vez que acepta la reducida certidumbre que por definición acompaña esa búsqueda. “Si se pudiera lograr mayores retornos sin un incremento correspondiente en la incertidumbre entonces sería un free lunch. Y la mayoría de las veces no están en la carta”, reflexiona.  

En un mundo de incertidumbre, Marks ve valor en un flujo de caja duradero, ya sean bonos, acciones o propiedades, mientras sean compañías con la capacidad de producir beneficios duraderos y crecientes. “La durabilidad y la fiabilidad son las cualidades cotizadas en este entorno”, afirma. 

Puede parecer una reflexión evidente, pero es un verdadera reto predecir con certeza el crecimiento del flujo de caja y asegurarse de que el precio que se paga por un activo deja espacio para un retorno. Como lleva siendo la tónica tiempo, los activos con balances predecibles suelen cotizar a precios altos y los inversores están dispuestos a extrapolar sus beneficios a un futuro largo. A la vez la economía y los mercados operan bajo normas distintas a las del basado. Como los propios tipos de interés negativos. “Y por eso precisamente invertir, si bien un concepto sencillo de definir, es tan difícil de hacer hoy”, sentencia.