En las primeras cuatro semanas del año han pasado muchas cosas. El sentimiento ha cambiado y las pérdidas han sido muy abultadas, sobre todo en renta variable. Los inversores reposicionan sus carteras y siguen apostando por el producto fondo.
Pocos se esperaban un arranque de año tan nefasto en los mercados financieros. Las pérdidas en enero han sido cuantiosas, sobre todo en renta variable, donde los principales índices han sufrido importantes descalabros como consecuencia de la crisis china, el desplome del precio del petróleo y las dudas sobre la salud del sistema financiero. El S&P 500 registra pérdidas del 7% en enero, muy similares a las que acumula el EuroStoxx 50 (7,2%). Dentro de Europa, se ha observado una importante dispersión. Los mercados donde el peso de las compañías exportadoras o con negocios con una alta exposición a los emergentes es mayor, como es el caso del DAX o el Ibex 35, fueron los más castigados. La bolsa alemana cierra el mes con pérdidas del orden del 9%, mientras que la española se deja el 7,6%. Milán, el mercado más alcista de 2015, fue también el más bajista de enero (-13%). El CAC 40 parisino o el FTSE 100 londinense, en cambio, fueron los índices menos penalizados en el mes, con descensos del 5% y del 2,5%, respectivamente.
Los mercados se han tensionado y el índice de volatilidad VIX ha llegado a subir en el mes hasta el entorno de los 30 puntos, con el bund y el oro ejerciendo su rol de activo refugio. ¿Qué puede justificar este negativo comportamiento de los mercados? "No hay duda de que lo que está afectando a los mercados es una combinación de China y el petróleo", asegura Jeremy Leung, gestor del UBS European Opportunity Unconstrained y del UBS Equity Opportunity Long Short. Tanto el desplome del precio del crudo como la depreciación del yuan son fenómenos positivos para el crecimiento global, si bien a corto plazo estas oscilaciones están ocasionando volatilidad. Al no estar produciéndose de manera gradual, han derivado en un incremento generalizado de la aversión al riesgo. La mayor inquietud ha impactado claramente sobre todos los activos de riesgo, también el high yield o la deuda emergente, aunque de una forma más evidente sobre los mercados de acciones, donde la volatilidad ha aumentado. Según Giordano Lombardo, director de inversiones de Pioneer Investments, esta continuará en las próximas semanas.
Los mercados han aumentado gradualmente su vulnerabilidad y ya hemos podido ver muestras de esta fragilidad en 2015. El año pasado la rentabilidad de la mayoría de los índices de renta variable fue moderada (S&P 500 +1,4%, MSCI World sin cambios) o negativa (MSCI Emerging Markets -15%), con escasas excepciones en los mercados europeo y japonés, que obtuvieron buenos resultados. De cara a 2016 la mayoría de gestoras espera rentabilidades más moderadas que el año pasado, que se generarán con mayores niveles de volatilidad. “Los tiempos de ganancias fáciles y de doble dígito en el mercado de renta variable global han terminado. De cara al futuro, prevemos un rendimiento anual de entre el 5% y el 6%, la mitad del cual procederá de los dividendos”, asegura Kirill Pyshkin, gestor del fondo Global Equities High Income de Mirabaud.
El caos de enero de 2016 en los mercados de valores no ha sido una sorpresa total. Tras las correcciones de agosto, que se comió buena parte de las ganancias cosechadas en renta variable durante el año, algunos ya auguraban que la situación podría volver a repetirse. De hecho, en diciembre de 2015, Mark Burgess, director de Inversiones para EMEA y director global de Renta Variable de Columbia Threadneedle Investments, advirtió a los inversores de que “estamos más cerca de la próxima crisis que de la pasada” y que la ralentización en China era “la amenaza más probable”. Ante lo vivido en agosto, algunos gestores decidieron reducir notablemente el riesgo de sus carteras. Fue el caso, por ejemplo, de Edouard Carmignac y Rose Ouahba en el Carmignac Patrimoine (leer más).
Pese a ello, los expertos se muestran convencidos de que, en este escenario de volatilidad e incertidumbre, es importante mantener la calma y seguir invertido incluso aunque pudiéramos estar ante un cambio del ciclo. Para fundamentar su recomendación se apoyan en los innumerables estudios que demuestran que mantener una inversión a largo plazo siempre es una estrategia más rentable que tratar de anticipar cuál será el comportamiento del mercado en cada momento. “Lo peor que se puede hacer durante una fase de ventas es intentar cronometrar al mercado. Cuando los inversores intentan acertar con los tiempos del mercado y entran y salen de sus inversiones, corren el riesgo de erosionar las rentabilidades futuras, ya que se pueden perder los días de mayor recuperación del mercado y las oportunidades de compra más atractivas que generalmente aparecen en fases de volatilidad”, subraya Sebastián Velasco, director general de Fidelity para Iberia.
Según explica Rubén García Páez, director general de Iberia y Latinoamérica de Columbia Threadneedle Investments, la estrategia de comprar y mantener permite sacar provecho del interés compuesto (cuando se generan beneficios sobre ganancias anteriores) para ampliar la rentabilidad, pero solo funciona si le da tiempo al dinero invertido para que genere rentabilidad. “Sin embargo, algunos inversores a largo plazo invierten con regularidad, incrementando esa inversión de forma gradual para beneficiarse del “promediar del coste del dinero”. Aquí es donde el dinero invertido compra un mayor número de acciones en una inversión donde los precios caen, provocando retornos mayores sobre la inversión si tiene lugar una recuperación. Dicho de otra manera, en tiempos como el presente – donde el valor de las compañías ha caído estrepitosamente– los inversores regulares serán capaces de comprar más por su dinero”. Eso no sería incompatible con modular el riesgo de las carteras en caso de que el inversor considere que esta sea la mejor opción.
Los gestores más experimentados también apuntan en la misma línea. Robert Hackney, director ejecutivo de First Eagle y uno de los gestores más reputados de la industria, lo dejaba claro en ‘La Noche Amundi’. “La paciencia es la cobertura perfecta para la volatilidad”, aseguraba el socio americano de Amundi. Esto no es algo que solo puede aplicarse al mercado de acciones. También al de bonos. En enero surgió un claro ejemplo con el high yield. El índice Markit iBoxx USD Liquid High Yield Index (en dólares) llegó a acumular a mediados de mes una caída del 4,5% en el precio, porcentaje que ahora es del 1,5%. Tres puntos de diferencia que se han enmendado en apenas 10 días. Tras 18 meses en los que los flujos de salida han sido constantes en el mercado de deuda de alto rendimiento, muchos inversores se plantean si el escenario ha cambiado y ahora conviene ser constructivos. Es lo que ha hecho, por ejemplo, Richard Woolnough en el M&G Optimal Income, que ha aprovechado la corrección del mercado para incrementar posiciones en esta clase de activo.
¿Están rehaciendo los inversores sus carteras?
Según la mayoría de entidades consultadas por Funds People, los cambios que han introducido en las carteras son, por ahora, escasos. Los inversores las están moviendo, pero sin hacer grandes revoluciones. En líneas generales, se aprecia una cierta tendencia a reducir el riesgo e incorporar en sus carteras fondos monetarios y estrategias de retorno absoluto (fundamentalmente market neutral y productos multiestrategia con esa orientación de preservación de capital). La forma en la que se han producido las caídas ha sido un factor determinante que explicaría en parte el hecho de que muchos inversores hayan dilatado la toma de decisiones. Las fuertes correcciones registradas en la primera semana cogió a muchos por sorpresa y de vacaciones. En la segunda semana, cuando los índices corregían, los inversores entraban en la fase de recopilar información sobre lo que estaba ocurriendo para tomar las decisiones oportunas (leer más).
¿Se están parando las suscripciones a los fondos de inversión?
Destaca el hecho de que las cuestiones que planteaban principalmente a sus interlocutores no estaban relacionadas con el comportamiento de los fondos, sino con la situación macroeconómica y la propia evolución de los mercados. En este sentido, el producto fondo ha seguido atrayendo capital incluso en crisis como las vividas en el tercer trimestre de 2015. Las suscripciones no han parado. Según estimaciones de Inverco a partir de datos facilitados por las IIC extranjeras comercializadas en España, el importe de las suscripciones netas registradas en el cuarto trimestre del año por las 28 entidades que facilitan información ascendió a 4.000 millones de euros. Es un volumen inferior al ritmo de crecimiento mostrado en el primer (9.570 millones de euros) y segundo trimestre del año (8.500 millones) y en línea con el mostrado en el tercer trimestre del año (4.250 millones). Esto evidenciaría, por tanto, que las captaciones netas registradas por la industria extranjera no se han parado, aunque sí ralentizado con respecto al ritmo de crecimiento experimentado en la primera mitad de 2015 (leer más).