Crisis energética en Europa: cómo inevitablemente íbamos a llegar hasta aquí

Régis Bégué. Foto cedida (Lazard)

La crisis de los precios energéticos en la que nos encontramos inmersos ni era imprevisible ni va a ser breve. Pero empecemos por partes. En retrospectiva todo es fácil de explicar. Dicho lo cual, tampoco podemos negar que había señales de alerta desde hace bastantes meses. Como podemos ver claramente en el gráfico que comparte Régis Bégué, director de gestión y análisis de renta variable de Lazard Frères Gestion, esta crisis se comenzó a gestar en verano de 2021.

Los inventarios de gas en Europa estaban en niveles mínimos en comparación con la media de 2017-2021. Según explica Bégué, se debió a una menor importación desde Rusia, que podría interpretarse en mayor o menor medida como intencional ahora que ha estallado la guerra, pero también a la entrada de China. “China quiere ser menos dependiente del carbón. Por motivos ambientales, pero también por una disputa política con Australia, importador de carbón. Así, el país importó más gas procedente de Rusia y Qatar”, explica el experto.

Así, la escasez del verano de 2021 se ha traducido en momentos críticos en el gas en invierno de 2021 y 2022. Como vemos en el siguiente gráfico, hemos tenido tres picos críticos en los precios en Europa. Cada uno más fuerte que el anterior. “En el pico de diciembre llegamos a rozar el peligro de un apagón energético. Nos salvó que subieron las temperaturas y que se logró importar LNG (gas natural liquado)”, afirma Bégué.

Consecuencias geopolíticas

Son precios no vistos nunca. Históricos y, lo que es realmente grave, inaccesibles para el consumidor europeo. Y hay que poner estos picos en contexto. Esta crisis energética es una crisis europea. Las comparaciones son odiosas y aún más si lo hacemos con el mercado estadounidense. La luz y el gas en Europa ha llegado a costar hasta 20 veces más que en EE.UU.

Son precios que el ciudadano europeo no se puede permitir y eso ha desencadenado en decisiones políticas”, insiste Bégué. Una de los grandes cismas que puede crear es una revolución del sistema de precios de la energía en Europa. Estos precios disparados se explican por el sistema actual, basado en lo que se denomina el merit order. Por regulación, el precio de la energía tiene que ajustarse al coste marginal más alto de todos los tipos de energía (renovables, gas, nuclear, carbón, crudo, etc.). Como bien apunta el experto, la realidad es que el 90% de la producción total cuesta por debajo de este coste marginal, pero la presión del gas es suficiente como para alzar los precios. Por ello, no es de extrañar que en Bruselas ya se oyen rumores y debates sobre la reforma de este sistema.

Una crisis estructural

Los políticos europeos han alzado la voz y aseguran estar trabajando para reconducir el problema. Pero como bien señala Bégué, la realidad es que no hay solución eficaz a corto plazo. Europa firmó hace unas semanas un histórico acuerdo para importar gas de Estados Unidos y así reducir su dependencia del gas ruso. Solo hay un problema: falta infraestructura. Y un terminal para importar LNG no es algo que se construye en meses sin años. Hablamos de 3-5 años de proyecto. “Esta crisis está lejos de resolverse”, sentencia el experto.