Crisis energética: Europa se prepara para un invierno difícil

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Foto: Cebolledo, Flickr, Creative Commons

Europa se prepara para un invierno difícil. Las restricciones a los flujos de gas natural de Rusia a los países de la UE tras la invasión de Ucrania en febrero continúan representando una amenaza para las economías del continente. El gasoducto Nord Stream 1, principal canal que abastece a Alemania y consecuentemente a Europa, sufrió una nueva parada por actividades de mantenimiento, según la empresa que lo gestiona, la filial Gazprom con sede en Moscú. Una situación parecida a la que se produjo a finales de julio, cuando el oleoducto se cerró por motivos similares y luego volvió a funcionar, pero a la mitad de su capacidad.

Rusia es uno de los mayores exportadores de gas al Viejo Continente y la reducción de los suministros pone en serias dificultades el objetivo de la UE de llenar los lugares de almacenamiento para el invierno. “Las notables mejoras en el almacenamiento de gas y la disminución de la demanda de gas pueden no ser suficientes para compensar las necesidades de consumo de Europa en los próximos meses de invierno”, advierte el equipo de estrategia crediticia global de Algebris.

Los países más dependientes del gas ruso

Como consecuencia de este shock de oferta, el precio del gas en el TTF (Title Transfer Facility) de Ámsterdam, el punto comercial de referencia para Europa, se ha disparado en las últimas semanas. La perturbación en los precios podría continuar, con graves consecuencias para la actividad económica.

“En Ámsterdam, su precio se ha multiplicado por nueve desde la pasada primavera”, señala Rob Lambert, analista corporativo sénior de BlueBay Asset Management. “Esto, a su vez, está influyendo en las perspectivas de producción industrial y alimentando los temores de recesión”, apunta el experto, que añade: “los precios del gas y, por tanto, de la electricidad, dado que el gas es el elemento que fija el precio marginal, parecen destinados a mantenerse volátiles hasta 2023”.

Inflación energética

El aumento de los costos de la energía está teniendo un gran impacto en la inflación de la eurozona. Según Eurostat, el sector energético es el que más está incidiendo en la subida de la inflación, con un aumento del 38,3% en agosto. Y el estallido de los costos de la energía no parece destinado a detenerse. "Esto reducirá el poder adquisitivo de los hogares", dijo Azad Zangana, economista y estratega sénior para Europa de Schroders.

El gas natural se utiliza para calentar cerca de la mitad de los hogares europeos y alimenta a gran parte del sector industrial. Muchos gobiernos están preparando planes de racionamiento de materias primas para el invierno. “A pesar de las importantes inversiones en energías renovables, todavía representan menos del 20% de la combinación energética europea”, observa Lambert. “Por lo que la dependencia del gas natural para calefacción, refrigeración y el sector industrial seguirá siendo alta”, analiza.

Alemania e Italia, en dificultades

“Estamos en una fase de crisis del gas y Alemania es el epicentro”, continúa Lambert. Según la agencia de la UE para la cooperación de los legisladores en materia de energía, la economía alemana depende en aproximadamente un 49% de la energía confiable y barata de Rusia para impulsar su industria manufacturera. "Actualmente, Alemania no tiene una terminal para importar gas licuado de GNL que pueda compensar la reducción de las importaciones a través del gasoducto Nord Stream 1", señala Randeep Somel, gestor del M&G (Lux) Climate Solutions Fund.

En julio, el IFO alemán cayó a 88,6 puntos, por debajo de los 92,2 de junio, alcanzando su valor más bajo desde junio de 2020. “Esto indica que las empresas esperan que los negocios se vuelvan mucho más difíciles en los próximos meses”, apunta. Según Lambert, existen pocas soluciones a corto plazo para compensar el cese del suministro de gas ruso.

"Europa tiene planes para agregar más de 100.000 millones de metros cúbicos de capacidad de regasificación de GNL. Es un aumento del 50% sobre la capacidad actual, pero esto llevará varios años", señala. “La capacidad de regasificación actual también se concentra en regiones como España, que no cuentan con la capacidad de interconexión necesaria para llegar a los mercados que más lo necesitan, como Alemania e Italia”, señala.

La voz de alarma llega desde Confindustria, la patronal italiana. Según su presidente, Carlo Bonomi, si Rusia suspende por completo el envío de gas, y si la falta de cuota de materia prima fuera un accidente en el sector industrial "significaría el apagón de casi una quinta parte de la industria italiana", declaró.

Mirando a la primavera

Alemania ha comenzado la construcción de cuatro terminales flotantes para importar gas licuado alternativo al gas ruso y dos sitios permanentes en tierra. La esperanza del Gobierno alemán es que dos de las cuatro terminales flotantes estén operativas antes de fin de año. Además, se han firmado contratos con Qatar, Azerbaiyán, Canadá y EE.UU. para entregas de GNL. Y también Italia, Francia, Grecia, Holanda y Polonia están construyendo nuevas plantas. "Queda por ver qué tan rápido se puede establecer la infraestructura para comenzar a recibir entregas", señala Somel.

A pesar de la complejidad del momento, el experto de M&G Investments rastrea señales positivas. Pero antes hay que superar el obstáculo de los próximos meses. "Es probable que este invierno sea difícil para los consumidores, así como para las industrias de toda Europa", comenta. “En exactamente un año deberíamos estar en una posición mucho mejor, ya que las importaciones de energía no estarán tan concentradas en un solo productor”, explica.

Además, el experto de M&G ve con confianza el plan RePowerEU de la Comisión Europea. “Contribuirá a promover la seguridad energética y estimulará la consecución de los objetivos de descarbonización de la Unión”, analiza. “Aunque la UE ya tenía un plan de descarbonización, estos objetivos se adelantarán”, continúa. “Como parte del plan de diversificación energética, la UE propone elevar el objetivo de energías limpias para 2030 al 45% desde el 40% actual. Además, aportará un capital de hasta 210.000 millones de euros, así como un plan de reducción de trámites burocráticos, de manera que los proyectos solares y eólicos podrán completarse mucho más rápidamente”, concluye.