Críticas a la Fed: su discurso ya no se sostiene

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International Monetary Fund, Flickr, Creative Commons

Ha pasado ya más de un mes desde que la Reserva Federal anunciase su decisión de posponer una subida de los tipos de interés en Estados Unidos. La postura adoptada por la autoridad monetaria americana generó una gran controversia en el mercado, derivando en críticas muy duras hacia la línea defendida por Janet Yellen en su discurso. Los mercados, siempre soberanos, ha sido clara. Tras la decisión de la Fed de mantener inalterado el precio del dinero, la renta variable cayó, los diferenciales de crédito aumentaron y la deuda pública ganó terreno, lo que según muchos expertos sugiere que podría existir una preocupación subyacente más profunda. Una posibilidad es que los inversores se estén preguntando si funciona realmente la política monetaria ultraexpansiva, QE incluido. Otra posibilidad, quizás aún peor que la anterior, es que los inversores estén reflexionando sobre la credibilidad que tiene la Fed.

En este sentido, las diferencias entre lo que dice la autoridad monetaria y lo que piensa el mercado son notables. La institución se comprometió a subir los tipos antes de final de año. Sin embargo, hoy el mercado descuenta una probabilidad del 30% de que Yellen lo haga en diciembre. No la creen. Según Manuel Arroyo, director general de J.P.Morgan AM para Iberia, “la Fed se ha equivado. En una economía que está creciendo al 4% no es justificable ni necesario mantener una política monetaria de emergencia”. En su opinión, sería bueno ver una subida de 25 puntos básicos para lanzar un mensaje de confianza. “La Fed ya ha conseguido lo que se proponía sin tocar los tipos. El dólar se ha encarecido y las condiciones crediticias endurecido. Lo que ha pasado en el mercado es equivalente a no una, sino varias subidas de los tipos de interés. Esa es la ironía. El mantener la incertidumbre sobre el cuando subir las tasas es lo que está generando esa mayor volatilidad en los mercados”.

Según James Harries, gestor del BNY Mellon Global Real Return y del BNY Mellon Global Equity Higher Income, un movimiento de 25 puntos básicos en los tipos de interés a corto plazo es irrelevante para el inversor a largo plazo. “Esta clase de ruido puede ignorarse sin peligro alguno. Sin embargo, aunque por una parte el circo que rodea a la decisión no es más que eso, el hecho de que la Fed considere no poder subir tipos tanto tiempo después de la crisis financiera global es muy importante. La decisión de no hacerlo no es meramente un pequeño retraso en la ruta hacia la ‘normalización’ de los tipos y podría haber desencadenado un profundo cambio de sentimiento entre los inversores. Tras tantas salidas falsas, y con tantas pruebas de que el QE ha fracasado, nos preguntamos si acaso podría haberse perdido definitivamente la fe en la capacidad de las autoridades de arreglar las cosas por la vía monetaria, y si esto no acabará poniendo fin al actual optimismo de consenso”, asegura

Por lo pronto, Yellen enfatizó que tanto ella como la mayoría de los miembros del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC) esperan que los tipos empiecen a subir este año. “Ahora la Fed tiene las manos atadas, ya que solo unas cifras de inflación absolutamente decepcionantes podrían justificar un nuevo retraso de la primera subida de tipos sin desatar el pánico en los mercados”, asegura Raphaël Gallardo, estratega de Natixis AM, filial de Natixis Global AM. El diablo está en los detalles y, en este caso, en las matizaciones de la presidenta de la Fed, cuando subrayaba que, si bien en este momento la desaceleración de los mercados emergentes no amenazaba el crecimiento de EE.UU, sí podría resultar problemático para la inflación como consecuencia de la caída de los precios de las importaciones (materias primas y bienes industriales importados desde países de mercados emergentes cuyas divisas se han devaluado últimamente).

Para Gallardo, el peligro está en aceptar que el banco central será capaz de ajustar la economía, lo que al experto le parece muy poco realista. También se lo parece a James Harries, quien considera que el mantenimiento de las políticas de emergencia podría tener un efecto contraproducente. “El problema más serio es que la Fed podría estar utilizando las armas incorrectas para luchar en la batalla  equivocada. El objetivo oficial de la política (en la medida en que podemos discernir, ya que este ha cambiado con el tiempo) es elevar los precios de los activos a fin de estimular la demanda, lo cual a su vez generará crecimiento e inflación para atender al servicio de la deuda en la economía. Aunque el primer objetivo se ha logrado, somos escépticos en torno a la idea de que esto redundará de forma sostenible en la demanda, el crecimiento y la inflación”.

Según el gestor de BNY Mellon IM, tal expectativa equivale a asumir vínculos en la economía que son demasiado lineales o mecanicistas. “La economía es un ecosistema mucho más complejo y adaptable, difícil de pronosticar e imposible de controlar. Por consiguiente, nos preocupa que al inducir la subida de los precios de  los activos, las autoridades estén enviando la señal errónea a la economía: crear capacidad para responder a un nivel de consumo artificial. En última instancia, es probable que esto provoque un exceso de oferta  deflacionario, pasando por mayores niveles de endeudamiento y bajos niveles de productividad. La dificultad ha sido que las autoridades han estado librando una batalla cuesta arriba, debido a enormes fuerzas estructurales que actúan como un ancla deflacionaria en la economía global: exceso de endeudamiento, tendencias demográficas desfavorables, competencia global y cambio tecnológico”.

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