¿Cuál es el auténtico valor que brinda la gestión activa? Tres impactos del active share sobre carteras de renta variable

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Gordon Chesterman, Flickr, Creative Commons

¿Por qué debería elegir un fondo muy activo si quiero invertir en renta variable? Esta es la premisa de un estudio realizado por Invesco en el que se miden los efectos del active share sobre la construcción de carteras de renta variable a lo largo de los últimos cinco ciclos bursátiles que ha experimentado el S&P 500. A partir de un universo de 3.000 fondos de inversión, Invesco ha indagado en el comportamiento de hasta 17 subcategorías de renta variable –que en conjunto representan por patrimonio 6,8 billones de dólares- durante los últimos 20 años con el objetivo de investigar el auténtico valor que aporta la gestión activa a los inversores (para el estudio se han tenido en cuenta los fondos disponibles en EE.UU a 31 de diciembre de 2014). 

Este estudio se centra en el active share, estableciéndose el 60% como el umbral para diferenciar entre fondos con alto active share y bajo active share. Cabe aclarar que la definición de active share con la que se trabaja es la siguiente: “Un fondo tiene un active share más elevado cuando tiene valores que no están en el índice, no tiene valores que están en el índice y/o tiene las mismas compañías que el índice, pero con diferentes ponderaciones”. Así, grosso modo, un fondo en el que ninguno de sus valores está en el índice debería tener un active share del 100%, mientras que un fondo que replique fielmente al índice tendrá un active share de 0%. 

El estudio ha detectado que aproximadamente el 90% de los fondos estudiados tienen un active share medio por encima del 60%. Se trata generalmente de fondos con un proceso de selección bottom-up, aunque también se han colado algunas carteras de beta estratégico. El resto de fondos estudiados (10%) tenían un active share bajo; incluye fondos pasivos, algunos fondos de beta estratégico y los de algunos gestores muy orientados hacia el índice. 

La principal conclusión del análisis es que más del 60% de los fondos con active share elevado batieron a sus índices de referencia después de comisiones en una serie de métricas: exceso de retornos, protección frente a caídas y retornos ajustados al riesgo. Estos resultados se han constatado en varias clases de renta variable y distintas capitalizaciones. El estudio también aporta resultados sobre los efectos del active share en tres métricas que atañen a la construcción de carteras: el exceso de retorno, la protección frente a caídas y los retornos ajustados al riesgo. 

En el primero de los casos, partiendo de la premisa de que los activos en cartera presentan distintas ponderaciones, se concluye que el 61% de los fondos con alto active share baten a sus índices. El estudio refleja que los fondos con active share que baten a sus índices tienen como punto mínimo el 39% obtenido por los que invierten en mid caps con estilo blend y el 81% de los que invierten en small caps o mid caps extranjeras. En cuanto a los retornos ajustados por riesgo, se observa que hasta el 61% de fondos con active share ha logrado un ratio de Sharpe mejor que el de su índice de referencia.

Más interesantes son los resultados sobre el efecto que tiene el active share sobre la resistencia de la cartera a momentos de fuertes ventas en los mercados: el 64% de los fondos con active share elevado presentan mejor absorción de las caídas frente a sus índices a lo largo de todos los ciclos del mercado. “Esta prueba proporciona apoyo a nuestra creencia de que los gestores activos son más capaces de afrontar entornos de retornos negativos que las carteras equiponderadas”, constata el informe que recoge las conclusiones de esta investigación.

La gestora hace especial hincapié en esta cualidad del active share. En particular, aporta dos razones por las que estima que es importante la protección frente a caídas de una gestión activa para construir carteras de largo plazo. En primer lugar, porque “no es fácil borrar el impacto de las pérdidas (una caída del 50% requiere una subida del 100% para volver al punto inicial)”; en segundo lugar, debido a que muchos inversores siguen siendo reticentes a invertir en periodos de alta volatilidad y pueden llegar a vender sus posiciones en el peor momento. En cambio, en Invesco piensan que la protección frente a caídas les ayuda a centrarse en el largo plazo. 

Cómo tener en cuenta el active share a la hora de decantarse por un fondo

Aunque los resultados del estudio son concluyentes sobre los beneficios de la gestión activa, los autores del informe son conscientes de que “aplicar este conocimiento a una cartera no es tan fácil como simplemente seleccionar los fondos con el mayor active share absoluto”, sino que para conseguir los objetivos de rentabilidad marcados, “se requiere un conocimiento más profundo de lo que se posee y los motores que están detrás de las rentabilidades”. 

De hecho, aportan dos razones por las que pueden producirse grandes diferencias entre fondos que son muy activos; la buena, que el gestor tenga muy clara su filosofía y su proceso de inversión para construir una cartera diferenciada, lo que permite que el producto o la forma de gestionar sea reproducible y que los inversores puedan comprender la manera en que se invierte y puedan ajustar sus expectativas a lo que ofrece el fondo. Sin embargo, existe otra razón que no es tan buena y que pasa por el hecho de que el active share haya cambiado porque el gestor haya decidido modificar en algo su estilo de inversión para explorar nuevos universos, lo que puede suponer un problema para los inversores que quieran una exposición específica a ciertas clases de activos. A esto se debe añadir que también puede darse el caso de que un fondo presente un ratio de active share elevado simplemente porque su índice de referencia no es el más adecuado para comparar la estrategia. 

Por ello, desde Invesco advierten sobre la necesidad de tener en cuenta el ratio de active share, pero que no sea el único parámetro para elegir uno u otro producto de inversión. De hecho, entre los distintos aspectos que debe tener en cuenta el inversor –proceso de inversión y filosofía, experiencia del gestor- de forma complementaria destacan el horizonte temporal: “Un único punto en el tiempo puede no ser indicativo de las tendencias de largo plazo de un gestor”, sentencian.