En los mayores planes de renta fija mixta, que son los que más aportaciones concentran, la comisión no justifica una mejor rentabilidad. Pero en renta variable, ocurre lo contrario: una mayor comisión sí es sinónimo de más rentabilidad.
Uno de los aspectos que suele criticarse a los planes de pensiones es el de las comisiones. En general, en los productos de inversión, la comisión reduce la rentabilidad neta. La cuestión es si con esa comisión que paga el inversor está consiguiendo una rentabilidad neta adecuada o no, es decir, si el resultado justifica el precio. No tener una comisión más elevada implica una rentabilidad neta peor. De hecho, en algunos casos, la rentabilidad obtenida por el partícipe puede ser mejor. De ahí la importancia de hacer un análisis previo a la decisión de inversión para elegir el plan que mejor se ajusta a nuestras necesidades.
Según un estudio de Abante Asesores, en el caso de los planes de renta fija mixta, que son los que más aportaciones concentran, la comisión de los diez planes más grandes, los que han elegido dos tercios de los inversores, son, de media, del 1,29% y dicha comisión no está pagando una mejor rentabilidad, tal y como se observa en el gráfico elaborado a partir de los datos de Inverco. Mientras que los más rentables de esta categoría tienen una comisión mucho inferior, del 0,25%. Es el caso más brusco de todas las categorías.
Al contrario, en el caso de los planes de renta variable, los más rentables tienen una comisión algo más elevada que los más grandes, pero, a cambio de esa mayor comisión, los partícipes están obteniendo hasta tres puntos porcentuales más de rentabilidad anualizada en un plazo de 10 años.
También en los planes de renta fija a corto plazo merece la pena pagar más. Los 10 planes más rentables tienen una comisión del 0,92% frente al 0,72% de los más grandes.
