¿Cuánto contamina su fondo de inversión?

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Quizás es usted de los que recicla. O compra fruta de cultivo ecológico. O está pensando en comprarse un coche eléctrico. Pero, ¿a que no se había planteado cuánto contamina su fondo de inversión? “Si a uno le preocupa el medio ambiente, no tiene mucho sentido comprar plátanos ecológicos mientras nuestro fondo de pensiones invierte en empresas contaminantes”, señala Sasja Beslik, director de inversión responsable y gobierno corporativo de Nordea Asset Management. Porque, pese a las buenas intenciones del consumidor particular, el impacto que puede tener un inversor institucional con varios cientos –o miles– de millones de euros de patrimonio es, obviamente, mucho mayor.

El problema es que la mayoría de los inversores no cuenta con los recursos para incorporar los aspectos medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo –los denominados criterios extrafinancieros o ASG– en su análisis. Por eso en la casa nórdica han decidido ponérselo fácil y han incorporado esta información a todos sus fondos: “La crítica habitual que reciben los fondos de inversión responsable es que reducen el universo de inversión al descartar a todas aquellas empresas que no cumplan con ciertos requisitos”, explica Beslik. “Nuestro enfoque es diferente: en vez de quitar empresas, hemos preferido añadir la información ASG a 7.000 valores de todo el mundo, con el objetivo de invertir en las mejores empresas”.

Y por mejores empresas no solo se refiere a las más responsables, sino también a las que ofrecen las mejores rentabilidades ajustadas al riesgo. “No es cierto que invertir aplicando criterios éticos perjudique la rentabilidad per se. Como ocurre en otros casos, el comportamiento del fondo depende de muchos factores, como la pericia del gestor o los recursos y la experiencia del equipo de análisis”.

Beslik, que dirige uno de los equipos de inversión responsable más grandes de Europa, pone como ejemplo el Nordea 1 - Emerging Stars Equity Fund, fondo distinguido con cinco estrellas Morningstar que ha batido al índice de referencia (MSCI Emerging Markets) en 13 de los 15 trimestres transcurridos desde su lanzamiento en abril de 2011 y que a cierre de marzo acumulaba una rentabilidad adicional de más del 16%.

Gestionado por Jorry Rask Nøddekær, el fondo invierte en las empresas de mercados emergentes mejor posicionadas para aprovechar las oportunidades de crecimiento estructural generadas por los cambios demográficos, tecnológicos, de sostenibilidad y la globalización. Con más de 1.500 millones de patrimonio, es la principal apuesta de Nordea para este año.

El medio ambiente como idea de inversión

Aunque el tema del medio ambiente puede tratarse a veces en términos abstractos, Beslik –que ha colaborado con instituciones como el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial o UNEP Finance Initiative– tiene una visión mucho más pegada a la realidad: “Nuestro modelo económico puede crecer de forma ilimitada, pero los recursos mundiales no. Dentro de 30 años, los mercados emergentes tendrán el mismo poder adquisitivo que los desarrollados, lo que incrementará la competencia por los recursos y presionará los modelos de producción. Además, el cambio climático podría acabar con la forma de vida de muchos africanos, que se verán empujados a emigrar hacia Europa”.

Por estos y otros motivos, cada vez son más los países europeos interesados en medir el impacto ecológico de las actividades económicas, incluidos los fondos de inversión. Y Nordea ha aceptado el reto: a partir de septiembre de 2015, publicará la huella de carbono de todos sus fondos comercializados en los países nórdicos.

Para todos aquellos interesados en la temática medioambiental, la gestora propone el Nordea 1 – Climate and Environmental Equity Fund, fondo registrado en España que cuenta con tres estrellas Morningstar. Lanzado en 2008, invierte en una cartera concentrada de empresas innovadoras que contribuyen a reducir las emisiones de carbono y a una economía más sostenible.