Larry Fink, consejero delegado y cofundador de BlackRock, reflexiona sobre el 25º aniversario de la compañía y sobre las tendencias por las que apostará en el futuro.
En una carta dirigida a los accionistas de BlackRock, su consejero delegado y fundador, Larry Fink, reflexionaba sobre el 25º aniversario de la compañía –cumplido en 2013- y sobre cómo será la BlackRock del mañana: “Estamos intensamente centrados en comprender las megatendencias que darán forma al futuro y en ofrecer nuestras mejores ideas sobre soluciones para políticos, líderes de opinión e inversores". Fink ha colgado en su perfil de LinkedIn un resumen sobre cuatro megatendencias de inversión que han identificado los expertos de la firma y que prevén que se desarrollarán en los próximos años. “Estas tendencias no afectan sólo a accionistas o inversores: nos importan a todos nosotros”, subraya Fink, que añade que además todas ellas están relacionadas entre sí.
1. El incremento de la esperanza de vida
“Vivimos más, pero no estamos preparados”. Así resume el consejero delegado de BlackRock la premisa de esta tendencia, sobre la que ha escrito anteriormente otros artículos en la red social. “Uno de los desafíos que definen nuestra era es la longevidad y la crisis de jubilación asociada que esto está ayudando a impulsar”. Fink alude a la escasa previsión para el ahorro de cara a la jubilación, aportando el siguiente dato: en Estados Unidos, sólo el 40% de la población tiene un plan de pensiones, y de media el ahorro se sitúa en los 12.000 dólares.
No obstante, para el experto la falta de visión de largo plazo no es el peor aspecto de este problema, sino que la esperanza de vida seguirá incrementándose y dificultará el mantenimiento del estilo de vida. “Más años de vida significan más años por los que hay que pagar. Todos necesitamos ahorrar más, mucho más”, resume. Para Fink, la vieja regla de apartar un 5% del sueldo anual para destinarlo al retiro ya no funciona: “La gente necesita empezar a pensar en doblar esa cifra o incluso más”, concluye.
2. La inversión ya no es lo que era
Para Fink no sólo ha de cambiar la forma de ahorrar para el futuro, también la forma de invertir: mantiene que la regla de mantener un 60% de la cartera invertida en renta variable y un 40% en renta fija ya no funciona en el entorno actual del mercado. “Acciones y bonos están tan correlacionados que, desde que se mueven en tándem, tener ambos no significa necesariamente que estés diversificado. Es más, los rendimientos de los bonos ya no son los que solían ser”, afirma el máximo responsable de la firma.
Éste observa que la respuesta de los inversores tras la última crisis financiera ha consistido en explorar dentro del universo de inversiones alternativas, fondos sin restricciones de inversión y productos de bajo coste como los ETF. “Muchos inversores entienden que necesitan más ingresos, y están dando los pasos para encontrarlos. Como trabajamos juntos para afrontar los desafíos presentados por la longevidad, es una lección que no deberíamos olvidar”, advierte Fink.
3. Tecnologías en el mercado laboral
Esta tendencia no es nueva, pero ha dado un salto cualitativo: hablamos de la sustitución de mano de obra por máquinas en empresas y oficios de todo el mundo. Lo que agrava la situación es que “muchas compañías no pueden encontrar suficientes trabajadores para hacer los trabajaos más cualificados que se han creado para esa transición (del hombre a la maquinaria)”. Fink se refiere a programadores e ingenieros, entre otros.
“Parte de esta pérdida de mano de obra es inevitable, pero también hay una oportunidad aquí”, continúa el consejero delegado de BlackRock. “En una economía global e interconectada, los trabajos fluirán desde las naciones con la mejor educación y entrenamiento y desde los individuos que están aprovechando estos ajustes tectónicos”, concluye.
4. Oportunidades en infraestructuras
La cuarta megatendencia que han detectado los analistas de BlackRock y que explica Fink tiene que ver con la elevada necesidad de inversión en infraestructuras; de acuerdo con datos del Foro Económico Mundial, hasta 2030 serán necesarios más de cinco billones de dólares en inversión en infraestructura global al año.
“Puede ser fácil despachar la mala infraestructura como un fastidio en el camino hacia al trabajo, pero es en realidad un tremendo obstáculo para el crecimiento económico. Una mejor infraestructura significa que las compañías pueden desplazar sus bienes más rápido, se pueden comunicar de una forma más efectiva y pueden rebajar sus costes”, asevera Larry Fink. Adicionalmente, considera que las obras en infraestructura pueden ayudar a absorber parte de la mano de obra que ha sido desplazada por las nuevas tecnologías en otros sectores. “Dado que muchos gobiernos no pueden seguir permitiéndose autofinanciar proyectos de infraestructuras gigantes, hay una oportunidad tremenda para inversores de largo plazo para formar cruciales alianzas entre lo público y lo privado”, concluye el experto.