A menudo se relacionan a las estrellas nacientes (rising stars) con el mundo del espectáculo pero, en los mercados de bonos, el término «estrella naciente» hace referencia a un emisor cuya calificación crediticia ha sido revisada al alza desde un nivel inferior a Investment Grade hasta Investment Grade. Si la calificación crediticia de un emisor […]
A menudo se relacionan a las estrellas nacientes (rising stars) con el mundo del espectáculo pero, en los mercados de bonos, el término «estrella naciente» hace referencia a un emisor cuya calificación crediticia ha sido revisada al alza desde un nivel inferior a Investment Grade hasta Investment Grade. Si la calificación crediticia de un emisor varía en la dirección opuesta (es decir, si desciende desde Investment Grade hasta un nivel de calidad inferior a éste), dicho emisor recibe la denominación de «ángel caído».
La mayor parte de las estrellas nacientes o ángeles caídos tienden a surgir en «espacios intermedios», es decir, un universo de compañías con calificaciones que se encuentran en la frontera entre Investment Grade y un nivel de calidad inferior a éste. En parte, no resulta sorprendente, dado que se supone que las agencias de calificación crediticia, por su propia naturaleza, están al día de cualquier mejora o deterioro de las perspectivas de las empresas. Como resultado de ello, dejando a un lado a los grandes valores, la mayor parte los cambios en las calificaciones crediticias suelen quedarse en una o dos «muescas», en lugar de ser saltos de varios escalafones.
No obstante, puede resultar rentable identificar el potencial de revisiones al alza antes de que se materialicen. Esto ocurre porque, cuando una empresa alcanza la calificación Investment Grade, está en condiciones de captar el interés de una base de inversores mucho mayor, puesto que aquellos inversores que anteriormente quedaban fuera de la ecuación porque el bono en cuestión presentaba una calificación inferior a Investment Grade, ahora ya se pueden permitir invertir. Además, el salto al estatus de Investment Grade suele constituir un indicio positivo de que la empresa está experimentando una mejoría, que puede verse reflejada en los beneficios, el flujo de caja o el balance.
En 2009, durante la fase más oscura de la crisis financiera, los ángeles caídos superaban en número a las estrellas nacientes. En los años posteriores, esta situación se ha invertido. Aunque, curiosamente, esta mejora ha decaído en los últimos años. Por ejemplo, en Estados Unidos, en los años 2010, 2011 y 2012, por cada ángel caído había dos estrellas nacientes. Sin embargo, en 2013, esta tendencia cayó hasta registrarse en torno a un 20% más de estrellas nacientes que ángeles caídos. Esto encuentra su explicación en que el efecto positivo inmediato de la reducción de las tensiones del sector privado gracias a las medidas de estímulo tomadas por los bancos centrales y los Gobiernos está perdiendo intensidad, así como la disciplina en materia de desapalancamiento después la crisis. Por otro lado, las características específicas de cada empresa serán factores que desempeñarán un papel cada vez más importante a la hora de determinar si una compañía pasa a ser una estrella naciente.
Empresas que han superado el listón
Una de las grandes estrellas nacientes de las últimas semanas ha sido la empresa danesa de servicios generales ISS que, gracias a la inyección de capital que le proporcionó su oferta pública de venta de marzo y a su elevado volumen de generación de efectivo, logró persuadir a Moody's para que elevara su calificación crediticia de Ba3 a Baa3. En nuestra opinión, existen muchas otras empresas que podrían encontrarse en una posición similar. Entre ellas, nos decantamos por HeidelbergCement, que produce y comercializa agregados, y cuyo equipo directivo ha priorizado el desapalancamiento por medio del ahorro de costes y el aumento de la generación de flujo de caja, algo que debería ayudar a la empresa a recuperar su estatus de Investment Grade.
También identificamos potencial en GKN, el fabricante británico de componentes para los sectores automovilístico y aeroespacial, que ha llevado a cabo una diversificación de su flujo de ingresos y se ve favorecido por el resurgimiento de la fabricación de coches en el Reino Unido; y en Schaeffler, una empresa alemana de ingeniería automotriz que es líder en varios mercados clave y podría reducir su apalancamiento disminuyendo su participación en Continental, el fabricante de neumáticos.
A pesar de que no hay garantías de que estas empresas se conviertan en estrellas nacientes, creemos que los catalizadores identificados anteriormente podrían traducirse en un cambio en su calificación crediticia. Entretanto, nos reconforta el hecho de que esos mismos catalizadores apuntan a tendencias positivas en tales compañías y deberían impulsar su flujo de caja.