Durante años, la inversión en defensa fue un territorio incómodo. Asociada a dilemas éticos y a un imaginario de conflicto, pocas gestoras se atrevían a incorporarla en su discurso ASG. Sin embargo, la realidad geopolítica ha cambiado: la guerra en Ucrania, las tensiones en Oriente Medio y la creciente competencia tecnológica con China han transformado la percepción del sector. "La defensa ya no se interpreta como una industria bélica, sino como un componente esencial de la seguridad, estabilidad y autonomía europea", señala Karl Engelbrektson, Head of Advisory Board de Finserve.
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