Demasiada política - ¿faltan políticas (económicas) Barroso?

El pasado miércoles la Comisión Europea atacaba a las agencias de calificación crediticia después de la rebaja de Portugal a bono basura por parte de Moody’s. El presidente José Manuel Barroso las acusaba de espolear la especulación en los mercados.

Pero agárrense, desde la crisis financiera de 2008, las agencias de calificación crediticia han sido demonizadas por los políticos por su tendencia a asignar los mejores ratings de inversión a las estructuras apalancadas, ya que esto se ha percibido como un factor fundamental en el origen de la propia crisis.

A la vista de estas críticas, parece claro que las agencias de calificación están tratando de ser más pro-activas, rebajando el rating de varios países periféricos de Europa. También han amenazado con rebajar otros países, como Reino Unido o Estados Unidos, dado el peso de su deuda y su déficit. Al mismo tiempo, estas agencias han estado elevando el rating de naciones emergentes cuyos fundamentales van por lo general al alza: el rating medio del índice JPM EMBI GD es ahora de grado de inversión.

Bajo este enfoque, parecería que la actuación de las agencias está justificada por los fundamentos económicos y que además están respondiendo a las críticas previas.

Algunos gobiernos, como el de Reino Unido, perecen sintonizar con las agencias y han implementado políticas agresivas de austeridad fiscal para preservar sus valiosas calificaciones crediticias.

Piense usted lo que piense de las agencias de rating, juegan un papel importante en los mercados financieros y presentan a los inversores una guía para tomar a cabo sus decisiones. En todo caso, donde haya intereses creados, como en la EC, las agencias son un blanco fácil.

Quizás el esfuerzo de las autoridades europeas estaría mejor invertido si se enfocara a crear medidas económicas y a negociar una respuesta coordinada a la crisis. El rescate griego es un buen ejemplo de esto, como también lo es el fracaso de las autoridades estadounidenses hasta la fecha, para alcanzar un acuerdo sobre el techo de deuda.