Desafíos de la rebaja de la inversión mínima en capital riesgo a 10.000 euros

Díez, Cloquell, Fernández y Gallastegui. FundsPeople.

La nueva Ley de Creación y Crecimiento de Empresas, publicada recientemente en el BOE, ha sentado las bases para acercar la inversión en capital riesgo a un tipo de inversor que hasta ahora no tenía acceso a estas soluciones. FundsPeople reúne, en un desayuno que patrocina Schroders, a varios expertos en ilíquidos del sector de la banca privada y del asesoramiento financiero para analizar los desafíos y oportunidades que supone esta modificación regulatoria.

Íñigo Gallastegui, director de Productos y Asesoramiento en España de Santander Private Banking, sostiene que el mundo de los alternativos ya estaba bastante democratizado en España y que el cambio regulatorio no supondrá una variación muy sustancial en este sentido. Además, manifiesta sus dudas sobre la conveniencia de que un inversor minorista con 10.000 euros pueda entrar en fondos ilíquidos.

“Los vehículos locales dan acceso a estas inversiones a partir de 100.000 euros, una cifra razonable que es bastante democrática, sobre todo para un cliente sofisticado. Además, el capital comprometido no implica el desembolso de una cantidad similar, sino que de media puede ser del 20%. Es decir, que se puede acceder a un fondo de private equity con un desembolso de 20.000 euros y un capital core del 20%”, explica Gallastegui, quien destaca también la amplia gama de soluciones de fondos de capital riesgo (FCR) o de inversión libre (FIL) en el mercado español.

“La nueva ley proporciona una mayor flexibilidad y permite la entrada de más partícipes, pero ¿queremos que puedan entrar todo tipo de clientes o solo los que deben estar?”, se pregunta. A este respecto, el director de Productos y Asesoramiento en España de Santander Private Banking advierte de que los clientes deben ser conscientes de lo que implican, también en términos de liquidez, las inversiones en capital privado, cuyo horizonte temporal es de largo plazo, de unos 10 años.

“Nadie debe entrar donde no debe estar”

Por otro lado, Gallastegui lamenta que los vehículos españoles de inversión alternativa sigan estando desacoplados de los internacionales. “Hay una solución española con FCR, FIL y ECR, otra europea con los RAIF para profesionales y los ELTIF para no profesionales y, por otro lado, existen vehículos de otras jurisdicciones cuya distribución en Europa es extremadamente limitada”, detalla.

En su opinión, los ELTIF -los fondos de inversión a largo plazo europeos- pueden ser una solución, pero han tenido poco éxito comercial desde su aprobación hace siete años. Ahora, las autoridades comunitarias están preparando una reforma que podría cambiar el escenario. “Se están dando los pasos en la dirección correcta, si bien tenemos que ser prudentes para que nadie entre donde no deba estar”, añade. 

No es un producto retail

En esta misma línea, Victoria Díez, responsable de Fondos de Capital Riesgo de Singular Bank, hace hincapié en que el private equity, en esencia, no es un producto retail ni debería estar dirigido a un inversor minorista. “Introducir a un cliente con un ticket de inversión de 10.000 euros en el mismo vehículo, como puede ser un FCR, junto con inversores con tickets de inversión institucionales, no tiene sentido”, avisa.

“Una de las características de los fondos de capital riesgo es la búsqueda de la alineación de intereses entre el gestor, los inversores y los equipos directivos de las compañías en las que invierten; todos estos agentes participan con aportación de capital”, expone Díez.

En este sentido, advierte de que “si abres las puertas a clientes minoristas con bajos ticket de inversión y éstos tienen algún problema para atender sus obligaciones de pago, el problema se extenderá a la gestora y al resto de inversores. Supone elevar el riesgo de contrapartida. Si bien, al tratarse de aportaciones de capital tan reducidas, estos posibles inconvenientes serían relativos y se podrían gestionar”.

En cualquier caso, la responsable de Fondos de Capital Riesgo de Singular Bank cree que la gestora debería separar la estructura de vehículo para el minorista y no mezclarla con la de institucionales o bancas privadas. De hecho, ya existen estas estructuras, los ELTIF.

Aunque el cambio normativo supone una oportunidad desde el punto de vista de la captación de capital, Díez limita el posible interés a las gestoras de menor tamaño, porque las de mayor tamaño “suelen tener sobredemanda en sus fondos y los tienen que cerrar con listas de espera”. Además, otro factor de disuasión puede ser el sustancial aumento de costes que implica dar entrada a minoristas, tanto administrativos, como de custodia, de gestión del riesgo, distribución, asesoramiento e incluso de formación de banqueros.

La democratización de los fondos de fondos

Para Díez, la democratización ya estaba presente en el private equity en España, por ejemplo, con los fondos de fondos, que aportan una gran diversificación, cuentan con una gestión completamente profesional y, además, con estructuras que permiten adelantar la liquidez y reducir la curva J.

“Estos instrumentos permiten invertir a partir de 100.000 euros, un nivel con el que la industria se siente más cómoda, y diversificar por añadas, tipo de estrategias, sectores, geografías, divisas, etc. Precisamente, en Singular Bank, hemos lanzado un fondo de fondos, apto para clientes minoristas a partir de 150.000 euros, que da acceso a media docena de fondos con diferentes estrategias y una exposición a más de 150 compañías”, indica.

Exposición real a la prima de iliquidez

José Cloquell, director del departamento de Inversiones Ilíquidas de Diaphanum Valores, considera que España “podría haber sido más ambiciosa a la hora de admitir la inversión en vehículos europeos similares a los contemplados en la normativa española” con su última modificación regulatoria, y haber ido más allá de la admisión de inversores a partir de mínimos de inversión de 10.000 euros, modificación que no ha hecho sino equipararse al reglamento aprobado por la UE en 2015 a partir del Plan Juncker y que se materializó en los ELTIF.

“En todo caso, tanto en los ELTIF -que no han terminado de despegar-, como ahora en los fondos de capital riesgo españoles, es necesario evaluar hasta qué punto rebajar el listón mínimo para invertir a los 10.000 euros permite a un inversor, de manera diversificada, tener una exposición real a la prima de iliquidez, una vez descontadas las comisiones”, subraya Cloquell.

“Los inversores deben entender perfectamente dónde están invirtiendo y qué tienen que perseguir con este tipo de inversiones. En las estructuras de estilo 100% paid-in al inicio o aquellas que tienen alguna ventana de semiliquidez que pueden provocar confusión, debemos tener mucho cuidado y explicar muy bien que, para extraer la prima de iliquidez se necesita una asignación estable en el tiempo y una planificación”, agrega.

El papel de la tecnología, clave

La tecnología juega un papel fundamental en este contexto y Diaphanum está haciendo un notable esfuerzo en desarrollo interno para ofrecer un asesoramiento real de cartera en asignación a íliquidos.

En este sentido, Cloquell apunta que “la clave es contar con una foto global de la asignación a ilíquidos en cuanto a compromisos, distribuciones o desembolsos de los clientes, y no limitarse solamente a la información periódica sobre la evolución de un proyecto en concreto. Aquí reside la mayor complejidad y supone un reto, pero también una oportunidad”.

Llegar a más capas de inversores

Leonardo Fernández, director del Canal Intermediario de Schroders, aporta una visión diferente en el debate acerca de la conveniencia de reducir el listón mínimo para invertir en capital riesgo, que -recuerda- tiene ciertas condiciones para los minoristas, como haber recibido una recomendación personalizada de un intermediario que le preste el servicio de asesoramiento.

“La rebaja del umbral mínimo a 10.000 euros me parece muy interesante, conceptualmente. Si necesitas 100.000 euros para invertir en un vehículo español, como FCR o ECR, y quieres diversificar por distintos activos y añadas, las carteras pueden llegar a alcanzar los 5 o 10 millones de euros”, indica Fernández.

“La democratización consiste en llegar a las capas de clientes que hasta ahora no tenían acceso a estas soluciones, algo que se consigue reduciendo el listón de entrada porque permite bajar los niveles de las carteras”, añade.

El quid de la cuestión, según el director del Canal Intermediario de Schroders, es que el cliente de medio millón de euros entienda igual que uno de 5 millones lo que supone la inversión en estos activos, por lo que el asesoramiento es fundamental.

Desafíos administrativos

Por otro lado, Fernández también hace referencia a los desafíos administrativos que suponen los procesos de suscripción de estos fondos, que pueden ser confusos y complicados. La gestora británica da respuesta a estos retos, por un lado, intentando usar cuentas ómnibus y, por otro, ofreciendo soluciones ‘pay in’ para retirar el capital como en cualquier fondo tradicional, en lugar de optar por capital calls a lo largo de varios años, algo que simplifica la gobernanza y la carga administrativa.

“Esta última opción puede suponer un sacrificio de rentabilidad, calculamos que entre un 1% y un 2% de la TIR, pero cuando hablamos de tasas de retorno del 10-15% puede ser asequible, siempre que se llegue a capas nuevas de inversores, bien porque antes no podían acceder a este tipo de soluciones o porque la firma internamente no era capaz de gestionar un número tan elevado de clientes”, añade.

El papel del asesor

José Cloquell (Diaphanum Valores) sostiene que la inversión en este tipo de activos en España se ha centrado hasta ahora en el puro producto, pero ya hay que adoptar una visión más de cartera, donde es fundamental el papel de un asesor profesional con larga experiencia en ilíquidos para planificar el largo plazo. Desde el punto de vista operativo exige un esfuerzo mayor, incluso una labor de artesanía, pero es necesario, en su opinión.

En este contexto, subraya la importancia de la formación, no solo de los clientes, sino también de los banqueros y asesores, para evitar también la tentación de dar entrada a inversores por una serie de incentivos, en contra de sus beneficios y sin que sea consciente de dónde está invirtiendo y si va a poder disponer de su capital o no en un largo periodo de tiempo.

Las conversaciones aún no son sofisticadas

Para Gallastegui (Santander Private Banking) queda mucho por hacer en materia de formación. “Distinguiría entre dos bloques. Por un lado, el cliente institucional, con el que puedes hablar de diferentes estrategias en ilíquidos. Y, por otro, el cliente no profesional minorista -que es el mayoritario en España-, con el que este tipo de conversaciones más sofisticadas aún no se tienen”, apunta.

“Hay que avanzar más en la formación del cliente y de los banqueros. Los ilíquidos abarcan además un amplio universo, no solo es el private equity, son infraestructuras, real estate, crédito privado, etc.”, afirma Gallastegui; quien destaca, en este sentido, las particularidades del mercado español, donde tradicionalmente la exposición a ilíquidos se centra en el real estate y el principal activo de este segmento en las carteras es el private equity.

Déficit de formación de los banqueros

Díez (Singular Bank) coincide en la importancia de ahondar en la educación y atribuye las dificultades que se encuentran en el mercado español para colocar entre los inversores private credit u otras estructuras ilíquidas diferentes al capital privado real estate y más complejas a un déficit en la formación.

“Cuando el banquero se reúne con el cliente para hablarle de un producto, debe estar muy seguro de lo que está diciendo, tiene que ser capaz de transmitirlo de la forma más sencilla posible y de responder a cualquier duda que le plantee. Y eso en España, en líneas generales, aún no es así. No todos nuestros banqueros cuentan con esa formación y eso es un hándicap. Todas las entidades deben hacer un esfuerzo en formar adecuadamente, porque no solo es comercializar el producto, sino hacer el seguimiento”, advierte.

Avanzar en transparencia

El director del Canal Intermediario de Schroders también resalta la relevancia del seguimiento en los productos de private equity, algo que se pone de manifiesto en el Estudio de Inversión Institucional de 2022 de Schroders, donde la segunda preocupación de los clientes encuestados, después de las valoraciones, es la falta de información o transparencia de las gestoras.

“Es un tema complejo, porque disponer de más información puede suponer un desafío, pero tendríamos que trabajar en ello e intentar crear un marco más transparente y con mayor especialización”, añade Fernández.