Descubriendo el Aegon Global Equity Income: la búsqueda de flujos de dividendos sostenibles y crecientes

Iain Snedden. Foto cedida (Aegon AM)

Para una mejora de la renta variable sólida habrá que esperar hasta la segunda mitad del año, cuando se produzca esa posible pausa en las subidas de tipos de los bancos centrales. Pero hasta entonces, los inversores tendrán que llevar el cinturón de seguridad bien abrochado y estar preparados para episodios de gran volatilidad. Y para estabilizar las carteras en esta montaña rusa, según Iain Snedden, especialista de productos de renta variable de Aegon AM, la estrategia ganadora es centrarse en empresas de calidad que puedan pagar dividendos estables a lo largo del tiempo.

"Una noticia positiva es que gran parte de esta volatilidad ya está descontada. Sin embargo, uno de los elementos clave es que asistiremos a una nueva rebaja de las expectativas de beneficios empresariales, que siguen siendo demasiado elevadas en relación con las tasas de crecimiento, y, en consecuencia, a un aumento de la volatilidad", advierte. Las empresas más expuestas a este recorte serán las que más sufran. Pero en la segunda mitad del año, coincidiendo con una posible pausa en las subidas de tipos, se darán las condiciones para un rebote más sostenido de la bolsa, afirma en una entrevista con FundsPeople.

Dónde encontrar oportunidades

Utilizando un cuidadoso análisis fundamental bottom-up, el equipo de gestión del Aegon Global Equity Income Fund, con el Rating FundsPeople 2023, selecciona los valores de la cartera sin ningún sesgo sectorial o regional. A la hora de identificar empresas, se centra en la calidad, que se traduce en sólidos beneficios y flujo de caja libre, poder de fijación de precios y bajos niveles de deuda neta en el balance.

Manteniendo este enfoque como punto de partida, hay, sin embargo, algunos temas de mercado en el radar del gestor que podrían influir en el rendimiento de las empresas. El primero es la reapertura de China. "Espero una situación similar a la que se produjo en EE.UU. y Europa cuando se eliminaron las restricciones impuestas por la pandemia, con un aumento del consumo debido a los altos niveles de ahorro acumulados durante los cierres", explica Snedden.

Tres ideas

Por el contrario, el sector energético no brillará tanto como en 2022, prevé, en un momento en el que parecen haberse normalizado los repuntes de los precios de las materias primas energéticas registrados el año pasado. "Estas empresas han anunciado beneficios por las nubes. Será difícil mantener estos resultados con la caída de los precios de la energía", analiza.

Conectada con la cuestión energética está la suerte de Europa, que se enfrenta a una crisis energética. Sin embargo, el Viejo Continente se encuentra en mejor situación de lo esperado, gracias a unos precios del gas que se han estabilizado progresivamente y a un invierno más suave. "Se ha evitado una situación realmente grave", admite Snedden, "además, debido a que en 2022 se pusieron a prueba las valoraciones, Europa es ahora un mercado relativamente barato con empresas de calidad", prosigue.

Otro tema del momento es el sector tecnológico. Tras la imparable racha de 2020 y 2021, el año pasado las empresas tecnológicas growth fueron de las más castigadas por el nuevo entorno de subida de tipos. Snedden admite que la tecnología está pasando apuros, pero insta a distinguir entre las distintas empresas que componen un sector muy diverso. Las valoraciones solían ser muy altas y han bajado considerablemente. Ahora siente que los precios son más razonables. En particular, ve oportunidades en los semiconductores. "Empresas como TSMC y Samsung están empezando a ver el final de la fase bajista del ciclo de los chips y están bien posicionadas para la segunda mitad del año", defiende.

Descubriendo el Aegon Global Equity Income

El Aegon Global Equity Income Fund invierte en una cartera de alta convicción de 30-50 empresas que pueden proporcionar flujos de dividendos sostenibles y crecientes. Además, la rotación de las empresas de la cartera es muy baja. “Adoptamos un enfoque a largo plazo y somos inversores pacientes. Por lo general, compramos y vendemos un número reducido de empresas", comenta Snedden.

Por eso, en consonancia con su filosofía de inversión, no han realizado cambios radicales en el último año. El posicionamiento del fondo es en gran medida el mismo que en el pasado. A finales de diciembre, el sector con mayor asignación era el financiero. "Los tipos altos son un buen impulso para los bancos, ya que aumentan sus márgenes operativos. Pero siempre seguimos siendo selectivos, para evitar los valores con más dificultades para los balances", asegura el gestor. De especial interés para el equipo es el sector asegurador europeo, con empresas como Allianz y Zurich. Los valores financieros asiáticos también están en el punto de mira, incluido el DBS Bank de Singapur. El sector con la segunda mayor asignación en el fondo es el de TI: "Como he dicho, esta posición no está formada por empresas tecnológicas de alto crecimiento y alta valoración, sino principalmente por valores de semiconductores", matiza.

Movimientos en la cartera

En el segundo semestre del año pasado, debido al entorno de subida de tipos y ralentización del crecimiento, el equipo gestor redujo la exposición cíclica de la cartera aumentando la parte más defensiva. Además, aumentaron las posiciones en empresas más inmunes al ciclo económico, por ejemplo en el sector sanitario. Para protegerse de las caídas, invirtieron en dos empresas de telecomunicaciones, una canadiense y otra indonesia. "El aspecto interesante de estas dos empresas es la demografía de los mercados en los que operan: donde el crecimiento demográfico es mayor, las posibilidades de que aumenten los usuarios y su mercado son mayores", argumenta.

"Buscamos empresas de calidad que aspiren a generar dividendos a lo largo del tiempo para beneficiarnos del efecto de crecimiento compuesto de los beneficios", reitera el experto. "Contrariamente a lo que cabría esperar en un entorno de ralentización del crecimiento, el dividendo global repartido por las empresas debería seguir aumentando en 2023, tras el máximo histórico que ya se ha alcanzado en los dos últimos años a raíz del rebote post-Covid", afirma. En su opinión, esto confirma la necesidad de invertir en empresas que reparten dividendos para aportar estabilidad y menor beta a las carteras en un entorno que promete ser volátil.