Desde su lanzamiento en 2003, el Sifter Fund, único fondo de esta gestora finlandesa, ha generado una rentabilidad anualizada del 10%. Nos sentamos con Santeri Korpinen, CEO y gestor, para hablar sobre el proceso de inversión Stocksifter.
Santeri Korpinen afirma que solo toma cinco grandes decisiones al año. De ellas, las más importantes parael consejero delegado de la finlandesa Sifter Fund son precisamente las que le ayudan a determinar cuándo decir que no a una tesis de inversión. Es algo a lo que se han tenido que enfrentar mucho en estos últimos años. “Los dos últimos ejercicios han sido bastante difíciles para los gestores activos porque las valoraciones, especialmente las de las empresas tecnológicas estadounidenses, están por las nubes”, explica.
Ha sido una posición complicada, reconoce. “Psicológicamente, no te sientes ganador porque los grandes valores siguen liderando las subidas, pero la disciplina psicológica y el trabajo en equipo son más importante para nosotros”, defiende en una reciente entrevista en las oficinas de ACCI, quienes llevan la distribución en exclusiva del fondo desde el pasado septiembre.
Para el también gestor del Sifter Fund, lo más importante es mantenerse fiel a la estrategia. “Tenemos 22 años de track record consistente”, defiende el directivo. La gestora solo tiene un fondo de inversión: el Sifter Global. Es la estrategia donde el equipo gestor, compuesto por cuatro profesionales y liderado también por Korpinen, canalizan sus esfuerzos. El equipo cuenta además con el apoyo de un Comité de Inversiones donde se sienta el fundador. Desde su lanzamiento en 2003 el fondo ha generado una rentabilidad anualizada del 10%.
Un equipo de ingenieros para un proceso disciplinado
Korpinen defiende el trabajo en equipo, la ausencia de un gestor estrella, como una de las claves de su longevidad. “El fondo se ha testado contra múltiples crisis financieras, contra una pandemia, contra la corrección y posterior rally de las tecnológicas, pero cuando tienes una estrategia definida y un equipo que se ciñe a ella es más fácil llevar la presión en grupo”, afirma.
Es un estilo de gestión estructurado y orientado según el proceso. “Es nuestra naturaleza como ingenieros de profesión como somos la mayoría en el equipo gestor”, cuenta. El propio fundador de la filosofía de inversión de Sifter tiene un doctorado en ingeniería industrial.
Quién es Sifter Fund
Fundada en 2003 por el Dr. Hannes Kulvik, padre de la inversión quality nórdica, siempre ha operado bajo una filosofía basada en la búsqueda de compañías de calidad a nivel global con un modelo de negocio estable y unos resultados predecibles. Para identificar esos 25-30 nombres que componen la cartera se sirven del Stocksifter, su herramienta propia que filtra las 65.000 compañías cotizadas en el mundo en base a sus 20 criterios. El resultado es un universo de inversión de apenas el 5% del original. “Es más un proceso de eliminación. A partir de ahí podemos dedicar el tiempo y los recursos donde verdaderamente aportamos valor: el análisis”, explica Korpinen.
Tras el filtrado sistemático el equipo gestor busca entender el modelo de negocio de una compañía. ¿Cómo genera sus beneficios? ¿Cuáles son sus ventajas competitivas? ¿Tiene algo que en el corto plazo sus competidores no puedan batir? En esencia, buscan un modelo de negocio único, pensando en un horizonte de valoración a cinco años. Este es un proceso que típicamente lleva unas seis a ocho semanas y que luego se ha traducido históricamente en un periodo medio de tenencia largo de una posición.
Bajo la filosofía Sifter, el equipo gestor está dispuesto a aceptar una valoración más exigente si pueden ver la tesis a cinco años, pero lo que sí es imprescindible es tener esa visibilidad, predictibilidad en los resultados. Esa diferencia es la que los ha llevado a invertir en compañías como Costco o Taiwam Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), pero no en NVIDIA, donde se les hace difícil ver un crecimiento anual del 20-30% como descuenta actualmente el mercado.
Una cartera diferente
Así, ese foco en la gestión activa significa que el equipo gestor no dudará en tener una cartera diferente al mercado. Ejemplo de ello es que actualmente están infraponderados en Estados Unidos. La razón principal no es que no encuentren negocios realmente buenos en EE.UU., sino que consideran que las cotizaciones actuales son demasiado altas para su criterio. “Y a pesar de que la UE y la economía de la Unión Europea no va tan bien podemos encontrar negocios hermosos y extremadamente buenos”, explica.
Cuando se trata de la IA, su reacción instantánea es que hay demasiado bombo y platillo, pero al mismo tiempo, reconoce que será una revolución mucho más rápida de lo que fue Internet. “Creo que habrá una adaptación más rápida para utilizar y aplicar la IA, ya sea para las cosas industriales o para el consumidor de negocios o cualquier otra aplicación, pero es realmente difícil ver cómo se va a monetizar. Permitirán procesos de I+D más rápidos y demás, pero, ¿es suficiente? Eso es algo que está por ver”, plantea
Así, Korpinen prefiere no ser avaricioso al invertir en inteligencia artificial. Es algo que siempre intentan ser conscientes cuando toman decisiones de inversión. “¿Queremos seguir al rebaño para lograr el siguiente 30% de revalorización? ¿O estamos dispuestos a sufrir una corrección del 30% si la compañía tenía una valoración demasiado exigente? En la mayoría de los casos preferimos ser aversos a ese tipo de riesgos”, afirma. Es la cultura Sifter: no seguir el rebaño e invertir en retornos predecibles.