Deuda corporativa emergente: apuntes sobre la estructura del mercado y actualización de la clase de activo

Mapa, emergentes
jmerelo, Flickr, Creative Commons

La deuda corporativa emergente fue una de las apuestas más rentables dentro del universo de deuda durante al año pasado. Tras un difícil comienzo de año, se ha vuelto a recuperar desde febrero, con rendimientos a la baja y estrechamiento de los diferenciales. Se trata de una clase de activo que no ha parado de crecer y desarrollarse en los últimos años, gracias al creciente apetito de los inversores y a la mejora de los gobiernos corporativos de las empresas del mundo emergente. De hecho, en febrero las empresas emergentes emitieron deuda por valor de 27.200 millones de dólares; según cálculos de Aberdeen, si se le suma los 21.000 millones ya emitidos en enero, “es el mayor ritmo de emisiones desde 2013”.

Aun así, el endeudamiento neto de los emergentes es inferior al estadounidense y el europeo (ver gráfico). “Las perspectivas varían mucho entre las diferentes regiones de los mercados emergentes, pero estas naciones son la sede de algunas de las empresas de más rápido crecimiento a nivel global y hay diversos motivos para que los inversores las consideren”, argumentan desde la firma escocesa.

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Sus expertos aportan otro gráfico ilustrativo: frente a la creencia extendida de que la deuda emergente es menos líquida, aportan los siguientes datos: la capitalización del mercado asciende a 1.841.000 millones de dólares, frente a los 303.000 millones del high yield europeo y los 1.329.000 millones del high yield estadounidense. “La creación del índice JP Morgan Corporate Emerging Markets Bond Index (CEMBI) en 2007 ha asegurado que la deuda corporativa de mercados emergentes se convirtiera en una clase de activo por derecho propio, más que un simple subsector dentro de la deuda de mercados emergentes”, comentan.

Actualmente, el 60% de las emisiones de deuda corporativa emergente tiene grado de inversión, una cifra superior a su comparable estadounidense. Esto implica que el mercado emergente es de mayor calidad, pero también que está menos expuesto al riesgo de impago. Según un informe de J.P.Morgan, la tasa de impago descenderá al 0,8% en 2017.

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Siete pautas para invertir en deuda emergente

En Investec, el equipo compuesto por Victoria Harling – líder de la estrategia de deuda corporativa emergente- y Tammy Lloyd, especialista de inversión, han realizado una serie de hallazgos importantes para invertir en la clase de activo, a partir de un análisis en profundidad de las emisiones de las 347 empresas no financieras presentes en el CEMBI. El estudio revela “un universo diverso, dinámico y en evolución, llenos de bonos emitidos por campeones nacionales de alta calidad con una resistencia demostrada y fuertes marcas globales”.

El primero de esos hallazgos es que los inversores deberían pensar en varias compañías emergentes como blue chips: “Las compañías emergentes más grandes son comparables en tamaño con las mayores compañías de EE.UU. y Europa. Son igual o más significativas para sus economías locales y para los mercados nacionales de renta variable como las grandes compañías estadounidenses”. Según el análisis, las compañías emergentes con grado de inversión presentan dos tercios del tamaño de sus comparables estadounidenses, aunque se constata que las compañías emergentes emisoras de deuda high yield presentan una escala superior a sus competidoras europeas y estadounidenses, según sus ingresos medios.

El segundo hallazgo de las expertas es que incluso las empresas emergentes que operan en mercados locales han encontrado formas de diversificar sus fuentes de ingresos. “Desde una perspectiva sectorial, descubrimos que las compañías industriales y de consumo han usado las exportaciones para reducir exposición a su mercado local. Petróleo, gas, metales y mineras suelen tener ingresos denominados en dólares, lo que vuelve a estos sectores menos dependientes de la macro local”, explican. En cambio, las telecos, tecnológicas y empresas de medios de comunicación son las más orientadas al mercado doméstico y han conseguido fuentes de diversificación a través de estrategias como fusiones y adquisiciones de empresas de otros países.

De hecho, la tercera conclusión del estudio es que las alianzas financieras entre países emergentes se ha vuelto clave para la financiación de estas empresas. “Muchas compañías emergentes han empleado bonos denominados en dólares para reemplazar préstamos caros y alargar los vencimientos. Aquellas que tienen ingresos en dólares procedentes de transacciones entre países y adquisiciones internacionales han encontrado en la financiación en dólares una coincidencia legítima”, detallan las expertas. Éstas añaden que algo más del 80% de las empresas en el mercado de bonos cotiza también en bolsa, “por lo que las compañías tienen más opciones de financiación y supervisión”. De hecho, la disponibilidad de más instrumentos de financiación ha contribuido a que la tasa de empresas emergentes que se financian en dólares cayera un 70% respecto a los máximos interanuales de emisión de deuda en esta modalidad.

El análisis también subraya la alta diversidad del universo corporativo, “que permite a los inversores gestionar sus riesgos al elegir aquellas compañías y sectores en los que quieren centrarse”. Ponen como ejemplo a las empresas exportadoras que se pueden beneficiar de la debilidad de la divisa local, las empresas de transporte con exposición al comercio internacional o a los fabricantes de cemento que estén posicionados de cara a la recuperación económica del mercado local.

Qué pasa con la Fed

La Reserva Federal volvió a subir los tipos de interés la semana pasada. Los expertos consideran que los emergentes podrán absorber bien esta subida; de hecho, los emergentes han experimentado un rally en los últimos siete días, tras la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC). Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, recuerda que “desde 1990, de hecho, el índice MSCI Emerging Markets ha batido de media al S&P 500, el Stoxx 600 y el Nikkei durante periodos en los que los tipos estadounidense subieron significativamente”.  

En Aberdeen analizan el comportamiento de la deuda emergente en el periodo 2004-2066, cuando la Fed subió tipos en 425 puntos básicos: “Tras la primera reacción ante el escenario de subida de tipos, la Renta Fija Emergente vivió un periodo de contracción de diferenciales sostenido, terminando 2006 en 181 puntos básicos frente al treasury”.

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