Perspectivas macroeconómicas globales
En Dexia AM se muestran moderadamente optimistas con la situación económica global. Esta semana organizaron una presentación de sus perspectivas macroeconómicas en Madrid, a cargo de sus economistas y estas son las principales conclusiones, según una nota remitida por la gestora.
Tras una crisis económica y financiera de gran magnitud, el crecimiento mundial comienza a dar signos de recuperación. En los países emergentes – en Asia sobre todo- ciertas políticas presupuestarias y monetarias expansivas han permitido volver a una senda positiva. La fuerte caída del precio del petróleo también ha contribuido al mencionado repunte de la actividad.
En los Estados Unidos, los sectores económicos muestran una actividad dispar. El mercado inmobiliario residencial está en vías de estabilización, aunque la presión sobre precios va a continuar. En los próximos trimestres, las exportaciones, así como las inversiones en equipo seguirán aumentando. Sin embargo, la clave de una recuperación sostenible reside en el comportamiento de los hogares. Hasta ahora, las ayudas fiscales y la subida en la Bolsa han evitado una contracción demasiado importante del consumo en un periodo en el que los hogares reducían su deuda. Las nuevas creaciones de empleo deberían tomar el relevo. En total, la hipótesis de recuperación prevista hace seis meses (es decir, un crecimiento cercano al 3% en 2010) parece confirmarse. A pesar del arranque de la creación de empleo previsto, el mercado laboral, medido por la tasa de paro, seguirá deprimido durante mucho tiempo. En un entorno de inflación contenida, la Reserva federal seguirá adoptando políticas expansivas y los tipos de interés a 10 años no deberían superar el 4% a principios de 2011. La principal incertidumbre actualmente depende del plazo y la magnitud de la consolidación fiscal futura.
En la zona euro, la recuperación también ha ganado cierto vigor… aunque sea muy desigual en función de los países. Las exportaciones han vuelto a ser el motor y, a lo largo de los próximos meses, deberían beneficiarse de un euro más débil y del nuevo arranque de las economías de Europa central y del Este. Si no se produce un nuevo descenso de la confianza, las empresas deberían retomar la inversión en bienes de equipo al tiempo que el empleo se estabilizaría. En el lado negativo, el consumo se mantendría poco dinámico. Además, se ha llegado al límite a nivel de la transferencia de necesidades de financiación del sector privado al sector público con lo que una consolidación fiscal se ha convertido en algo necesario.
No obstante, aunque la situación fiscal en la zona, considerada en su conjunto, no es dramática, estas últimas semanas han mostrado que la solidaridad en el seno de la Unión no está todo lo consolidada que sería deseable. El mecanismo de estabilización anunciado por fin a principios de mayo debería dar tiempo a los gobiernos para mostrar su determinación a la hora de reequilibrar sus presupuestos. Eso no quiere decir que no haya « riesgos de ejecución » y no se puede excluir la posibilidad de que las restricciones presupuestarias resulten excesivas.
En la medida en que la caída del euro permitiría amortizar, al menos en 2011, una restricción presupuestaria importante, el principal riesgo es una crisis de confianza. Si se elimina éste último, el crecimiento de la zona euro debería ser superior al 1% en 2010 y acelerarse hacia el 2% en 2011. Como la inflación es débil y la política monetaria expansiva, los tipos de interés de los bonos del Gobierno alemán a 10 años seguirían por debajo del 4% a principios de 2011.