Dinero barato

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Arca

Dos años después, la recuperación europea no termina de cristalizar, y la prensa especializada del Viejo Continente, comienza a señalar de manera insistente que más que propósitos, espaldarazos o promesas lo que se necesita es una inyección abundante y barata de recursos que destranque el juego. En pocas palabras, lo que se está pidiendo no es ni más ni menos que la versión europea del Quantitaive Easing (QE). Programa inventado por los ingleses, y desarrollado a su máxima expresión por EE.UU. y Japón. Donde, como es sabido, los bancos centrales expanden sus balances mediante la compra de títulos de los gobiernos soberanos, así como hipotecarios con el propósito de hacer bajar las tasas de interés, obligando a los inversionistas a buscar mayores rendimientos a través de la compra de activos de mayor riesgo bien sea en los mercados financieros o través de la inversión directa en nuevos negocios.

La promesa del QE es que con tasas de interés más bajas se estimula el desapalancamiento financiero de empresas y familias. No olvidemos que una de las características más importantes de la última crisis financiera internacional se dio en un contexto de alto endeudamiento del sector privado, y hasta que estos niveles de deuda no se reduzcan a montos más manejables, no habrá un crecimiento significativo. Pues el dinero que se usa para reducir deuda, en otras circunstancias se usaría para consumir o invertir.

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